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Cortina d'Ampezzo, un paraíso italiano

El valle, esculpido caprichosamente por la naturaleza, maravilla a turistas, amantes de la adrenalina y estrellas de cine

GUADALAJARA, JALISCO (22/MAR/2015).- Cortina d’Ampezzo, en el Norte de Italia, es una población cercana los Alpes —en un valle del centro de cordillera de las Dolomitas, de la región de Véneto— que debe su fama a sus espectaculares paisajes naturales y pistas de esquí; ha sido, desde hace mucho tiempo, una meta para los aficionados a la montaña, el deporte y la diversión, además de ser un destino obligado para personajes de la farándula, atraída por su prestigio como foro cinematográfico y la calidad de su vida mundana, sobre todo en invierno.

De hecho, esta comunidad fue sede de las Olimpiadas de Invierno en 1956 pero, célebre por sus pistas de esquí, su reconocimiento internacional de hoy día lo debe en parte a que desde hace más de 50 años ha sido el sitio elegido para el rodaje de películas de éxito mundial, como “The Pink Panther” (1963), de Blake Edwards, “For your eyes only” (1981) —de la saga protagonizada por James Bond— o “Clifhanger” (1993), con Sylvester Stallone.

Con todo, situada en un valle, la población está rodeada por bosques y altas montañas únicas en su tipo debido a los tonos rosados de la roca; así son reconocidas las cimas del Antelao, el Sorapiss, la Croda da Lago, la Croda Rossa, las Tofane y el Cristallo, o la muralla natural del Pomagagnon. Es tal su atractivo que esta sección de los Alpes fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 2009, con una zona de protección de casi 136 mil hectáreas.


Cruce de culturas

Aunque no se conoce la fecha precisa de su fundación, el lugar formó parte de Austria desde 1511, en una región conocida como el Tirol, lo que cambió en 1919, cuando se disolvió el Imperio Austrohúngaro; ya integrada a la Región Norte de Italia, pasó a la Región de Véneto en 1923, en la provincia de Belluno, a diferencia de la mayor parte de los “nuevos” territorios que se adhirieron a la región de Trentino-Alto Adigio.

A Cortina d’Ampezzo se le conoce popularmente como “la perla de las Dolomitas”, título que se le dio después de 1956, cuando hospedó las olimpiadas; ahora, quizá el más famoso de sus habitantes fue el alpinista italiano Lino Lacedelli, que en 1954 escaló por vez primera la segunda montaña más grande del mundo, el K2 (visitantes famosos le sobran, desde Peter Sellers hasta Roger Moore).

Imperio del esquí


En cuanto a su oferta turística, se encuentra bien definida. Con 400 kilómetros de pista para esquiar (a los que se debe agregar el circuito Dolomiti Superski, que incluye más de diez valles y mil 200 kilómetros de pistas), Cortina tiene su mercado perfectamente localizado y, por ello, sus visitantes abarrotan las zonas dedicadas a este deporte (Faloria, el Cristallo, el Pocol-Tofana y las Cinque Torri —Cinco Torres—).
Con todo, eso no significa que se trate de los únicos itinerarios de interés, porque en la comunidad se ofrecen también recorridos de esquí “temáticos”, como el ‘Skitour Olympia’, que recorre donde tuvieron lugar competiciones olímpicas en 1956, o el ‘Giro della Grande Guerra’, que permite visitar galerías y lugares construidos durante la Primera Guerra Mundial. Los paisajes nevados hacen que las excursiones (con raquetas de nieve) sean frecuentes, además de la práctica del esquí de fondo.

No todo es invernal en Cortina, también en verano existen múltiples opciones para descansar, practicar deporte y divertirse. Con más de 300 kilómetros de senderos, no son pocas las opciones para paseos, que pueden ser desde visitas a los bosques como acercarse a las cimas de mayor belleza. Entre los deportes de verano se encuentran el golf, la equitación, el ciclismo de montaña y el alpinismo, pero puede practicarse rafting, kayak, canoa o ‘taxi-bob’ (o bobsled con ruedas, en pista).

Otro atractivo de la zona es hacer una excursión al Parque Natural de las Dolomitas de Ampezzo, uno de los sitios naturales más impresionantes para apreciar la naturaleza y el paisaje montañoso, para lo cual se cuenta con ocho ferrovías y seis senderos, con la posibilidad de alojarse en cualquiera de los once refugios alpinos que se ubican en el parque y las cercanías.

Comercio y gastronomía

Si el turista es exigente, basta recordarle que en la localidad se hallan más de 250 tiendas donde se puede encontrar lo mejor de la alta moda italiana, lo mismo que obras de artesanía locales, piezas de arte, joyas y antigüedades, en especial en ‘Corso Italia’, una de las calles más famosas del país para realizar compras, siempre atestada de visitantes atraídos por los escaparates, los cafés y diseñadores que ahí han establecido sus locales.

Hay que hablar además de de la cocina de Ampezzo, influida enormemente por la tradición tirolesa, tanto que muchos platos típicos presentan todavía sus nombres originales en alemán; entre los más conocidos figuran los “canederli”, una suerte de pedacería de pasta que se combina con pan rallado, y los “casunziei”, ravioles triangulares rellenos de brocolletis rojos o papas, aderezados con mantequilla y deliciosas semillas de amapola.

SABER MÁS

¿Cómo llegar?

Si bien Cortina d’Ampezzo no está muy cerca de Roma ni Milán, sí se halla a sólo 44 kilómetros de la frontera austriaca y la separan de Venecia 162 kilómetros; de este modo, quien viaje en tren puede hacer uso de la ruta Sta. Lucía-Calalzo di Cadore (de donde se toma un autobús a las montañas), o la Fortezza-Dobbiaco (igual hay que tomar un autobús extra-urbano).

Por otra parte, en avión no es cosa complicada porque hay vuelos diarios –de Cortina Express– que unen Cortina d’Ampezzo con el aeropuerto de Venecia (aunque hay que prever y reservar siempre); si se usa el coche es otra cuestión, desde el Sur se toma la autopista A27, desde Mestre hasta Pian di Vedoja (Belluno), con acceso a la estatal 51 de Alemagna; desde el Norte, por la autopista A22 del Brennero se ubica la salida de Bressanone y de ahí se accede a la estatal, dirección Dobbiaco.

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