México
Pide cardenal iluminación divina para quienes decidirán sobre aborto
El cardenal subrayó la necesidad de promover el respeto y apoyo hacia las mujeres y en particular a su dignidad
MÉXICO.- El
cardenal Norberto Rivera dijo que México es territorio de la vida y no de la muerte y pidió iluminación divina para que los ministros de la Suprema Corte tomen una decisión con valor, justicia y sabiduría sobre la constitucionalidad o no de las reformas que despenalizan el aborto.
Ante feligreses que llenaron la Basílica de Guadalupe, Rivera Carrera expresó que en el Distrito Federal se debate en torno a la constitucionalidad de la ley que despenaliza el aborto y eso tendrá "seguras repercusiones legales en el resto de los estados de la República".
Convocó a los feligreses que un par de horas antes participaron en una peregrinación "por el don de la vida" a que ejerzan su derecho a mostrar con razones y elementos legales que la vida debe ser defendida y custodiada desde el momento de la concepción.
"Esta es la verdad que hemos de proclamar en la sociedad y es la verdad que tenemos que defender, con la claridad de la razón, ante las disyuntivas legales que una sociedad plural pone sobre la mesa del debate y sobre la consciencia de las personas".
Aclaró que no se pretende imponer ideas propias a los demás y menos hacerlo con prepotencia, "pues la verdad es la fortaleza de los hombres y mujeres que viven en la sociedad y la justicia debe ser la primera aliada de la verdad".
El cardenal subrayó la necesidad de promover el respeto y apoyo hacia las mujeres, en particular a su dignidad y sobre todo "cuando se encuentran en la dramática disyuntiva de seguir adelante el embarazo o de eliminar la vida humana que ya late en su seno".
Expuso que la mujer no puede atentar contra el ser humano que lleva en su vientre sin que ocurran grandes consecuencias físicas y psicológicas, incluso su propia muerte.
Las ofensas a la vida humana acaban por herir gravemente a quienes la llevan a cabo y por desgracia a quienes son víctimas; en primer lugar a los embriones humanos que son privados de la vida y además a las madres que se ven enfrentadas, una vez que han abortado, a una segunda soledad, expresó.
Manifestó que las mujeres que abortan se encuentran en un primer momento solas al no tener la fortaleza afectiva y psicológica que les permita llevar adelante un embarazo no previsto, o en ocasiones forzadas, y por segunda vez cuando la sociedad las abandona por no acompañarlas a sacar adelante una vida humana.
Se refirió a otras formas de atentar contra la vida humana como la violencia organizada que acaba con personas inocentes, y calificó como preocupante que la sociedad no reaccione con valor ético y cívico ante ese daño o se oponga de forma frontal a quien lucra con el dolor de cientos de personas.
"Desde aquí hacemos un llamado a quienes han hecho de esta actividad una forma de ganarse la existencia para que recuerde que ese no es el modo de vida, sino un camino de muerte de sus conciencias y de sus corazones", dijo.
También lo es de muerte de sus familias, involucradas en un círculo de vicio que las hiere moralmente y a veces cobra el altísimo impuesto de las vidas de los hijos y las esposas de quienes se dedican a esos delitos.
No obstante, el mensaje central del cardenal Rivera Carrea se fijó en la defensa de la vida de los no nacidos, ante lo cual pidió a los cristianos tener esperanza de que el mal vence al bien y la muerte no vence a la vida.
"Que la virgen de Guadalupe, madre de todos los mexicanos, ilumine a quienes tienen en sus manos las decisiones sobre la vida de otros mexicanos para que tomen con valor, justicia y sabiduría, la decisión que brota de la verdad, y que se convierte en certeza de que, en el mutuo respeto, todos podemos vivir seguros en la casa común que es nuestra patria".
Ante feligreses que llenaron la Basílica de Guadalupe, Rivera Carrera expresó que en el Distrito Federal se debate en torno a la constitucionalidad de la ley que despenaliza el aborto y eso tendrá "seguras repercusiones legales en el resto de los estados de la República".
Convocó a los feligreses que un par de horas antes participaron en una peregrinación "por el don de la vida" a que ejerzan su derecho a mostrar con razones y elementos legales que la vida debe ser defendida y custodiada desde el momento de la concepción.
"Esta es la verdad que hemos de proclamar en la sociedad y es la verdad que tenemos que defender, con la claridad de la razón, ante las disyuntivas legales que una sociedad plural pone sobre la mesa del debate y sobre la consciencia de las personas".
Aclaró que no se pretende imponer ideas propias a los demás y menos hacerlo con prepotencia, "pues la verdad es la fortaleza de los hombres y mujeres que viven en la sociedad y la justicia debe ser la primera aliada de la verdad".
El cardenal subrayó la necesidad de promover el respeto y apoyo hacia las mujeres, en particular a su dignidad y sobre todo "cuando se encuentran en la dramática disyuntiva de seguir adelante el embarazo o de eliminar la vida humana que ya late en su seno".
Expuso que la mujer no puede atentar contra el ser humano que lleva en su vientre sin que ocurran grandes consecuencias físicas y psicológicas, incluso su propia muerte.
Las ofensas a la vida humana acaban por herir gravemente a quienes la llevan a cabo y por desgracia a quienes son víctimas; en primer lugar a los embriones humanos que son privados de la vida y además a las madres que se ven enfrentadas, una vez que han abortado, a una segunda soledad, expresó.
Manifestó que las mujeres que abortan se encuentran en un primer momento solas al no tener la fortaleza afectiva y psicológica que les permita llevar adelante un embarazo no previsto, o en ocasiones forzadas, y por segunda vez cuando la sociedad las abandona por no acompañarlas a sacar adelante una vida humana.
Se refirió a otras formas de atentar contra la vida humana como la violencia organizada que acaba con personas inocentes, y calificó como preocupante que la sociedad no reaccione con valor ético y cívico ante ese daño o se oponga de forma frontal a quien lucra con el dolor de cientos de personas.
"Desde aquí hacemos un llamado a quienes han hecho de esta actividad una forma de ganarse la existencia para que recuerde que ese no es el modo de vida, sino un camino de muerte de sus conciencias y de sus corazones", dijo.
También lo es de muerte de sus familias, involucradas en un círculo de vicio que las hiere moralmente y a veces cobra el altísimo impuesto de las vidas de los hijos y las esposas de quienes se dedican a esos delitos.
No obstante, el mensaje central del cardenal Rivera Carrea se fijó en la defensa de la vida de los no nacidos, ante lo cual pidió a los cristianos tener esperanza de que el mal vence al bien y la muerte no vence a la vida.
"Que la virgen de Guadalupe, madre de todos los mexicanos, ilumine a quienes tienen en sus manos las decisiones sobre la vida de otros mexicanos para que tomen con valor, justicia y sabiduría, la decisión que brota de la verdad, y que se convierte en certeza de que, en el mutuo respeto, todos podemos vivir seguros en la casa común que es nuestra patria".