Suplementos
De paseo por el corazón de la ciudad
Extrañezas y fenómenos del mundo, al lado de famosos inmortalizados en cera atraen las miradas de cientos de curiosos
GUADALAJARA, JALISCO (07/ENE/2012).- “He viajado a 201 países y lo más extraño que vi fue el hombre”, quizá suene exagerado, pero Robert Ripley dejó un vasto legado que justifica su percepción.
Y es que conoció gente que lleva toda posibilidad física, por más remota que sea, al extremo: hombres pequeños, gordos, flexibles, perforados, torturados, creativos, amorfos y costumbres que van más allá de lo creíble. Todo eso, lo inimaginable, decidió compartir con el mundo en cómics, programas de televisión y museos famosos alrededor del mundo con su apellido: Ripley, inseparable de la leyenda “¡aunque usted no lo crea!”.
En la calle Morelos 215, en pleno centro de Guadalajara, está la sede de Ripley y lo increíble, así como el Museo de Cera que recrea la anatomía de los famosos en México y el mundo. Entrar al primero… podría encoger vísceras hasta del más estoico y poner a prueba la lógica del más perspicaz.
Cincuenta pesos y adelante, en el museo de lo increíble lo recibe una representación de tamaño real de Robert Madlow, el hombre que con sus dos metros 70 de altura se ostenta como el más alto del mundo. Hay que tener bien alta la autoestima, pues junto a él cualquiera se podría sentir pequeño.
También da la bienvenida la parisina Torre Eiffel de más de dos metros de alto, manufacturada sólo con palillos para dientes, en un color de madera natural que contrasta con la espectacularidad visual de la original, pero el mérito, claro está, no va por ahí.
Entonces viene la primera prueba mental: cruzar un pequeño puente que lleva al resto de las salas, parece sencillo a pesar de la lona de colores que la rodea y no deja de girar, pero justo ahí radica el desafío…
Una vez que lo cruzó, entonces está preparado para conocer el resto de los excéntricos descubrimientos de Ripley. La experiencia resulta ilustrativa e interactiva, es posible encontrar lo impensable, tanto por asombroso como por simple.
Sucesos extraordinarios de culturas lejanas están presentes. Por ejemplo: las mujeres Ubangi de la tribu de Sara en Chad, África, a quienes les perforan los labios cuando jóvenes y con ayuda de expansores de madera –para hacerlas más atractivas– llegan a alcanzar la dimensión de un plato grande.
O el hombre unicornio, fotografiado por el mismo Robert Ripley en China, quien forma parte de los fenómenos expuestos debido al cuerno de 33 centímetros que creció en la parte trasera de su cabeza; también acompañado por la mujer más gorda del mundo o el ya conocido Avelino Pérez Matos, famoso por esa rara capacidad para sacar los ojos de sus cuencas y regresarlos a la normalidad.
Colecciones extrañas, poco usuales y malformaciones genéticas ilustradas con fotografías reales y una réplica de la atracción en tamaño real, adornan los pasillos del museo, que lleva por distintas habitaciones ambientadas con sonidos que recrean el ambiente preciso.
El museo de los famosos inmortales
A un costado del museo de lo increíble está la entrada para el de los famosos inmortalizados en cera.
Distribuidas en 12 salas temáticas viven 120 figuras en tamaño aproximado de los personajes de todos los ámbitos que dejaron huella en el camino.
“Es cera de abeja el cuello, manos y cara de los personajes que no muestran otra parte del cuerpo; lo demás, el torso, brazos y piernas es de fibra de vidrio para que duren más, porque incluso se le permite al público tocar a los personajes”, refiere Anabel Molina Moreno, coordinadora de relaciones públicas, al referirse a la composición de las figuras.
Los rostros locales, nacionales e internacionales del mundo del espectáculo “abren” el museo: Eugenio Derbez y los exponentes locales de la canción ranchera, Vicente y Alejandro Fernández, saltan a la vista, éstos últimos vestidos con trajes que ellos mismos –los de carne y hueso– ofrecieron al museo.
En el mismo salón Michael Jackson, Shakira y el legendario luchador El Santo son las novedades, pero están bien acompañados por los clásicos Mario Moreno “Cantinflas”, Elvis Presley, Nicole Kidman, María Félix “La Doña” y más. Si no hubiesen muerto, algunos de ellos, seguramente sería difícil encontrarlos juntos en el mismo lugar y al mismo tiempo.
“Hay personal que todos los días los arreglan, los están retocando, los resanan, porque no faltan las personas que le dan el rasguñito para ver si es de cera”, dice Anabel.
“A María Félix hace poquito le acaban de retocar el maquillaje, la mandaron a peinar, le lavan su cabello, las uñas, el vestido se va a tintorería y al día siguiente la vuelven a poner”, y solo implica trasladar las figuras de cera al taller de reparación al interior del museo.
En los salones subsiguientes está la sala diplomática, donde se yerguen los ex presidentes de México, el actual y los de otras partes del mundo.
Tampoco puede faltar el área artística, donde figuran Frida Kahlo y Diego Rivera; los jerarcas de la Iglesia católica, los caudillos de la Independencia, el pabellón infantil con Plaza Sésamo, Harry Potter, el Chavo del ocho y más.
Pero las figuras de cera favoritas del museo están bien definidas: “Alejandro y Vicente (Fernández) les encantan sobre todo a las mujeres, pero al público en general (le gusta) El chavo del ocho. Ahora en los Panamericanos vinieron de Venezuela y otros lugares y para ellos el Chavo del ocho fue el mejor, gente de Brasil, de Bolivia, de todos lados se quedaron de ‘¡wow!’”, dice la coordinadora.
Después de todo el recorrido, de los fenómenos, objetos curiosos y extrañezas, podría replantearse la afirmación inicial de Robert Ripley, ¿está de acuerdo con él?
El dato
Gracias a la prehistoria
La exposición de Dinosaurios Animatronics asentada en Plaza de la Liberación también le ha beneficiado al museo, pues al hacer fila para ingresar muchos se percatan de éste y se dan una vuelta.
Museo de Cera y Ripley, el museo de lo increíble / Abiertos todos los días de 11:00 a 20:00 horas/ Entrada a ambos espacios cuesta 90 pesos adultos y 70 niños; para uno solo, el acceso tiene un costo de 50 pesos
Y es que conoció gente que lleva toda posibilidad física, por más remota que sea, al extremo: hombres pequeños, gordos, flexibles, perforados, torturados, creativos, amorfos y costumbres que van más allá de lo creíble. Todo eso, lo inimaginable, decidió compartir con el mundo en cómics, programas de televisión y museos famosos alrededor del mundo con su apellido: Ripley, inseparable de la leyenda “¡aunque usted no lo crea!”.
En la calle Morelos 215, en pleno centro de Guadalajara, está la sede de Ripley y lo increíble, así como el Museo de Cera que recrea la anatomía de los famosos en México y el mundo. Entrar al primero… podría encoger vísceras hasta del más estoico y poner a prueba la lógica del más perspicaz.
Cincuenta pesos y adelante, en el museo de lo increíble lo recibe una representación de tamaño real de Robert Madlow, el hombre que con sus dos metros 70 de altura se ostenta como el más alto del mundo. Hay que tener bien alta la autoestima, pues junto a él cualquiera se podría sentir pequeño.
También da la bienvenida la parisina Torre Eiffel de más de dos metros de alto, manufacturada sólo con palillos para dientes, en un color de madera natural que contrasta con la espectacularidad visual de la original, pero el mérito, claro está, no va por ahí.
Entonces viene la primera prueba mental: cruzar un pequeño puente que lleva al resto de las salas, parece sencillo a pesar de la lona de colores que la rodea y no deja de girar, pero justo ahí radica el desafío…
Una vez que lo cruzó, entonces está preparado para conocer el resto de los excéntricos descubrimientos de Ripley. La experiencia resulta ilustrativa e interactiva, es posible encontrar lo impensable, tanto por asombroso como por simple.
Sucesos extraordinarios de culturas lejanas están presentes. Por ejemplo: las mujeres Ubangi de la tribu de Sara en Chad, África, a quienes les perforan los labios cuando jóvenes y con ayuda de expansores de madera –para hacerlas más atractivas– llegan a alcanzar la dimensión de un plato grande.
O el hombre unicornio, fotografiado por el mismo Robert Ripley en China, quien forma parte de los fenómenos expuestos debido al cuerno de 33 centímetros que creció en la parte trasera de su cabeza; también acompañado por la mujer más gorda del mundo o el ya conocido Avelino Pérez Matos, famoso por esa rara capacidad para sacar los ojos de sus cuencas y regresarlos a la normalidad.
Colecciones extrañas, poco usuales y malformaciones genéticas ilustradas con fotografías reales y una réplica de la atracción en tamaño real, adornan los pasillos del museo, que lleva por distintas habitaciones ambientadas con sonidos que recrean el ambiente preciso.
El museo de los famosos inmortales
A un costado del museo de lo increíble está la entrada para el de los famosos inmortalizados en cera.
Distribuidas en 12 salas temáticas viven 120 figuras en tamaño aproximado de los personajes de todos los ámbitos que dejaron huella en el camino.
“Es cera de abeja el cuello, manos y cara de los personajes que no muestran otra parte del cuerpo; lo demás, el torso, brazos y piernas es de fibra de vidrio para que duren más, porque incluso se le permite al público tocar a los personajes”, refiere Anabel Molina Moreno, coordinadora de relaciones públicas, al referirse a la composición de las figuras.
Los rostros locales, nacionales e internacionales del mundo del espectáculo “abren” el museo: Eugenio Derbez y los exponentes locales de la canción ranchera, Vicente y Alejandro Fernández, saltan a la vista, éstos últimos vestidos con trajes que ellos mismos –los de carne y hueso– ofrecieron al museo.
En el mismo salón Michael Jackson, Shakira y el legendario luchador El Santo son las novedades, pero están bien acompañados por los clásicos Mario Moreno “Cantinflas”, Elvis Presley, Nicole Kidman, María Félix “La Doña” y más. Si no hubiesen muerto, algunos de ellos, seguramente sería difícil encontrarlos juntos en el mismo lugar y al mismo tiempo.
“Hay personal que todos los días los arreglan, los están retocando, los resanan, porque no faltan las personas que le dan el rasguñito para ver si es de cera”, dice Anabel.
“A María Félix hace poquito le acaban de retocar el maquillaje, la mandaron a peinar, le lavan su cabello, las uñas, el vestido se va a tintorería y al día siguiente la vuelven a poner”, y solo implica trasladar las figuras de cera al taller de reparación al interior del museo.
En los salones subsiguientes está la sala diplomática, donde se yerguen los ex presidentes de México, el actual y los de otras partes del mundo.
Tampoco puede faltar el área artística, donde figuran Frida Kahlo y Diego Rivera; los jerarcas de la Iglesia católica, los caudillos de la Independencia, el pabellón infantil con Plaza Sésamo, Harry Potter, el Chavo del ocho y más.
Pero las figuras de cera favoritas del museo están bien definidas: “Alejandro y Vicente (Fernández) les encantan sobre todo a las mujeres, pero al público en general (le gusta) El chavo del ocho. Ahora en los Panamericanos vinieron de Venezuela y otros lugares y para ellos el Chavo del ocho fue el mejor, gente de Brasil, de Bolivia, de todos lados se quedaron de ‘¡wow!’”, dice la coordinadora.
Después de todo el recorrido, de los fenómenos, objetos curiosos y extrañezas, podría replantearse la afirmación inicial de Robert Ripley, ¿está de acuerdo con él?
El dato
Gracias a la prehistoria
La exposición de Dinosaurios Animatronics asentada en Plaza de la Liberación también le ha beneficiado al museo, pues al hacer fila para ingresar muchos se percatan de éste y se dan una vuelta.
Museo de Cera y Ripley, el museo de lo increíble / Abiertos todos los días de 11:00 a 20:00 horas/ Entrada a ambos espacios cuesta 90 pesos adultos y 70 niños; para uno solo, el acceso tiene un costo de 50 pesos