Nuestra querida Guadalajara, capital del estado d e Jalisco en México y nos duele mucho tener que decirlo, es una ciudad enferma, pero no de una simple gripa o de un catarro sino de una serie de enfermedades ya tan graves que amerita que con carácter de urgente la lleven a terapia intensiva pues día que pasa es día que hace que se agudicen sus males y lo peor es que las autoridades no dan señales de atenderla y solo le aplican lo que decían las abuelas “simples chiquiadores” y cuando bien le va le dan algunos analgésicos: unas banquetas aquí, otras banquetas allá, un puente atarantado que sirve para que la gente diga pero que en el fondo no resolvió ningún problema, una ciclovía que nunca se termina y así y así.
Algunos de los síntomas de las enfermedades que aquejan a Guadalajara son muy conocidos y para seguirlos viendo pongamos un ejemplo: En una visita de 15 días que hice a China, al visitar Pekín me llamó la atención que durante ese lapso no escuché ni una sola vez y lo repito ni una sola vez la sirena de alguna patrulla policiaca, carro de bomberos o ambulancia a pesar de que dicha ciudad es tan grande como la ciudad de México, lo que significa que en China y su capital no tienen problemas de tránsito, no tienen incendios, no se realizan accidentes ni atropellamientos, no aparecía la contaminación, por las mañanas en los parques, por cierto bien cuidados se veían a muchos ancianos (hombres y mujeres), haciendo ejercicios, los asaltos callejeros casi no existen, se desconoce el grafiti, etc. En suma es una ciudad tranquila, pacífica, apta para vivir en ella.
Durante un tiempo (hace 15 años) trabajé en la Secretaría de Salud ubicada en un edificio cercano al de la Cruz Roja y quizá por eso uno de los mayores problemas para trabajar con cierta tranquilidad era el paso frecuente de las ambulancias con las sirenas abiertas a todo volumen lo que dificultaba la concentración en el trabajo pero en el hoy ese problema ya se agudizó en todas las calles de la ciudad por los múltiples choques, (en la calle Francisco Zarco y Alfredo R. Plascencia) calle de un simple barrio se produjo hace 10 días un choque de siete automóviles, los atropellamientos, los pleitos entre los choferes y los automovilistas y el paso frecuente de ambulancias, patrullas policiacas, bomberos con las sirenas abiertas que contaminan con tanto sonido estridente agréguele a todo eso los asaltos a bancos (18 al escribir este artículo más los que se acumulen esta semana), la inseguridad que priva ya en las calles lo que convierte a nuestra ciudad en una urbe ya no apta para vivir en ella. Otro ejemplo de lo enfermo que está nuestra ciudad es la proliferación de cantinas, bares, antros, brincos y casinos tantos que según datos oficiales publicados solo en Zapopan llegan a mil y lo repito a mil más los de Guadalajara, su zona conurbada.
Esperemos que las autoridades ya pongan de algún modo remedio a tantos males e inseguridad y si no, a cambiar las autoridades como en la Ciudad de México donde quitaron personal de la Procuraduría General de la República y a quien encabeza tal dependencia nombrando nuevo jefe que por cierto es una mujer y cuando se le preguntó si no tenía miedo de que le pasara algo por el cargo solo dijo una gran verdad “Mire al que le toca aunque se quite y al que no le toca aunque se ponga”.
Algunos de los síntomas de las enfermedades que aquejan a Guadalajara son muy conocidos y para seguirlos viendo pongamos un ejemplo: En una visita de 15 días que hice a China, al visitar Pekín me llamó la atención que durante ese lapso no escuché ni una sola vez y lo repito ni una sola vez la sirena de alguna patrulla policiaca, carro de bomberos o ambulancia a pesar de que dicha ciudad es tan grande como la ciudad de México, lo que significa que en China y su capital no tienen problemas de tránsito, no tienen incendios, no se realizan accidentes ni atropellamientos, no aparecía la contaminación, por las mañanas en los parques, por cierto bien cuidados se veían a muchos ancianos (hombres y mujeres), haciendo ejercicios, los asaltos callejeros casi no existen, se desconoce el grafiti, etc. En suma es una ciudad tranquila, pacífica, apta para vivir en ella.
Durante un tiempo (hace 15 años) trabajé en la Secretaría de Salud ubicada en un edificio cercano al de la Cruz Roja y quizá por eso uno de los mayores problemas para trabajar con cierta tranquilidad era el paso frecuente de las ambulancias con las sirenas abiertas a todo volumen lo que dificultaba la concentración en el trabajo pero en el hoy ese problema ya se agudizó en todas las calles de la ciudad por los múltiples choques, (en la calle Francisco Zarco y Alfredo R. Plascencia) calle de un simple barrio se produjo hace 10 días un choque de siete automóviles, los atropellamientos, los pleitos entre los choferes y los automovilistas y el paso frecuente de ambulancias, patrullas policiacas, bomberos con las sirenas abiertas que contaminan con tanto sonido estridente agréguele a todo eso los asaltos a bancos (18 al escribir este artículo más los que se acumulen esta semana), la inseguridad que priva ya en las calles lo que convierte a nuestra ciudad en una urbe ya no apta para vivir en ella. Otro ejemplo de lo enfermo que está nuestra ciudad es la proliferación de cantinas, bares, antros, brincos y casinos tantos que según datos oficiales publicados solo en Zapopan llegan a mil y lo repito a mil más los de Guadalajara, su zona conurbada.
Esperemos que las autoridades ya pongan de algún modo remedio a tantos males e inseguridad y si no, a cambiar las autoridades como en la Ciudad de México donde quitaron personal de la Procuraduría General de la República y a quien encabeza tal dependencia nombrando nuevo jefe que por cierto es una mujer y cuando se le preguntó si no tenía miedo de que le pasara algo por el cargo solo dijo una gran verdad “Mire al que le toca aunque se quite y al que no le toca aunque se ponga”.