Internacional
Militares disparan en Egipto contra civiles; 278 muertos
El ejército se moviliza contra manifestantes islamistas pro Morsi
EL CAIRO, EGIPTO (15/AGO/2013).- Las esperanzas de libertad y democracia que desataron la Primavera
Egipcia, rápidamente se convirtieron en toque de queda, estado de excepción y golpe de Estado. En un hecho sin precedente en este país, y que puede ser comparable a las represiones de la Plaza de Tiananmen de China, en 1989 o incluso al mayo de 1968 mexicano, el Ejército egipcio aplastó una manifestación islamista que reclamaba el retorno de Mohamed Morsi. Con esto, los militares se reafirman como el poder real en Egipto tras siete semanas de un golpe de Estado que depuso al único mandatario electo democráticamente.
La cifra de muertos reconocida por la autoridad sumaba 278 y los heridos prácticamente llegan a mil. La masacre ocurrió en el barrio Ciudad Nasser de El Cairo, donde los Hermanos Musulmanes habían constituido un campamento permanente en apoyo al depuesto presidente. Con la masacre efectuada por los militares egipcios, que siempre han fungido como el poder fáctico rector de la nación magrebí, se llega al punto máximo de polarización tras más de siete semanas de inestabilidad política. Estados Unidos no tardó en condenar la represión a través del secretario de Estado, John Kerry, que pidió a El Cairo que restablezca cuanto antes el orden constitucional.
Por su parte, Mohamed El Baradei, galardonado con el Premio Nobel de la Paz en 2005, dimitió de su posición en el Gobierno tras la masacre.
La cifra de muertos reconocida por la autoridad sumaba 278 y los heridos prácticamente llegan a mil. La masacre ocurrió en el barrio Ciudad Nasser de El Cairo, donde los Hermanos Musulmanes habían constituido un campamento permanente en apoyo al depuesto presidente. Con la masacre efectuada por los militares egipcios, que siempre han fungido como el poder fáctico rector de la nación magrebí, se llega al punto máximo de polarización tras más de siete semanas de inestabilidad política. Estados Unidos no tardó en condenar la represión a través del secretario de Estado, John Kerry, que pidió a El Cairo que restablezca cuanto antes el orden constitucional.
Por su parte, Mohamed El Baradei, galardonado con el Premio Nobel de la Paz en 2005, dimitió de su posición en el Gobierno tras la masacre.