Jalisco
Tapalpa sufre por mina de hierro
Actividades mineras dañan la infraestructura pública y el entorno de Tapalpa, donde sus habitantes protestan por el paso de camiones cargados con hierro que cruzan por el pueblo
TAPALAPA, JALISCO.- El entorno de
Tapalpa, uno de los tres “pueblos mágicos” de Jalisco, se ha visto lastimado de manera severa en el último año por la explotación de una veta de hierro ubicada a cinco kilómetros, aproximadamente, de la cabecera municipal. A distancia de donde tienen lugar las actividades mineras, se escuchan las constantes explosiones que llevan a cabo los trabajadores, además de que los habitantes del pueblo se quejan por el daño y las molestias que se están causando con el paso constante, durante horas en la noche y madrugada, de camiones o góndolas que trasladan el material.
En una investigación, se encontró que el señor Gregorio Miramontes Gaeta es el propietario de la concesión otorgada por la Secretaría de Energía para los trabajos que se están efectuando en Tapalpa, mismos que fueron reprobados por la titular de la Secretaría de Medio Ambiente, Martha Ruth del Toro, quien informó que están investigando el tema.
Además, al tratar de constatar el domicilio de Miramontes Gaeta como titular del “proyecto de exploración minera directa Piedra Bola”, en la avenida Artesanos No. 1498, de Tonalá, con la intención de entrevistarlo, se encontró que éste no se ubica en la calle del mismo nombre, en este municipio metropolitano.
Esta razón social fue presentada a la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), que mediante su Departamento de Impacto y Riesgo Ambiental otorgó la autorización, por seis meses, “para la exploración minera directa” en la Piedra Bola, como se declara en el oficio SGPARN.014.02.01.377/07.
En el mismo documento, se reconoce la concesión de explotación de título 211444, en una superficie de 10 hectáreas.
La autorización oficial le permite a Miramontes Gaeta llevar adelante un proyecto que contempla “43 pozos y/o barrenos para muestreo de pruebas piloto, industrial y desatierre, además de cortes en los taludes y cortes verticales abiertos de profundidad promedio de 50 metros”.
Al consultarse a las autoridades, se corroboró que los trámites de concesión son todos aparentemente regulares, pero el presidente municipal de Tapalpa, José Guadalupe Ledezma, coincidió con los habitantes de la población que reclaman por los daños y las molestias provocadas. Indicó que el municipio no ha autorizado el cambio de uso de suelo en el predio donde se realiza la actividad minera, y determinarán las facultades municipales en este tema.
Por otra parte, se encontró que la persona de nombre José del Refugio Miramontes Gutiérrez tramitó y consiguió las concesiones para el mismo destino en predios denominados “Piedra Bola 2” y “Piedra Bola 3”, mismos que alcanzan hasta los años 2057 y 2058, respectivamente, y en los que todavía no hay ninguna actividad visible.
Estas autorizaciones abarcan extensiones de 851 y 51 hectáreas, respectivamente, en plena zona boscosa.
En este sentido, al consultarse la Ley Minera —el marco regulatorio para esta actividad en el país— se encontró que no existe prohibición en ninguna parte del territorio nacional para la explotación.
Con base en la investigación realizada, se elaboró un mapa de la ruta que siguen los vehículos que salen del primer predio, cargados con el producto que ya se está explotando. Vecinos de Tapalpa exponen que las cargas de mineral son llevadas hasta la carretera a Guadalajara, y una vez en la autopista toman rumbo a Colima. La posición común es que las cargas arriban al Puerto de Manzanillo.
El cuestionamiento de los habitantes es sobre el paso de los vehículos por el pueblo, los daños a las calles, la carretera y las vías de comunicación en el bosque, que además sufre afectaciones ecológicas.
Lamentan también que estas labores tendrán un efecto negativo en la vocación turística de Tapalpa, misma que es su principal fuente de ingresos.
Explotación minera genera daños en Tapalpa
María Defensa se llena de desesperación porque ama su tierra, Tapalpa, y no puede defenderla. Sobre todo cuando le preguntan acerca del saqueo de hierro en el predio “La Piedra Bola”. Trasladan el mineral en góndolas de 30 toneladas que noche tras noche cimbran su sueño y destruyen la calle donde vive.
Nadie sabe quién hace esto. Solo que es un “extraño” que cada madrugada transporta material hacia Manzanillo, de donde viaja hacia China.
Tampoco imaginan que algunas hectáreas de su bosque ya están muertas y que ese “extraño” llamado Gregorio Miramontes Gaeta, con el título de concesión de explotación minera número 211444, tiene el aval del Gobierno federal para extraer hierro y dejar únicamente tierra infértil, ya que la minería a cielo abierto es la única actividad que no es sustentable por definición.
Aunque no tienen mucha información y reclaman que nadie les ha informado de la mina, la mayoría de los vecinos de Los Colonos, el vecindario más cercano al sitio donde se ubica el banco de materiales (rumbo a la Casa-Escuela del DIF), y de las calles del Pueblo Mágico por donde pasan los tráileres, no están de acuerdo con el saqueo de minerales, y mucho menos en que lo haga alguien de fuera, puesto que no deja ningún beneficio para el municipio, pero sí destrozos.
Doña Mary está sentada en la puerta junto a María Defensa y Rosa. Nacieron en un paraíso boscoso de Jalisco y ahí quieren morir. Visten playeras holgadas, pantalones tipo mallón y recogen su cabello negro con una trenza larga. Charlan acerca de lo cara que es la vida y que los cuatro mil pesos que ganan no les alcanzan para comprar los útiles escolares de sus hijos. Al interrumpirlas para preguntarles de la mina, vuelan los gestos y las palabras.
Que ahí el que tiene más dinero hace lo que quiere. Que a los de Tapalpa nunca les toca nada. Que los de fuera se enriquecen y los del pueblo “siempre con los mismos salarios”. Que no saben lo que es estrenar. Que les da tristeza que se acaben sus árboles, su aire, sus cerros, pero sobre todo, que con que las escuchen sería “más que suficiente”.
Destrucción “legal”
Por el camino a la Casa Escuela del Sistema para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF), desde hace casi un año suben entre cuatro y cinco camiones blancos, con placas de Nuevo León, hasta llegar a la zona de explotación, muy cerca del sitio turístico Piedra Bola Grande. Ahí, dos trascavos retiran alrededor de 10 metros de superficie para extraer los minerales que sacan por las noches, atravesando el Pueblo Mágico, rumbo al pueblo de Atacco. De ahí se siguen hacia La Frontera y bajan a la carretera que conduce hasta Manzanillo.
Uno de los afectados por el daño a los caminos -pide anonimato-, respira profundo para mostrar que la pureza del aire y la belleza del paisaje es lo que lo mantiene en Tapalpa. La mina acabará con todo eso, dice, sin dejar derrama económica para el Ayuntamiento: no pagan impuestos (la oficina está en Manzanillo), no arreglan los empedrados y no generan empleos para gente de la región, a excepción de unos cuantos, ¿pero a costa de cuántas familias?
Nadie opina que sea benéfico; sin embargo, Gregorio Miramontes Gaeta tiene una concesión de la Secretaría de Energía, con vigencia del 23 de mayo del 2000 al 22 de mayo del 2050. También tiene un permiso (377/07) de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) para la exploración minera directa de 10 hectáreas de “La Piedra Bola” (a mil metros del rancho conocido como Churintzio), firmada por el titular de la dependencia en Jalisco, José de Jesús Álvarez Carrillo.
La dirección que manifiesta Miramontes Gaeta es avenida Artesanos 1498, en el Municipio de Tonalá, Jalisco. Sin embargo, EL INFORMADOR constató que en esa calle solo existe numeración del 3 al 48.
Por otro lado, se ignora si el promovente tiene permiso para la explotación –actividad que ya se realiza en el predio La Piedra Bola- y cómo es que la dependencia federal emitió el permiso, pues el municipio contempla la zona -en el Plan Estratégico para el Desarrollo Sustentable- como de uso forestal, y a la fecha el Ayuntamiento no ha efectuado un cambio de uso de suelo para la extracción de minerales.
El alcalde José Guadalupe Ledezma señala que ha pedido la intervención de la Secretaría de Medio Ambiente para el Desarrollo Sustentable (Semades), pero que no sabe qué más podría hacer para detener esta actividad.
Mientras las máquinas destruyen el cerro, María Antonia Díaz Córdoba, vecina de Los Colonos, se alista junto con sus hijos para ir por las tortillas. Envuelta entre los balidos de sus chivas, ladridos y un olor a madera, sus ojos color miel se agasajan al preguntarle qué le significa su tierra. “Uyyy…todo. Imagínese si se lo acaban. Está muy mal todo lo que le hacen al pueblo”.
Frases
“Dicen que se llevan todo a China. Si vemos los camiones, pero no sabemos ni para qué es todo eso. Nosotros nada más oímos”. Juan, trabajador de la Casa-Escuela del DIF.
“Todas las noches pasan y pasan los camiones. Está mal (la mina), porque de por sí está pelón el cerro, ya no hay árboles y ahora cómo lo van a dejar”. Virginia Gómez, vecina de Los Colonos, ama de casa.
“No nos dieron información ¿Para qué lo quieren? ¿Benefician a Tapalpa o qué? ¿A dónde llevan todo? Me da tristeza porque uno tiene riqueza y nada más vemos como las destruyen”. María del Rosario Díaz Fajardo, vecina de Los Colonos, ama de casa
“Se están beneficiando de algo que ni siquiera sabíamos. Nosotros no nos metemos con la gente de fuera; que no se metan con nosotros ni con la naturaleza”. María Antonia Díaz Córdoba, vecina de Los Colonos, ama de casa.
“Los camiones nos dejan mucho polvo y la calle toda fea. Nos están dejando todo (el bosque) pelón. A este pueblo nos están dejando sin nada”. Rosa Gómez, vecina de Los Colonos, ama de casa.
“¿La mina? No me he enterado. No sé ni dónde está y no estoy de acuerdo porque van a destruir el poco bosque que tenemos. Además, tengo que cuidar a mis niños de que no salgan, porque están pase y pase los camiones”. Rafael Hernández, comerciante.
“Turísticamente hablando, afecta en el tránsito y en daño a las vías de transporte. Además, hay poca derrama para el pueblo”. Sergio Zamora, presidente del Consejo de Promoción y Fomento al Turismo de la Sierra de Tapalpa
“Cuando hay fuente de trabajo es positivo, pero no es el caso, y los camiones pueden dañar el adoquín que acaban de arreglar”. Felipe Ramírez Flores, párroco de Tapalpa
Los lugareños sienten la tierra cimbrar, los bosques son destruidos. Un “extraño” se lleva el mineral desde La Piedra Bola hasta Manzanillo, y de ahí hasta China
En riesgo, el ''Pueblo Mágico''
Desde el 2000 a la fecha, en el Municipio de Tapalpa se han otorgado 11 títulos de concesión, entre los que se cuentan dos para la zona de “La Piedra Bola”, pero a nombre de José del Refugio Miramontes Gutiérrez, quien comparte apellido con Gregorio Miramontes Gaeta.
La que se ejecuta actualmente contempla 10 hectáreas. Las otras dos abarcan 851 y 51 hectáreas cada una para los predios “Piedra Bola 2” y “Piedra Bola 3”. En estas áreas no se han iniciado actividades, pero pueden iniciarse en cualquier momento, ya que la concesión termina en el 2057 y 2058.
Esta situación no es exclusiva de Tapalpa o de Jalisco. En el país se entregan entre 150 y 300 concesiones al mes, de acuerdo con la página de la Dirección de Minas de la Secretaría de Energía.
Permisos sin límite
Lo primero que se presenta ante la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) es un informe preventivo que permite al promovente determinar cuánto mineral existe dentro de una determinada zona. Si éste resulta adecuado para el interesado, entonces solicita la autorización para explorar y posteriormente solicita la explotación.
Isidro de Jesús Lucio Virrueta, subdelegado en Jalisco de Gestión Ambiental, explica que la dependencia únicamente evalúa cómo remediarán los daños al terminar los trabajos.
Aclara que difícilmente niegan los permisos, ya que la Ley Minera está por encima de cualquier actividad.
“No puedes parar algunas actividades económicas. Si es necesario extraer minerales, y para ello impactar al cerro, tenemos que impactarlo. Es algo que está establecido en la ley”.
El biólogo explica que las únicas ocasiones en que han negado los permisos, se debe a que los planteamientos de las Manifestaciones de Impacto Ambiental están mal realizadas.
- Entonces, si hay un documento bien elaborado, se da el permiso…
No tenemos otro mecanismo. La ley así lo establece. Estoy como biólogo para cumplir la ley, la normatividad.
- ¿Por qué podrían negar una exploración minera?
Si el planteamiento está mal hecho, si es en el programa de un Área Natural Protegida está prohibido, pero tiene que ser muy específico; si no está prohibida la actividad minera, no podemos negarlo. Debemos entender para quien promueve que al tener rechazo afectamos sus derechos y no es gente que se quede conforme con una resolución.
Aclara que no es necesario pedir autorización de las comunidades, ya que la nación otorga el permiso para explorar el subsuelo. Únicamente cuando son explotaciones a cielo abierto, se pide permiso al propietario.
En la mayoría de los casos, es alguien ajeno a quien posee las tierras. “Son pocos los casos en donde la persona que tiene la concesión es el propietario, y por lo tanto es difícil que lleguen a acuerdos”.
La Semarnat nunca evalúa quiénes son los dueños de las tierras ni si la Secretaría de Energía ya entregó la concesión. Isidro Lucio refiere que a ellos sólo les toca evaluar los impactos ambientales. En concreto, es un trámite que se tiene que cumplir ante esta dependencia.
Añade que las solicitudes para la exploración han aumentado en los últimos años, en alrededor de un 20%.
Semades rechaza explotación en zona boscosa
La Semades no está de acuerdo en que se permita la explotación en donde la vocación del suelo no es compatible, concretamente en zonas boscosas o áreas naturales protegidas.
La titular de la dependencia, Martha Ruth del Toro, explica que zonas como Tapalpa no son idóneas para la explotación intensiva y los tres niveles de Gobierno deben favorecer la conservación de los recursos naturales.
“No puede ser que por un lado estemos tan unidos en esquemas de conservación y por la otra, tan desarticulados en esquemas de explotación que nos dejan fuera e imposibilitan llevar a un camino de protección a una zona. Creo que la industria minera, la extractiva, es importante para Jalisco y debe ser fuente de ingresos, pero debe estar articulada con las políticas de conservación que se tienen en el Estado”.
En cuanto al permiso que emitió la Semarnat para el predio “La Piedra Bola”, explica que revisan el caso para determinar si el Gobierno estatal podría tener alguna injerencia: “Tenemos que conocer las condicionantes de la Manifestación de Impacto Ambiental, y sobre ellas actuar para que, desde luego, haya sentido de respeto al ambiente”.
Y es que, añade, aunque sea un permiso que emiten autoridades federales, no significa que la Semades y los municipios no puedan vigilar.
En una investigación, se encontró que el señor Gregorio Miramontes Gaeta es el propietario de la concesión otorgada por la Secretaría de Energía para los trabajos que se están efectuando en Tapalpa, mismos que fueron reprobados por la titular de la Secretaría de Medio Ambiente, Martha Ruth del Toro, quien informó que están investigando el tema.
Además, al tratar de constatar el domicilio de Miramontes Gaeta como titular del “proyecto de exploración minera directa Piedra Bola”, en la avenida Artesanos No. 1498, de Tonalá, con la intención de entrevistarlo, se encontró que éste no se ubica en la calle del mismo nombre, en este municipio metropolitano.
Esta razón social fue presentada a la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), que mediante su Departamento de Impacto y Riesgo Ambiental otorgó la autorización, por seis meses, “para la exploración minera directa” en la Piedra Bola, como se declara en el oficio SGPARN.014.02.01.377/07.
En el mismo documento, se reconoce la concesión de explotación de título 211444, en una superficie de 10 hectáreas.
La autorización oficial le permite a Miramontes Gaeta llevar adelante un proyecto que contempla “43 pozos y/o barrenos para muestreo de pruebas piloto, industrial y desatierre, además de cortes en los taludes y cortes verticales abiertos de profundidad promedio de 50 metros”.
Al consultarse a las autoridades, se corroboró que los trámites de concesión son todos aparentemente regulares, pero el presidente municipal de Tapalpa, José Guadalupe Ledezma, coincidió con los habitantes de la población que reclaman por los daños y las molestias provocadas. Indicó que el municipio no ha autorizado el cambio de uso de suelo en el predio donde se realiza la actividad minera, y determinarán las facultades municipales en este tema.
Por otra parte, se encontró que la persona de nombre José del Refugio Miramontes Gutiérrez tramitó y consiguió las concesiones para el mismo destino en predios denominados “Piedra Bola 2” y “Piedra Bola 3”, mismos que alcanzan hasta los años 2057 y 2058, respectivamente, y en los que todavía no hay ninguna actividad visible.
Estas autorizaciones abarcan extensiones de 851 y 51 hectáreas, respectivamente, en plena zona boscosa.
En este sentido, al consultarse la Ley Minera —el marco regulatorio para esta actividad en el país— se encontró que no existe prohibición en ninguna parte del territorio nacional para la explotación.
Con base en la investigación realizada, se elaboró un mapa de la ruta que siguen los vehículos que salen del primer predio, cargados con el producto que ya se está explotando. Vecinos de Tapalpa exponen que las cargas de mineral son llevadas hasta la carretera a Guadalajara, y una vez en la autopista toman rumbo a Colima. La posición común es que las cargas arriban al Puerto de Manzanillo.
El cuestionamiento de los habitantes es sobre el paso de los vehículos por el pueblo, los daños a las calles, la carretera y las vías de comunicación en el bosque, que además sufre afectaciones ecológicas.
Lamentan también que estas labores tendrán un efecto negativo en la vocación turística de Tapalpa, misma que es su principal fuente de ingresos.
Explotación minera genera daños en Tapalpa
María Defensa se llena de desesperación porque ama su tierra, Tapalpa, y no puede defenderla. Sobre todo cuando le preguntan acerca del saqueo de hierro en el predio “La Piedra Bola”. Trasladan el mineral en góndolas de 30 toneladas que noche tras noche cimbran su sueño y destruyen la calle donde vive.
Nadie sabe quién hace esto. Solo que es un “extraño” que cada madrugada transporta material hacia Manzanillo, de donde viaja hacia China.
Tampoco imaginan que algunas hectáreas de su bosque ya están muertas y que ese “extraño” llamado Gregorio Miramontes Gaeta, con el título de concesión de explotación minera número 211444, tiene el aval del Gobierno federal para extraer hierro y dejar únicamente tierra infértil, ya que la minería a cielo abierto es la única actividad que no es sustentable por definición.
Aunque no tienen mucha información y reclaman que nadie les ha informado de la mina, la mayoría de los vecinos de Los Colonos, el vecindario más cercano al sitio donde se ubica el banco de materiales (rumbo a la Casa-Escuela del DIF), y de las calles del Pueblo Mágico por donde pasan los tráileres, no están de acuerdo con el saqueo de minerales, y mucho menos en que lo haga alguien de fuera, puesto que no deja ningún beneficio para el municipio, pero sí destrozos.
Doña Mary está sentada en la puerta junto a María Defensa y Rosa. Nacieron en un paraíso boscoso de Jalisco y ahí quieren morir. Visten playeras holgadas, pantalones tipo mallón y recogen su cabello negro con una trenza larga. Charlan acerca de lo cara que es la vida y que los cuatro mil pesos que ganan no les alcanzan para comprar los útiles escolares de sus hijos. Al interrumpirlas para preguntarles de la mina, vuelan los gestos y las palabras.
Que ahí el que tiene más dinero hace lo que quiere. Que a los de Tapalpa nunca les toca nada. Que los de fuera se enriquecen y los del pueblo “siempre con los mismos salarios”. Que no saben lo que es estrenar. Que les da tristeza que se acaben sus árboles, su aire, sus cerros, pero sobre todo, que con que las escuchen sería “más que suficiente”.
Destrucción “legal”
Por el camino a la Casa Escuela del Sistema para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF), desde hace casi un año suben entre cuatro y cinco camiones blancos, con placas de Nuevo León, hasta llegar a la zona de explotación, muy cerca del sitio turístico Piedra Bola Grande. Ahí, dos trascavos retiran alrededor de 10 metros de superficie para extraer los minerales que sacan por las noches, atravesando el Pueblo Mágico, rumbo al pueblo de Atacco. De ahí se siguen hacia La Frontera y bajan a la carretera que conduce hasta Manzanillo.
Uno de los afectados por el daño a los caminos -pide anonimato-, respira profundo para mostrar que la pureza del aire y la belleza del paisaje es lo que lo mantiene en Tapalpa. La mina acabará con todo eso, dice, sin dejar derrama económica para el Ayuntamiento: no pagan impuestos (la oficina está en Manzanillo), no arreglan los empedrados y no generan empleos para gente de la región, a excepción de unos cuantos, ¿pero a costa de cuántas familias?
Nadie opina que sea benéfico; sin embargo, Gregorio Miramontes Gaeta tiene una concesión de la Secretaría de Energía, con vigencia del 23 de mayo del 2000 al 22 de mayo del 2050. También tiene un permiso (377/07) de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) para la exploración minera directa de 10 hectáreas de “La Piedra Bola” (a mil metros del rancho conocido como Churintzio), firmada por el titular de la dependencia en Jalisco, José de Jesús Álvarez Carrillo.
La dirección que manifiesta Miramontes Gaeta es avenida Artesanos 1498, en el Municipio de Tonalá, Jalisco. Sin embargo, EL INFORMADOR constató que en esa calle solo existe numeración del 3 al 48.
Por otro lado, se ignora si el promovente tiene permiso para la explotación –actividad que ya se realiza en el predio La Piedra Bola- y cómo es que la dependencia federal emitió el permiso, pues el municipio contempla la zona -en el Plan Estratégico para el Desarrollo Sustentable- como de uso forestal, y a la fecha el Ayuntamiento no ha efectuado un cambio de uso de suelo para la extracción de minerales.
El alcalde José Guadalupe Ledezma señala que ha pedido la intervención de la Secretaría de Medio Ambiente para el Desarrollo Sustentable (Semades), pero que no sabe qué más podría hacer para detener esta actividad.
Mientras las máquinas destruyen el cerro, María Antonia Díaz Córdoba, vecina de Los Colonos, se alista junto con sus hijos para ir por las tortillas. Envuelta entre los balidos de sus chivas, ladridos y un olor a madera, sus ojos color miel se agasajan al preguntarle qué le significa su tierra. “Uyyy…todo. Imagínese si se lo acaban. Está muy mal todo lo que le hacen al pueblo”.
Frases
“Dicen que se llevan todo a China. Si vemos los camiones, pero no sabemos ni para qué es todo eso. Nosotros nada más oímos”. Juan, trabajador de la Casa-Escuela del DIF.
“Todas las noches pasan y pasan los camiones. Está mal (la mina), porque de por sí está pelón el cerro, ya no hay árboles y ahora cómo lo van a dejar”. Virginia Gómez, vecina de Los Colonos, ama de casa.
“No nos dieron información ¿Para qué lo quieren? ¿Benefician a Tapalpa o qué? ¿A dónde llevan todo? Me da tristeza porque uno tiene riqueza y nada más vemos como las destruyen”. María del Rosario Díaz Fajardo, vecina de Los Colonos, ama de casa
“Se están beneficiando de algo que ni siquiera sabíamos. Nosotros no nos metemos con la gente de fuera; que no se metan con nosotros ni con la naturaleza”. María Antonia Díaz Córdoba, vecina de Los Colonos, ama de casa.
“Los camiones nos dejan mucho polvo y la calle toda fea. Nos están dejando todo (el bosque) pelón. A este pueblo nos están dejando sin nada”. Rosa Gómez, vecina de Los Colonos, ama de casa.
“¿La mina? No me he enterado. No sé ni dónde está y no estoy de acuerdo porque van a destruir el poco bosque que tenemos. Además, tengo que cuidar a mis niños de que no salgan, porque están pase y pase los camiones”. Rafael Hernández, comerciante.
“Turísticamente hablando, afecta en el tránsito y en daño a las vías de transporte. Además, hay poca derrama para el pueblo”. Sergio Zamora, presidente del Consejo de Promoción y Fomento al Turismo de la Sierra de Tapalpa
“Cuando hay fuente de trabajo es positivo, pero no es el caso, y los camiones pueden dañar el adoquín que acaban de arreglar”. Felipe Ramírez Flores, párroco de Tapalpa
Los lugareños sienten la tierra cimbrar, los bosques son destruidos. Un “extraño” se lleva el mineral desde La Piedra Bola hasta Manzanillo, y de ahí hasta China
En riesgo, el ''Pueblo Mágico''
Desde el 2000 a la fecha, en el Municipio de Tapalpa se han otorgado 11 títulos de concesión, entre los que se cuentan dos para la zona de “La Piedra Bola”, pero a nombre de José del Refugio Miramontes Gutiérrez, quien comparte apellido con Gregorio Miramontes Gaeta.
La que se ejecuta actualmente contempla 10 hectáreas. Las otras dos abarcan 851 y 51 hectáreas cada una para los predios “Piedra Bola 2” y “Piedra Bola 3”. En estas áreas no se han iniciado actividades, pero pueden iniciarse en cualquier momento, ya que la concesión termina en el 2057 y 2058.
Esta situación no es exclusiva de Tapalpa o de Jalisco. En el país se entregan entre 150 y 300 concesiones al mes, de acuerdo con la página de la Dirección de Minas de la Secretaría de Energía.
Permisos sin límite
Lo primero que se presenta ante la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) es un informe preventivo que permite al promovente determinar cuánto mineral existe dentro de una determinada zona. Si éste resulta adecuado para el interesado, entonces solicita la autorización para explorar y posteriormente solicita la explotación.
Isidro de Jesús Lucio Virrueta, subdelegado en Jalisco de Gestión Ambiental, explica que la dependencia únicamente evalúa cómo remediarán los daños al terminar los trabajos.
Aclara que difícilmente niegan los permisos, ya que la Ley Minera está por encima de cualquier actividad.
“No puedes parar algunas actividades económicas. Si es necesario extraer minerales, y para ello impactar al cerro, tenemos que impactarlo. Es algo que está establecido en la ley”.
El biólogo explica que las únicas ocasiones en que han negado los permisos, se debe a que los planteamientos de las Manifestaciones de Impacto Ambiental están mal realizadas.
- Entonces, si hay un documento bien elaborado, se da el permiso…
No tenemos otro mecanismo. La ley así lo establece. Estoy como biólogo para cumplir la ley, la normatividad.
- ¿Por qué podrían negar una exploración minera?
Si el planteamiento está mal hecho, si es en el programa de un Área Natural Protegida está prohibido, pero tiene que ser muy específico; si no está prohibida la actividad minera, no podemos negarlo. Debemos entender para quien promueve que al tener rechazo afectamos sus derechos y no es gente que se quede conforme con una resolución.
Aclara que no es necesario pedir autorización de las comunidades, ya que la nación otorga el permiso para explorar el subsuelo. Únicamente cuando son explotaciones a cielo abierto, se pide permiso al propietario.
En la mayoría de los casos, es alguien ajeno a quien posee las tierras. “Son pocos los casos en donde la persona que tiene la concesión es el propietario, y por lo tanto es difícil que lleguen a acuerdos”.
La Semarnat nunca evalúa quiénes son los dueños de las tierras ni si la Secretaría de Energía ya entregó la concesión. Isidro Lucio refiere que a ellos sólo les toca evaluar los impactos ambientales. En concreto, es un trámite que se tiene que cumplir ante esta dependencia.
Añade que las solicitudes para la exploración han aumentado en los últimos años, en alrededor de un 20%.
Semades rechaza explotación en zona boscosa
La Semades no está de acuerdo en que se permita la explotación en donde la vocación del suelo no es compatible, concretamente en zonas boscosas o áreas naturales protegidas.
La titular de la dependencia, Martha Ruth del Toro, explica que zonas como Tapalpa no son idóneas para la explotación intensiva y los tres niveles de Gobierno deben favorecer la conservación de los recursos naturales.
“No puede ser que por un lado estemos tan unidos en esquemas de conservación y por la otra, tan desarticulados en esquemas de explotación que nos dejan fuera e imposibilitan llevar a un camino de protección a una zona. Creo que la industria minera, la extractiva, es importante para Jalisco y debe ser fuente de ingresos, pero debe estar articulada con las políticas de conservación que se tienen en el Estado”.
En cuanto al permiso que emitió la Semarnat para el predio “La Piedra Bola”, explica que revisan el caso para determinar si el Gobierno estatal podría tener alguna injerencia: “Tenemos que conocer las condicionantes de la Manifestación de Impacto Ambiental, y sobre ellas actuar para que, desde luego, haya sentido de respeto al ambiente”.
Y es que, añade, aunque sea un permiso que emiten autoridades federales, no significa que la Semades y los municipios no puedan vigilar.