Vestido y alborotado; así quedé el fin de año 2010 cuando fiel a mi costumbre de salir a recorrer mundo dos veces cada 365 días para tener actualizados de lo que sucede en la tierra a quienes me hacen el favor de leerme. En esta ocasión los planes eran visitar algunos de los países norteafricanos y del cercano oriente; Siria, Palestina, Jordania y aun cuando ya los conocía Egipto, Marruecos, Argelia y hacer una visita a la mítica y poco conocida ciudad de Petra y el famoso Valle de la Luna en pleno desierto de Jordania.
Después de tener todo preparado (reservaciones en hoteles, en los aviones, al ir a recoger los boletos y la documentación resultó ¡que siempre no! Pues en la agencia de viajes que siempre me arregla mis salidas esta vez me dijeron: ya está todo listo pero ahora le vamos a hacer una recomendación: Esta vez le vamos a sugerir que no visite esa zona, es toda ella un verdadero avispero se están gestando una serie de movimientos de lucha en contra de los gobiernos; todos esos países son un verdadero polvorín y hay riesgo de que surjan problemas; a nosotros nos interesa que haga el viaje proyectado por ser nuestro negocio pero también tenemos la obligación de proteger a nuestros clientes pero usted decida, si quiere le arreglamos otra excursión a otro lugar.
Después de evaluar la situación y la recomendación que nos hicieron, decidimos mi esposa y el que esto escribe no hacer esta vez el viaje pues en recorridos anteriores tuvimos problemas de seguridad personal: En el Salvador y Guatemala con la guerrilla que nos obligó a salir casi corriendo en 1980, en Chile donde nos expulsaron del país en el régimen de Pinochet (después volvimos para visitar la Isla de Pascua y la Patagonia) y en el mismo Egipto cuando visitábamos también tierra Santa y Jordania. En la Tierra de los Faraones nos tocó estar cuando volaron un autobús con turistas alemanes y sin embargo nos consta que los Bereberes son gente amable y hospitalaria, estábamos en Marruecos cuando el atentado de las torres gemelas el 11 de Septiembre en Estados Unidos y no tuvimos ningún problema por eso esta vez al no poder visitarlos en el desierto solo recordamos una leyenda sobre su hospitalidad; Aquí el relato:
La hospitalidad y la leyenda
Los pocos habitantes del desierto los Bereberes, los llamados “Moradores de las dunas” los hombres trashumantes, los que andan les dicen y conducen sus rebaños buscando en los oasis el agua, un elemento siempre ausente, son gente hospitalaria y amable y para explicar su proceder, narran una vieja leyenda marroquí:
Cuenta que su tierra, desolada y seca llena de dunas y falta de agua es castigo de Dios impuesto al pueblo, el cual abandonó a su suerte al no prestarle ayuda a una mujer que junto con sus hijos llegaba del desierto, al oasis, pidiendo socorro, como este les fue negado, Dios se encolerizó y como castigo levantó una tormenta de arena que sepultó al pueblo bajo las dunas y que desde entonces todos los días, al anochecer se oyen gritos lastimeros de los antiguos pobladores que inútilmente piden perdón por esa mala acción y que sean liberados de las arenas pues algunas dunas en esos lugares son tan grandes que llegan a tener hasta 100 metros de altura.
Después de tener todo preparado (reservaciones en hoteles, en los aviones, al ir a recoger los boletos y la documentación resultó ¡que siempre no! Pues en la agencia de viajes que siempre me arregla mis salidas esta vez me dijeron: ya está todo listo pero ahora le vamos a hacer una recomendación: Esta vez le vamos a sugerir que no visite esa zona, es toda ella un verdadero avispero se están gestando una serie de movimientos de lucha en contra de los gobiernos; todos esos países son un verdadero polvorín y hay riesgo de que surjan problemas; a nosotros nos interesa que haga el viaje proyectado por ser nuestro negocio pero también tenemos la obligación de proteger a nuestros clientes pero usted decida, si quiere le arreglamos otra excursión a otro lugar.
Después de evaluar la situación y la recomendación que nos hicieron, decidimos mi esposa y el que esto escribe no hacer esta vez el viaje pues en recorridos anteriores tuvimos problemas de seguridad personal: En el Salvador y Guatemala con la guerrilla que nos obligó a salir casi corriendo en 1980, en Chile donde nos expulsaron del país en el régimen de Pinochet (después volvimos para visitar la Isla de Pascua y la Patagonia) y en el mismo Egipto cuando visitábamos también tierra Santa y Jordania. En la Tierra de los Faraones nos tocó estar cuando volaron un autobús con turistas alemanes y sin embargo nos consta que los Bereberes son gente amable y hospitalaria, estábamos en Marruecos cuando el atentado de las torres gemelas el 11 de Septiembre en Estados Unidos y no tuvimos ningún problema por eso esta vez al no poder visitarlos en el desierto solo recordamos una leyenda sobre su hospitalidad; Aquí el relato:
La hospitalidad y la leyenda
Los pocos habitantes del desierto los Bereberes, los llamados “Moradores de las dunas” los hombres trashumantes, los que andan les dicen y conducen sus rebaños buscando en los oasis el agua, un elemento siempre ausente, son gente hospitalaria y amable y para explicar su proceder, narran una vieja leyenda marroquí:
Cuenta que su tierra, desolada y seca llena de dunas y falta de agua es castigo de Dios impuesto al pueblo, el cual abandonó a su suerte al no prestarle ayuda a una mujer que junto con sus hijos llegaba del desierto, al oasis, pidiendo socorro, como este les fue negado, Dios se encolerizó y como castigo levantó una tormenta de arena que sepultó al pueblo bajo las dunas y que desde entonces todos los días, al anochecer se oyen gritos lastimeros de los antiguos pobladores que inútilmente piden perdón por esa mala acción y que sean liberados de las arenas pues algunas dunas en esos lugares son tan grandes que llegan a tener hasta 100 metros de altura.