México

El lugar donde ''nacen'' los peluches

La industria cuenta con un total de 400 talleres que se encargan de la fabricación de estos juguetes tan representativos del 14 de febrero

CIUDAD DE MÉXICO (12/FEB/2012).- Las máquinas que rellenan los osos de peluche gigantes se encienden con estruendo. Las 12 mujeres que trabajan en la fábrica preparan sus agujas y empiezan a hilvanar las panzas de cientos de monos gordos apilados en una montaña, mientras otras jóvenes hinchan perros orejones con rellenos que parecen nubes. Irremediablemente las pelusas vuelan y se pegostean en las caras de las trabajadoras.

Hace 23 años, la industria de los muñecos de peluche en Xonacatlán, Estado de México, era prácticamente inexistente; en la actualidad la situación en este municipio es muy diferente, pues 400 talleres cubren gran parte de la demanda nacional de uno de los obsequios más representativos del 14 de febrero.

Por si fuera poco, cada una de estas pequeñas y medianas fábricas crea de cinco a 200 empleos, produciendo así millones de juguetes que a su vez abren un boquete a su competencia asiática, que comercializa un incalculable número de peluches en México.

Aunque no todo es tierno y suave. Problemas para exportar, poca tecnología, ignorancia empresarial y falta de apoyo gubernamental son los principales problemas que enfrenta “la industria de los osos” de Xonacatlán.

Pueblo de ''monos''


Es una tarde común en Xona. Cientos de mujeres y decenas de hombres con pelusas en el cabello, en las cejas e incluso en la ropa, caminan por las calles para regresar al trabajo después de haber tomado un receso.

En la fábrica Rikytoys el trabajo no acaba hasta entrada la noche, pues la demanda entre los meses de noviembre a marzo es la más alta del año. Personas rellenan, otras cosen; decenas más colocan ojos del tamaño de una canica, otras quitan las pelusas a los juguetes.

Afuera, prácticamente en cada esquina hay una tienda de muñecos de peluche. Todos los días llega gente nueva a la comunidad en busca de estos productos paras sus tiendas de regalos en diferentes partes del país. Taxistas, pequeños locales de comida y tiendas se han visto beneficiados de los “monos”.

La gama de figuras que se vende es incalculable: osos color miel, amarillos; gatos sonrientes, perros, monos de brazos largos, gorilas de tamaño casi real son lo de todos los días. Y ni qué decir de los tipos de telas con los que están fabricados, unas muy lanudas, otras de pelaje diminuto, otras con remolinos, las posibilidades son infinitas.  

“A duras penas se está cumpliendo con la demanda nacional”, comenta Pável Ortiz Bustamante, una de las personas más enteradas sobre la industria de los juguetes de peluche en Xonacatlán, no sólo por ser director de la reconocida fábrica Rikytoys, sino por ser hijo de Noemí Bustamante, dueña del primer taller de este tipo en el municipio.

Afirma que las 400 productoras que hay en la localidad no exportan, sino que venden sus productos en el territorio nacional por la falta de conocimiento en administración, contabilidad y exportación. Además, no cuentan con la tecnología para innovar tan rápido en sus productos, como sí ocurre en China.

Por el alto costo, prácticamente ningún taller de Xonacatlán se dedica a producir muñecos menores a 12 pulgadas, pero la industria china sí lo hace y son los juguetes que envía con más frecuencia a México.

“China no manda peluches grandes, no porque no los produzca, sino porque les saldría muy caro exportar muñecos de gran tamaño por el espacio que ocupan, prácticamente mandarían aire”, asegura Ortiz Bustamante.

Por eso, los productores de Xonacatlán han optado por competir con juguetes superiores a las 12 pulgadas.

Pável asegura que su competencia asiática los presiona para tener cada vez más modelos de peluches. “Antes, un modelo lo podíamos estar realizando y comercializando por varios años; en la actualidad, con la competencia china, tenemos que cambiarlo en menos de 12 meses, pues la gente exige cosas nuevas, muchas veces no podemos con ese ritmo”.


TRABAJO

Mujeres, pilar de la industria

No hay datos exactos acerca de cuántas personas trabajan en los 400 talleres pelucheros de Xonacatlán. Algunos refieren que podrían ser ocho mil. Pero algo es seguro: casi toda la fuerza laboral del peluche son mujeres.

Gigiola Hernández, dueña del taller La Casa del Peluche, ubicado en la colonia Centro del municipio que cuenta con 46 mil habitantes, comenta que sin temor a un equívoco 90%, o más, de las personas que trabajan en esta industria son del sexo femenino.  Son madres solteras, esposas de hombres desempleados y chicas que abandonaron la escuela y que se casaron muy jóvenes, “son ellas las que sostienen a sus familias, trabajando en los talleres de peluche”.

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