En la semana pasada, en uno de los dos días que no hubo juegos del campeonato mundial de futbol, tuve oportunidad de ver en la televisión un programa con temas históricos; en el se dio a conocer lo que sucedió en Egipto en la época anterior a Cristo en donde el faraón en turno tenía en cautiverio a miembros del pueblo hebreo en calidad de esclavos y no obstante la petición para que pudieran salir de su reino, se negó rotundamente a permitirlo por lo cual s e le vaticinó que Egipto sufriría las consecuencias de siete plagas que terminarían con su reinado; al no hacer caso se empezaron a presentar fenómenos que serían parte de la maldición: enfermedades, inundaciones, plagas, etc.
Lo que aquí estoy narrando lo escribo como introducción a lo que a continuación daré a conocer pues al que esto escribe le tocó sufrir una de esas plagas, si asombrado lector, no se ría por lo que estoy diciendo y para que mejor me entienda hagamos también un poco d e historia:
Mi padre nació en un pueblo del estado de Nayarit llamado Carrillo Puerto ubicado en la cercanía de Compostela y la estación del ferrocarril Cerro pelón; al crecer buscando un mejor futuro se vino a Guadalajara donde se caso y producto de esa unión nacimos once hermanos; como la familia crecía y eran tiempos difíciles los Martínez López tuvieron que trasladarse al rancho arriba citado donde mi padre puso un negocio d e panadería y con lo poco que llevaba también empezó a prestar dinero a los del rancho para que sembraran; todo marchaba bien pero hace 75 años empezó a correr el rumor de que en la zona una plaga de langostas (semejante a la de Egipto) por miles se acercaban al rancho y amenazaban a los cultivos de maíz que ya estaban jiloteando, que dicha plaga de chapulines ya había afectado a Borbollón, a San Juan de abajo y otros pueblos cercanos, por lo cual había que tomar providencias para proteger los sembradíos.
Todos los habitantes del pueblo (el que esto escribe incluido) tuvimos que hacer una zanja que rodeara la parcela y ahí se acumuló bastante leña y ramas secas las cuales se prenderían cuando la manga de langostas se acercara, pero de pronto un rumor primero y más tarde un ensordecedor zumbido se hizo presente cuando miles ¡que digo! Millones de langostas se precipitaban a los sembradíos y aun cuando se prendió la leña y con las ramas se trató de espantar aquel animalero no resultó; solo se escuchaba el crujir de las cañas de las milpas y cuando se terminó el festín solo quedo. . . . .nada; ni una sola planta de maíz se salvó y los chapulines nuevamente alzaron el vuelo y se fueron a seguir buscando que comer.
Aquel fenómeno, verdadera plaga de Egipto, ese año afectó económicamente a todos los habitantes de la región y por lo que a mi familia respecta nuevamente nos trasladamos a Guadalajara ya que los prestamos que se hicieron fue imposible recuperarlos.
En la siguiente entrega narraré como hace 75 años en Nayarit existía todavía la selva, de ella se obtenía el chicle que por Compostela se exportaba a Estados Unidos de Norte América ¿recuerdos no?.
Lo que aquí estoy narrando lo escribo como introducción a lo que a continuación daré a conocer pues al que esto escribe le tocó sufrir una de esas plagas, si asombrado lector, no se ría por lo que estoy diciendo y para que mejor me entienda hagamos también un poco d e historia:
Mi padre nació en un pueblo del estado de Nayarit llamado Carrillo Puerto ubicado en la cercanía de Compostela y la estación del ferrocarril Cerro pelón; al crecer buscando un mejor futuro se vino a Guadalajara donde se caso y producto de esa unión nacimos once hermanos; como la familia crecía y eran tiempos difíciles los Martínez López tuvieron que trasladarse al rancho arriba citado donde mi padre puso un negocio d e panadería y con lo poco que llevaba también empezó a prestar dinero a los del rancho para que sembraran; todo marchaba bien pero hace 75 años empezó a correr el rumor de que en la zona una plaga de langostas (semejante a la de Egipto) por miles se acercaban al rancho y amenazaban a los cultivos de maíz que ya estaban jiloteando, que dicha plaga de chapulines ya había afectado a Borbollón, a San Juan de abajo y otros pueblos cercanos, por lo cual había que tomar providencias para proteger los sembradíos.
Todos los habitantes del pueblo (el que esto escribe incluido) tuvimos que hacer una zanja que rodeara la parcela y ahí se acumuló bastante leña y ramas secas las cuales se prenderían cuando la manga de langostas se acercara, pero de pronto un rumor primero y más tarde un ensordecedor zumbido se hizo presente cuando miles ¡que digo! Millones de langostas se precipitaban a los sembradíos y aun cuando se prendió la leña y con las ramas se trató de espantar aquel animalero no resultó; solo se escuchaba el crujir de las cañas de las milpas y cuando se terminó el festín solo quedo. . . . .nada; ni una sola planta de maíz se salvó y los chapulines nuevamente alzaron el vuelo y se fueron a seguir buscando que comer.
Aquel fenómeno, verdadera plaga de Egipto, ese año afectó económicamente a todos los habitantes de la región y por lo que a mi familia respecta nuevamente nos trasladamos a Guadalajara ya que los prestamos que se hicieron fue imposible recuperarlos.
En la siguiente entrega narraré como hace 75 años en Nayarit existía todavía la selva, de ella se obtenía el chicle que por Compostela se exportaba a Estados Unidos de Norte América ¿recuerdos no?.