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A 110 años del célebre Adiós de Carrasco

Usos y costumbres de la vida social tapatía

Nuestra crónica de hoy arranca (o termina) en la primavera de 1978, en el momento de desalojar un austero apartamento de la colonia San Pedro de los Pinos en la Ciudad de México...“Llévense todo lo que hay en el cuarto de servicio... menos ese ‘baúl azul’...”. La instrucción de la señora de la casa no se cumple y el chacharero deja literalmente limpia la habitación... Tarde se da cuenta esa familia, muy a su pesar, que el mentado ‘baúl azul’ desaparece con todo su contenido, así como al darse cuenta se tratan de contactar con el chacharero pero por más intentos que realizan por recuperarlo, les dan falsas promesas de encontrarlo... ¿Qué contendría el famoso ‘baúl azul’ que tanta pena les causara a sus propietarios, su súbita y equívoca desaparición?... Pasan diez años y más exactamente a un día domingo de 1988 cuando un joven llamado ERNESTO VIRIATO CUENCA MADRIGAL, pasante en Historia del Arte que acostumbraba merodear los puestos de antigüedades y viejos libros en el popular mercado de La Lagunilla, de la Capital Azteca, fija su vista en un montón de amarillentos papeles y partituras de música medio desteñidas por el tiempo, que más bien estorbaban un puesto de baratijas en donde se exhibían toda suerte de apolilladas chácharas y mercancías y así por alguna extraña razón, el joven ERNESTO de nuevo revisa ese papelero y algo en el fondo le resulta además de interesante, familiar: si bien nunca antes había visto esos documentos acaso por un fugaz chispazo de curiosidad estupefacto comienza a revisar y revisar sin ningún orden ni concierto los papeles, fotos, hojas pautadas y hasta fotografías... y sintiendo que el corazón se le acelera ¡¡comprende de inmediato que lo que tenía en sus manos era nada más y nada menos que el contenido de aquel famoso ‘baúl azul’..!! del que sólo había escuchado hablar a manera de relato familiar...

Es así que por una feliz coincidencia ¿o cómo llamarla? ERNESTO VIRIATO recupera de “golpe y porrazo” la mayor parte de la historia musical del que fuera su bisabuelo, nuestro gran músico tapatío ALFREDO CARRASCO, del que hablamos ya extensamente en nuestra anterior entrega y famosísimo autor de la célebre pieza Adiós y más conocida como EL ADIÓS DE CARRASCO, una de las más bellas composiciones románticas de la historia musical de México de todos los tiempos, además autor de maravillosas obras en su mayoría desconocidas que INJUSTAMENTE nunca tuvieron el reconocimiento adecuado. Viendo en retrospectiva, resulta una verdadera IRONÍA DEL DESTINO el que su celebre ADIÓS considerada hasta por su mismo autor como una pieza menor haya sido su obra más reconocida... pero a la vez, la que le impidió que se le tomara en cuenta como gran compositor serio y autor de excelsas obras maestras tanto de música sacra, como sinfónica y popular... Para no salirnos de la historia con la que comienza esta crónica, al encontrase el famoso ‘baúl azul’ y su contenido, el chacharero le vende al joven ERNESTO en una cantidad alta por cierto, lo que le presumió como obras de un “autor español”... Este, sin perder tiempo ni pisada, adquiere la mercancía al abusivo comerciante y así reconstruye la interesantísima vida de ALFREDO CARRASCO.
Pero vayamos de nuevo tiempo atrás... al casarse en 1901 CARRASCO con LUZ CAMARENA (a quien le dedica el Adiós) lleva por fin una vida más o menos holgada y estable, y se dedica a ser un estupendo maestro de música, integrante del célebre ATENEO JALISCIENSE, entre los que formaban parte además FELIX BERNARDELLI, JOSÉ MARÍA LUPERCIO, JOSÉ VIZCARRA, FERNANDO DE AGUINAGA, JOSÉ GODINEZ, y otros importantes integrantes... a su vez participa en LA ACADEMIA DE MÚSICA DE GUADALAJARA... se le nombra Organista principal de la Catedral Metropolitana... y principal profesor particular de algunas de las más notables familias de prosapia tapatías, como la de su benefactora doña MARÍA FERNÁNDEZ DEL VALLE de CASTIELLO y otras más... De hecho nos tocó en suerte conocer y tratar a la que fue la última de sus pequeñas alumnas que vivió hasta hace poco tiempo, nos referimos a doña ISABEL CASTIELLO y FERNÁNDEZ DEL VALLE de ARANGUREN, la que guardaba magníficos recuerdos de su profesor. La vida le sonreía a nuestro homenajeado... pero los avatares de la Revolución, la feliz llegada de ocho hijos en corto tiempo y un fracaso (provocado por las envidias de José Rolón) de un gran concierto llevado a cabo en el TEATRO DEGOLLADO... provocan un grave estado de desazón y problemas económicos, a tal grado que decide mudarse a México en busca de mejores horizontes... con poquísimo capital y muchos hijos solteros por casar... Para remediar la situación se ve en la más penosa de las situaciones al tener que vender su gran piano de cola STEINWAY, golpe devastador para cualquier músico de la talla de CARRASCO... así parte la familia por completo una triste y lluviosa tarde del 15 de Agosto de 1918 desde la vieja estación de Tren en la calle de San Francisco, para nunca más volver y dejando atrás su querida Guadalajara. El llegar a la Capital en una época álgida de ninguna manera resuelve su situación, sino la empeora, casi inspiracional de aquel famoso y triste corrido revolucionario cuya letra decía... “hacemos de cuenta que fuimos basura, vino el Remolino y nos alevantó, y cuando anduvimos allá en las alturas la fuerza del viento nos aseparó”... Así sobrevive en puestos burocráticos en donde jamá le reconocieron sus grandes obras y talento. Tristemente acabó sus días como valuador de instrumentos musicales en el Nacional Monte de Piedad, con una ridícula renta que apenas le ayudaba a mal vivir... fallece un 31 de diciembre de 1945, dejando atrás una vastísima obra musical que nos queda aún por descubrir... esto y mucho más era el rico contenido del ‘baúl azul’ que la Divina Providencia se encargó de poner aquella mañana de domingo de 1988 justo a la vista de su bisnieto, en el Mercado de

La Lagunilla. En 1996 la investigadora LUCERO ENRIQUEZ se ocupó de editar y reconstruir la vida y obra de ALFREDO CARRASCO en uno de los libros más bellos y apasionantes que conocemos en el genero de biografías, editado por la UNAM.... Pero como otra ironía del destino apenas fallece CARRASCO y su pieza Adiós se vuelve a poner de moda en todos los rincones del país, inclusive interpretada por tríos y famosos cantantes y hasta como tema de películas. El arte es atemporal y nunca muere y muy a pesar de que aun hoy en día sus grandes obras no están difundidas nunca imaginó CARRASCO que a los 110 años de la creación de su Adiós, aún sigue sonando desde los salones de conciertos a todo tipo de lugares populares. ¡¡Vaya aquí un merecido homenaje a uno de los grandes talentos de Jalisco injustamente olvidado...!!

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