Internacional
Oposición bielorrusa denuncia elecciones legislativas manipuladas
Durante los cuatro últimos años, el papel de los diputados de la cámara saliente se limitó en lo esencial a validar las decisiones de la presidencia, según la oposición
MINSK, BIELORRUSIA (23/SEP/2012).- Las autoridades de Bielorrusia anunciaron una tasa de participación final del 74,3% en las legislativas de este domingo, en las que se impondrían los partidarios del autoritario presidente Alexander Lukashenko, mientras que la oposición denunció un escrutinio manipulado.
A pesar del llamado a boicotear los comicios de los principales partidos de la oposición, el régimen celebró la fuerte tasa de participación.
"Estoy satisfecha de esta elección (...), la participación es muy buena y va más allá de lo que esperábamos", declaró la presidenta de la Comisión Electoral, Lidya Yermoshina dos horas antes del cierre de los colegios electorales.
Preguntada sobre si la oposición había ganado algún escaño, Yermoshina dijo a un periodista: "Es poco probable, ninguna de las regiones me envió información en ese sentido".
"La Comisión Electoral miente de manera vergonzosa en la medida en que estas cifras son radicalmente distintas de las de los observadores", dijo por su parte a la AFP el codirigente del Partido Democristiano (oposición), Vitali Rymachevski, asegurando que según su partido sólo hubo un 38% de participación.
El movimiento para la Libertad (oposición), también comunicó cifras de participación muy diferentes de las oficiales.
Periodistas de la AFP pudieron constatar que los electores eran pocos en los colegios electorales de la capital, a pesar de los incesantes mensajes de la televisión pública que convocó a la población a participar.
Las dos principales organizaciones de la oposición --el Partido Cívico Unido y el Frente Popular Bielorruso-- boicotearon el voto para denunciar las múltiples violaciones del procedimiento electoral y aconsejaron a sus partidarios salir de paseo en lugar de ir a votar.
Durante los cuatro últimos años, el papel de los diputados de la cámara saliente se limitó en lo esencial a validar las decisiones de la presidencia, según la oposición y los observadores.
En las legislativas de 2008, ninguno de los diputados que criticaban al poder resultó elegido, una situación que podría repetirse este domingo.
"No necesitamos ninguna revolución"
El presidente Alexander Lukashenko, que votó en su circunscripción junto a su hijo Kolia, aseguró que los demás países tendrían que tener envidia de Bielorrusia.
"Tendrían que envidiar nuestras elecciones aburridas, no necesitamos ninguna revolución", dijo Lukashenko.
Unos siete millones de electores fueron convocados a las urnas para designar a los 110 diputados del parlamento de este país de 9.5 millones de habitantes, dirigido desde hace 18 años por el presidente Lukashenko.
Estas elecciones legislativas sin suspense se producen casi dos años después de la controvertida reelección de Lukashenko para un cuarto mandato, al cabo de la cual miles de manifestantes salieron a las calles en Minsk, la capital, para denunciar un fraude masivo.
Numerosos arrestos y condenas se produjeron después de esas manifestaciones. Un ex candidato a la presidencial y una decena de militantes de la oposición y defensores de los derechos humanos aún están en prisión.
Los resultados del voto no deberían ser una sorpresa, ya que la inmensa mayoría de los diputados es leal a Lukashenko.
La incógnita es la capacidad de la oposición para movilizarse después de la dura represión consecutiva a la elección de 2010.
A comienzos de año, la Unión Europea acentuó las sanciones contra casi 250 responsables bielorrusos para protestar contra la represión hacia los opositores, lo que ha llevado a Bielorrusia, muy aislada en el contexto internacional y en medio de una grave crisis económica, a dirigirse a Rusia para lograr apoyo y ayuda financiera.
Según Vladimir Nekliayev, un dirigente opositor y ex candidato a la presidencial de diciembre de 2010 detenido el mismo día de la elección, la oposición no se hace ilusiones de poder derrotar en una elección al autoritario Lukashenko, y su esperanza es que Rusia deje de apoyarlo algún día.
A pesar del llamado a boicotear los comicios de los principales partidos de la oposición, el régimen celebró la fuerte tasa de participación.
"Estoy satisfecha de esta elección (...), la participación es muy buena y va más allá de lo que esperábamos", declaró la presidenta de la Comisión Electoral, Lidya Yermoshina dos horas antes del cierre de los colegios electorales.
Preguntada sobre si la oposición había ganado algún escaño, Yermoshina dijo a un periodista: "Es poco probable, ninguna de las regiones me envió información en ese sentido".
"La Comisión Electoral miente de manera vergonzosa en la medida en que estas cifras son radicalmente distintas de las de los observadores", dijo por su parte a la AFP el codirigente del Partido Democristiano (oposición), Vitali Rymachevski, asegurando que según su partido sólo hubo un 38% de participación.
El movimiento para la Libertad (oposición), también comunicó cifras de participación muy diferentes de las oficiales.
Periodistas de la AFP pudieron constatar que los electores eran pocos en los colegios electorales de la capital, a pesar de los incesantes mensajes de la televisión pública que convocó a la población a participar.
Las dos principales organizaciones de la oposición --el Partido Cívico Unido y el Frente Popular Bielorruso-- boicotearon el voto para denunciar las múltiples violaciones del procedimiento electoral y aconsejaron a sus partidarios salir de paseo en lugar de ir a votar.
Durante los cuatro últimos años, el papel de los diputados de la cámara saliente se limitó en lo esencial a validar las decisiones de la presidencia, según la oposición y los observadores.
En las legislativas de 2008, ninguno de los diputados que criticaban al poder resultó elegido, una situación que podría repetirse este domingo.
"No necesitamos ninguna revolución"
El presidente Alexander Lukashenko, que votó en su circunscripción junto a su hijo Kolia, aseguró que los demás países tendrían que tener envidia de Bielorrusia.
"Tendrían que envidiar nuestras elecciones aburridas, no necesitamos ninguna revolución", dijo Lukashenko.
Unos siete millones de electores fueron convocados a las urnas para designar a los 110 diputados del parlamento de este país de 9.5 millones de habitantes, dirigido desde hace 18 años por el presidente Lukashenko.
Estas elecciones legislativas sin suspense se producen casi dos años después de la controvertida reelección de Lukashenko para un cuarto mandato, al cabo de la cual miles de manifestantes salieron a las calles en Minsk, la capital, para denunciar un fraude masivo.
Numerosos arrestos y condenas se produjeron después de esas manifestaciones. Un ex candidato a la presidencial y una decena de militantes de la oposición y defensores de los derechos humanos aún están en prisión.
Los resultados del voto no deberían ser una sorpresa, ya que la inmensa mayoría de los diputados es leal a Lukashenko.
La incógnita es la capacidad de la oposición para movilizarse después de la dura represión consecutiva a la elección de 2010.
A comienzos de año, la Unión Europea acentuó las sanciones contra casi 250 responsables bielorrusos para protestar contra la represión hacia los opositores, lo que ha llevado a Bielorrusia, muy aislada en el contexto internacional y en medio de una grave crisis económica, a dirigirse a Rusia para lograr apoyo y ayuda financiera.
Según Vladimir Nekliayev, un dirigente opositor y ex candidato a la presidencial de diciembre de 2010 detenido el mismo día de la elección, la oposición no se hace ilusiones de poder derrotar en una elección al autoritario Lukashenko, y su esperanza es que Rusia deje de apoyarlo algún día.