Jalisco
El “tragonismo”, la pesadilla que conduce a la obesidad mórbida
Enfermos relatan las dificultades de su padecimiento y su despertar con el grupo que les salvó la vida
GUADALAJARA JALISCO.- “Cuando tenía cuatro años era la gordita linda y simpática. Crecí y a mis 15 años ya no era tan linda, sino la gordis, la gorda, la gordinflona o la chule. En otras palabras, era la burla de la gente. Salir a la calle era un martirio. En la escuela me escondía en el baño para comer. En mi casa, mis hermanos no hacían otra cosa más que burlarse.
“Todos los días desayunaba cinco o seis huevos con jamón y cuatro rebanadas de pan. En la escuela almorzaba tres bolsas de papas fritas y dos lonches, y todavía llegaba a comer a mi casa carne y diez tortillas. Hoy he adelgazado 42 kilos. Hoy sé que sí se puede. Soy Vicky y fui una enferma de ‘tragonismo’ y obesidad mórbida”.
Lo que Vicky padeció lo llama “tragonismo”. La palabra no existe en el diccionario, pero podría definirse como el ansia desmesurada o incontrolable por comer, sin gozarlo.
“Los enfermos de ‘tragonismo’ ni siquiera se dan cuenta de lo que están comiendo, porque lo engullen, lo tragan en lugar de saborearlo o de comerlo despacio y disfrutarlo”, indica María de la Luz, coordinadora del primer grupo Tragones Anónimos (TA) que se abrió en Guadalajara.
Además del “tragonismo”, Vicky sufrió obesidad mórbida, un padecimiento que afecta a mil 200 millones de personas, según la Organización Mundial de la Salud (OMS). En nuestro país, más de 70 millones sufren sobrepeso u obesidad en general, de acuerdo con la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición 2009, realizada por el Instituto Nacional de Salud Pública.
La obesidad mórbida es una enfermedad. Se trata de un exceso que está entre 50% y 100% del peso ideal, y un valor mayor al 39 en el índice de la masa corporal, de acuerdo con el Instituto Nacional de Salud de Estados Unidos.
“La mayoría de las veces, el ‘tragonismo’ conduce a la obesidad mórbida, más aún cuando las personas no controlan el ansia de comer”, explica la psicóloga Alejandra Mendoza Reséndiz.
Añade que la obesidad mórbida afecta físicamente, pero también tiene secuelas psicológicas: algunas de las peores son el dolor y el sufrimiento emocional. “La sociedad no ve con buenos ojos a aquéllos con mucho sobrepeso y muchas personas no comprenden las causas y los efectos complejos de esta enfermedad. Existe la idea errónea de que todas las personas obesas son simplemente perezosas, lo que es absolutamente falso”.
Sin embargo, prosigue, este pensamiento equivocado conduce a prejuicios y discriminación en el mercado laboral, en las escuelas y en la sociedad en general. A menudo, estos prejuicios hacen que las personas obesas sientan rechazo, vergüenza y depresión.
El riesgo para desarrollar obesidad mórbida está sumamente influenciado por factores psicológicos, indica la especialista. “El aburrimiento, la depresión, la ansiedad, el estrés, los traumas y los sentimientos de baja autoestima son los factores psicológicos más comunes que podrían hacer que una persona coma en exceso o no se ejercite lo suficiente. Aunque el aspecto psicológico de la obesidad mórbida puede ser difícil de superar, no es imposible. La simple identificación de los problemas psicológicos puede ayudar en gran medida a una persona a comprender las bases de la ingesta en exceso”.
Tragones Anónimos
Las personas que padecen “tragonismo” tienen opciones para enfrentar su enfermedad. Existe una organización que las congrega y atiende: Tragones Anónimos, que hace 26 años se fundó en Durango para ayudar a quienes sufren de obesidad mórbida a controlar sus desórdenes alimenticios, y para resolver los problemas psicológicos que esto conlleva y bajar de peso.
La nutrióloga Miriam, quien toda su vida fue obesa, y un compañero de Doble A (Alcohólicos Anónimos), unieron sus conocimientos para comenzar esta fuente de vida.
En Guadalajara, el grupo Tragones Anónimos se fundó hace 22 años. Su primera sede fue en la calle Santa Mónica 581, colonia El Santuario. Estas instalaciones fueron el semillero de los 18 grupos que actualmente hay en la ciudad.
En estas agrupaciones es anónimo el apellido de las personas, para respetar la identidad de cada una, porque muchas veces es gente muy joven, que trabaja, que está en la escuela y son motivo de burla para la sociedad.
Una nueva vida
María de la Luz, cabeza del grupo TA (Tragones Anónimos), ingresó a la institución hace 22 años con 30 kilogramos de más y muchos problemas de salud. “El día de hoy puedo decir que ya no vivo en un mundo de medicamentos, como lo hacía antes: estoy bien, con los años encima, pero muy saludable. Me siento más joven que hace 22 años que llegué”.
La entrevistada añade: “Yo soy cabeza del grupo de TA El Santuario, pero soy también una compañera más que estoy aquí por la misma necesidad de todos. Existimos gente necesitada de ayuda, gente necesitada de comprensión, porque en mi casa siempre me dijeron: ‘Si no quieres estar gorda, no te comas lo que te engorda’, pero aquí me entienden que muchas veces un pedazo de galleta es más fuerte que mi voluntad, que yo y que mis ganas de bajar de peso. Aquí me entienden porque sufren el mismo problema y enfermedad que yo. Somos gente que no podemos decirle no a la comida”.
Señala que bajar 30 kilos le dio la oportunidad de “vivir una nueva vida, de sentirme diferente, de valorar a la gente que tengo en mi entorno, mis hijos, mis nietos y mi esposo. Mientras pueda moverme, estaré en Tragones Anónimos”.
Dieta y terapia
María de la Luz, con toda una vida formando parte de TA, explica cuál es el procedimiento que se sigue con quienes ingresan por primera ocasión:
“A las personas que llegan por primera vez se les pesa, se miden y se les explica cuántos kilos tienen de más. Se les muestra el plan de alimentación, el cual contiene todos los alimentos que requiere el cuerpo para vivir bien y estar sano”. Detalla que el programa alimenticio consiste en comer verduras, pescado, carnes rojas, pollo, fruta y huevo, en cantidades controladas.
El grupo TA cuenta con una tribuna en la que una persona se sube a relatar su experiencia para todos los demás. La duración de una sesión es de hora y media, pero es común que en algunas ocasiones se extienda hasta dos horas.
“El pase de entrada a Tragones Anónimos es venir realmente con el sufrimiento de los kilos. Y tener mínimo diez kilos de más. Aunque algunas veces hay experiencias de personas que vienen con cinco kilos de más, pero con un mundo de kilos emocionales. Esas personas también son aceptadas”.
La entrada es totalmente gratuita. La gente que forma parte del grupo aporta una cooperación para los gastos, para pagar la renta del lugar, luz y teléfono.
Luchar contra las tentaciones
Los TA manejan un sistema al que ellos llaman anexos, el cual consiste en que las personas se queden a vivir en las instalaciones y no regresen a su casa para no tener ningún tipo de tentación. “Ellos dependen completamente de los miembros del grupo que entran y salen, nosotros pagamos todos sus alimentos y cosas personales como jabón y champú. Ellos no le piden a su familia absolutamente nada, y duran aquí el tiempo que quieran. Nosotros siempre estamos luchando para que lleguen a su peso ideal y recuperen su autoestima. Muchos llegan siendo muy obesos y se van preciosos. Hacemos gente bella, por dentro y por fuera”.
La organización Tragones Anónimos se ha apoyado desde sus inicios en los medios de comunicación para pasar el mensaje a través del radio, de la televisión y los periódicos. Pero desde otro punto de vista, los medios, sobre todo la televisión, son un arma de doble filo. “Le ponen a uno tantas tentaciones con esos comerciales de pasteles, papas, hamburguesas... todo se ve delicioso y todo se te antoja. ¡Coma, engorde, engorde, engorde! Eso es lo que nos dice la televisión”.
Por lo regular, de cada diez personas que llegan a TA, sólo se queda una. “Entre más gorda y enferma viene la gente, menos se queda, aunque se le ofrezca el servicio de anexo. Quieren seguir comiendo y se tiene que respetar su decisión. Aquí nadie está a fuerza. La persona que ingresa tiene que estar completamente decidida a agotar su sufrimiento”.
Aurora es otra enferma de “tragonismo” y pertenece al grupo TA. “Llegué aquí por la necesidad de bajar de peso, porque en los últimos años empecé a subir de 10 en 10 kilos. Cuando llegué aquí tenía 40 kilos de más”.
Indica: “Siempre he comido mucho, pero cuando yo era soltera y vivía en mi casa, mi mamá nos servía en porciones pequeñas, y siempre me quedaba con hambre. Pero cuando me casé y yo cocinaba, me servía unos platos enormes y ahí fue cuando empecé a engordar. No podía dejar de comer”.
Aurora trabaja en oficinas, en un cuarto piso, lo cual después se convirtió en un martirio. “Me dolían mucho las rodillas, tenía que bajar de ladito o muy despacio. Un día mi esposo me regaló un volante de Tragones Anónimos y yo me indigné mucho; al mes me decidí a venir, jamás pensé que me fuera a quedar. Llegué a Tragones con mi sufrimiento, disfrazado con 40 kilos de más, y me quedé”.
Ahora ha bajado 35 kilos y continúa con su plan alimenticio. “Muchos llegan, pero pocos se quedan, yo llegué y no tengo ganas de irme. Éste es mi lugar, es mi casa”.
TA es una institución para personas de cualquier edad. Jesica, de 18 años, es otra enferma de “tragonismo”. Ella llegó un 5 de agosto: “El primer día que llegué, me pesó una compañera y me midió. Me dice: ‘Pesas 119 kilos, tienes que pesar 62’. Tenía que bajar 57 kilos y a mí se me hacía imposible”.
Pero ya lleva seis meses y 39 kilos menos, a base de un gran sacrificio. De su vida anterior, recuerda que era muy agresiva, pues la gente le gritaba insultos por la calle. Incluso llegó hasta los golpes contra otras mujeres que la llamaban gorda, “pero no me servía de nada porque llegaba a mi casa y me ponía a llorar tres días seguidos de tristeza”.
Vicky, María de la Luz, Aurora y Jesica son sólo algunos ejemplos de los aproximadamente 70 millones de mexicanos que sufren sobrepeso u obesidad. Los tragones no pueden dejar de comer, pero pueden dejar de tragar.
FRASES
"Los enfermos de ‘tragonismo’ ni siquiera se dan cuenta de lo que están comiendo, porque lo engullen, lo tragan en lugar de disfrutarlo "
María de la Luz, coordinadora de Tragones Anónimos.
"La mayoría de las veces, el ‘tragonismo’ conduce a la obesidad mórbida, más aún cuando las personas no controlan el ansia de comer "
Alejandra Mendoza Reséndiz, psicóloga.
"El primer día que llegué, me pesó una compañera y me dijo: ‘Pesas 119 kilos, tienes que pesar 62’. Tenía que bajar 57 kilos y se me hacía imposible "
Jesica, enferma de “tragonismo”.
"Salir a la calle era un martirio. En la escuela me escondía en el baño para comer. En mi casa, mis hermanos no hacían otra cosa más que burlarse "
Vicky, enferma de “tragonismo”.
“Todos los días desayunaba cinco o seis huevos con jamón y cuatro rebanadas de pan. En la escuela almorzaba tres bolsas de papas fritas y dos lonches, y todavía llegaba a comer a mi casa carne y diez tortillas. Hoy he adelgazado 42 kilos. Hoy sé que sí se puede. Soy Vicky y fui una enferma de ‘tragonismo’ y obesidad mórbida”.
Lo que Vicky padeció lo llama “tragonismo”. La palabra no existe en el diccionario, pero podría definirse como el ansia desmesurada o incontrolable por comer, sin gozarlo.
“Los enfermos de ‘tragonismo’ ni siquiera se dan cuenta de lo que están comiendo, porque lo engullen, lo tragan en lugar de saborearlo o de comerlo despacio y disfrutarlo”, indica María de la Luz, coordinadora del primer grupo Tragones Anónimos (TA) que se abrió en Guadalajara.
Además del “tragonismo”, Vicky sufrió obesidad mórbida, un padecimiento que afecta a mil 200 millones de personas, según la Organización Mundial de la Salud (OMS). En nuestro país, más de 70 millones sufren sobrepeso u obesidad en general, de acuerdo con la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición 2009, realizada por el Instituto Nacional de Salud Pública.
La obesidad mórbida es una enfermedad. Se trata de un exceso que está entre 50% y 100% del peso ideal, y un valor mayor al 39 en el índice de la masa corporal, de acuerdo con el Instituto Nacional de Salud de Estados Unidos.
“La mayoría de las veces, el ‘tragonismo’ conduce a la obesidad mórbida, más aún cuando las personas no controlan el ansia de comer”, explica la psicóloga Alejandra Mendoza Reséndiz.
Añade que la obesidad mórbida afecta físicamente, pero también tiene secuelas psicológicas: algunas de las peores son el dolor y el sufrimiento emocional. “La sociedad no ve con buenos ojos a aquéllos con mucho sobrepeso y muchas personas no comprenden las causas y los efectos complejos de esta enfermedad. Existe la idea errónea de que todas las personas obesas son simplemente perezosas, lo que es absolutamente falso”.
Sin embargo, prosigue, este pensamiento equivocado conduce a prejuicios y discriminación en el mercado laboral, en las escuelas y en la sociedad en general. A menudo, estos prejuicios hacen que las personas obesas sientan rechazo, vergüenza y depresión.
El riesgo para desarrollar obesidad mórbida está sumamente influenciado por factores psicológicos, indica la especialista. “El aburrimiento, la depresión, la ansiedad, el estrés, los traumas y los sentimientos de baja autoestima son los factores psicológicos más comunes que podrían hacer que una persona coma en exceso o no se ejercite lo suficiente. Aunque el aspecto psicológico de la obesidad mórbida puede ser difícil de superar, no es imposible. La simple identificación de los problemas psicológicos puede ayudar en gran medida a una persona a comprender las bases de la ingesta en exceso”.
Tragones Anónimos
Las personas que padecen “tragonismo” tienen opciones para enfrentar su enfermedad. Existe una organización que las congrega y atiende: Tragones Anónimos, que hace 26 años se fundó en Durango para ayudar a quienes sufren de obesidad mórbida a controlar sus desórdenes alimenticios, y para resolver los problemas psicológicos que esto conlleva y bajar de peso.
La nutrióloga Miriam, quien toda su vida fue obesa, y un compañero de Doble A (Alcohólicos Anónimos), unieron sus conocimientos para comenzar esta fuente de vida.
En Guadalajara, el grupo Tragones Anónimos se fundó hace 22 años. Su primera sede fue en la calle Santa Mónica 581, colonia El Santuario. Estas instalaciones fueron el semillero de los 18 grupos que actualmente hay en la ciudad.
En estas agrupaciones es anónimo el apellido de las personas, para respetar la identidad de cada una, porque muchas veces es gente muy joven, que trabaja, que está en la escuela y son motivo de burla para la sociedad.
Una nueva vida
María de la Luz, cabeza del grupo TA (Tragones Anónimos), ingresó a la institución hace 22 años con 30 kilogramos de más y muchos problemas de salud. “El día de hoy puedo decir que ya no vivo en un mundo de medicamentos, como lo hacía antes: estoy bien, con los años encima, pero muy saludable. Me siento más joven que hace 22 años que llegué”.
La entrevistada añade: “Yo soy cabeza del grupo de TA El Santuario, pero soy también una compañera más que estoy aquí por la misma necesidad de todos. Existimos gente necesitada de ayuda, gente necesitada de comprensión, porque en mi casa siempre me dijeron: ‘Si no quieres estar gorda, no te comas lo que te engorda’, pero aquí me entienden que muchas veces un pedazo de galleta es más fuerte que mi voluntad, que yo y que mis ganas de bajar de peso. Aquí me entienden porque sufren el mismo problema y enfermedad que yo. Somos gente que no podemos decirle no a la comida”.
Señala que bajar 30 kilos le dio la oportunidad de “vivir una nueva vida, de sentirme diferente, de valorar a la gente que tengo en mi entorno, mis hijos, mis nietos y mi esposo. Mientras pueda moverme, estaré en Tragones Anónimos”.
Dieta y terapia
María de la Luz, con toda una vida formando parte de TA, explica cuál es el procedimiento que se sigue con quienes ingresan por primera ocasión:
“A las personas que llegan por primera vez se les pesa, se miden y se les explica cuántos kilos tienen de más. Se les muestra el plan de alimentación, el cual contiene todos los alimentos que requiere el cuerpo para vivir bien y estar sano”. Detalla que el programa alimenticio consiste en comer verduras, pescado, carnes rojas, pollo, fruta y huevo, en cantidades controladas.
El grupo TA cuenta con una tribuna en la que una persona se sube a relatar su experiencia para todos los demás. La duración de una sesión es de hora y media, pero es común que en algunas ocasiones se extienda hasta dos horas.
“El pase de entrada a Tragones Anónimos es venir realmente con el sufrimiento de los kilos. Y tener mínimo diez kilos de más. Aunque algunas veces hay experiencias de personas que vienen con cinco kilos de más, pero con un mundo de kilos emocionales. Esas personas también son aceptadas”.
La entrada es totalmente gratuita. La gente que forma parte del grupo aporta una cooperación para los gastos, para pagar la renta del lugar, luz y teléfono.
Luchar contra las tentaciones
Los TA manejan un sistema al que ellos llaman anexos, el cual consiste en que las personas se queden a vivir en las instalaciones y no regresen a su casa para no tener ningún tipo de tentación. “Ellos dependen completamente de los miembros del grupo que entran y salen, nosotros pagamos todos sus alimentos y cosas personales como jabón y champú. Ellos no le piden a su familia absolutamente nada, y duran aquí el tiempo que quieran. Nosotros siempre estamos luchando para que lleguen a su peso ideal y recuperen su autoestima. Muchos llegan siendo muy obesos y se van preciosos. Hacemos gente bella, por dentro y por fuera”.
La organización Tragones Anónimos se ha apoyado desde sus inicios en los medios de comunicación para pasar el mensaje a través del radio, de la televisión y los periódicos. Pero desde otro punto de vista, los medios, sobre todo la televisión, son un arma de doble filo. “Le ponen a uno tantas tentaciones con esos comerciales de pasteles, papas, hamburguesas... todo se ve delicioso y todo se te antoja. ¡Coma, engorde, engorde, engorde! Eso es lo que nos dice la televisión”.
Por lo regular, de cada diez personas que llegan a TA, sólo se queda una. “Entre más gorda y enferma viene la gente, menos se queda, aunque se le ofrezca el servicio de anexo. Quieren seguir comiendo y se tiene que respetar su decisión. Aquí nadie está a fuerza. La persona que ingresa tiene que estar completamente decidida a agotar su sufrimiento”.
Aurora es otra enferma de “tragonismo” y pertenece al grupo TA. “Llegué aquí por la necesidad de bajar de peso, porque en los últimos años empecé a subir de 10 en 10 kilos. Cuando llegué aquí tenía 40 kilos de más”.
Indica: “Siempre he comido mucho, pero cuando yo era soltera y vivía en mi casa, mi mamá nos servía en porciones pequeñas, y siempre me quedaba con hambre. Pero cuando me casé y yo cocinaba, me servía unos platos enormes y ahí fue cuando empecé a engordar. No podía dejar de comer”.
Aurora trabaja en oficinas, en un cuarto piso, lo cual después se convirtió en un martirio. “Me dolían mucho las rodillas, tenía que bajar de ladito o muy despacio. Un día mi esposo me regaló un volante de Tragones Anónimos y yo me indigné mucho; al mes me decidí a venir, jamás pensé que me fuera a quedar. Llegué a Tragones con mi sufrimiento, disfrazado con 40 kilos de más, y me quedé”.
Ahora ha bajado 35 kilos y continúa con su plan alimenticio. “Muchos llegan, pero pocos se quedan, yo llegué y no tengo ganas de irme. Éste es mi lugar, es mi casa”.
TA es una institución para personas de cualquier edad. Jesica, de 18 años, es otra enferma de “tragonismo”. Ella llegó un 5 de agosto: “El primer día que llegué, me pesó una compañera y me midió. Me dice: ‘Pesas 119 kilos, tienes que pesar 62’. Tenía que bajar 57 kilos y a mí se me hacía imposible”.
Pero ya lleva seis meses y 39 kilos menos, a base de un gran sacrificio. De su vida anterior, recuerda que era muy agresiva, pues la gente le gritaba insultos por la calle. Incluso llegó hasta los golpes contra otras mujeres que la llamaban gorda, “pero no me servía de nada porque llegaba a mi casa y me ponía a llorar tres días seguidos de tristeza”.
Vicky, María de la Luz, Aurora y Jesica son sólo algunos ejemplos de los aproximadamente 70 millones de mexicanos que sufren sobrepeso u obesidad. Los tragones no pueden dejar de comer, pero pueden dejar de tragar.
FRASES
"Los enfermos de ‘tragonismo’ ni siquiera se dan cuenta de lo que están comiendo, porque lo engullen, lo tragan en lugar de disfrutarlo "
María de la Luz, coordinadora de Tragones Anónimos.
"La mayoría de las veces, el ‘tragonismo’ conduce a la obesidad mórbida, más aún cuando las personas no controlan el ansia de comer "
Alejandra Mendoza Reséndiz, psicóloga.
"El primer día que llegué, me pesó una compañera y me dijo: ‘Pesas 119 kilos, tienes que pesar 62’. Tenía que bajar 57 kilos y se me hacía imposible "
Jesica, enferma de “tragonismo”.
"Salir a la calle era un martirio. En la escuela me escondía en el baño para comer. En mi casa, mis hermanos no hacían otra cosa más que burlarse "
Vicky, enferma de “tragonismo”.