Internacional

Silencio y unidad en señal de repulsa al último asesinato de ETA

Miles de personas se concentraron en las principales localidades, junto a miembros del Gobierno y los grupos políticos, que volvieron a la unidad frente a ETA

Madrid.- Los españoles optaron hoy por el silencio y la unidad para expresar su repulsa al atentado terrorista de ETA que costó la vida este miércoles en el País Vasco al guardia civil Juan Manuel Piñuel, que será enterrado en las próximas horas.

El coche-bomba que los terroristas hicieron explotar frente a una casa-cuartel de la Guardia Civil en la localidad de Legutiano encontró la respuesta clara de la ciudadanía, que secundó el llamamiento de los ayuntamientos para guardar un minuto de silencio.

Miles de personas se concentraron en las principales localidades, junto a miembros del Gobierno y los grupos políticos, que volvieron a la unidad frente a ETA por primera vez en cuatro años, tras la división que caracterizó la legislatura pasada.

La vicepresidenta primera del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, el presidente regional vasco, Juan José Ibarretxe, y la presidenta del conservador Partido Popular (PP) en el País Vasco, María San Gil, participaron juntos en la concentración que tuvo lugar en el centro de Vitoria, la capital regional vasca.

Tras la concentración, se colocó una ofrenda floral en el monumento a las víctimas del terrorismo erigido en la puerta del Parlamento Vasco, junto a una fotografía de Piñuel, en una imagen de unidad democrática olvidada desde hacía tiempo.

Esta vuelta a la unidad se escenificó ya ayer, en el Parlamento, cuando el jefe del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, hizo un llamamiento a los partidos a caminar "juntos y unidos", al que el líder del opositor PP, Mariano Rajoy, contestó ofreciendo todo su apoyo para recuperar el consenso en materia antiterrorista.

Rajoy insistió hoy en que "con el Estado de Derecho, las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado esta batalla la van a ganar quienes tienen que ganarla, la inmensa mayoría de los españoles, para recuperar la libertad en el País Vasco y en toda España".

Antes de las concentraciones, se celebró en la catedral de Vitoria el funeral por el agente fallecido, al que asistieron también el príncipe Felipe, heredero de la corona española, y su esposa Letizia Ortiz, que dieron el pésame a la familia.

En el interior del templo, al que por deseo de la familia no se permitió la entrada de cámaras y micrófonos, se vivió el momento más tenso, cuando en un momento de silencio tras la comunión una persona gritó: "Juan Manuel has muerto por ser español en una tierra en la que te puede costar la vida ser español".

El grito fue respondido con aplausos por algunos asistentes al funeral, al igual que por los "vivas" a la Guardia Civil, más numerosos, cuando ya terminó el oficio religioso.

Juan Manuel Piñuel, de 41 años, será enterrado en Málaga (sur de España), donde viven su esposa y su hijo.

El guardia civil residía desde hacía sólo un mes en el País Vasco, a donde había ido destinado como voluntario, ya que los agentes que pasan tres años en este destino, considerado de alto riesgo, tienen preferencia posteriormente para solicitar destino.

El obispo de Vitoria, Miguel Asurmendi, ofició el funeral por el agente asesinado y condenó a los autores del atentado, al tiempo que se preguntó si "¿así se sirve al bien del pueblo vasco?"

Asurmendi subrayó el "hartazgo que sienten millones de personas ante un nuevo atentado criminal que se une a cientos de actos similares a lo largo de cuarenta años".

La banda terrorista ETA ha asesinado a más de 850 personas desde 1968 en su búsqueda de un Estado vasco independiente y socialista.

Las fuerzas de seguridad del Estado continuaron con la investigación de los detalles del atentado etarra, que se atribuye al "comando Vizcaya" de la banda terrorista, que podría estar integrado por jóvenes aún no fichados por la policía.

Fuentes de la lucha antiterrorista informaron que la pequeña furgoneta que los terroristas cargaron con un centenar de kilos de explosivo para atacar la casa-cuartel de Legutiano había sido robada en Francia el 16 de abril de este año.

Según estas fuentes, el dueño de la furgoneta ha identificado un llavero de su propiedad que apareció en el vehículo en el que huyeron los terroristas después de la explosión.

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