Internacional
Facciones egipcias negocian sobre primer ministro
Grupos se manifiestan para exigir que EU ''saque las manos'' de los asuntos políticos de Egipto
EL CAIRO, EGIPTO (07/JUL/2013).- Facciones laicas y liberales en el nuevo gobierno egipcio trabajaban hoy para llegar a una solución negociada con los islamistas ultraconservadores en torno a un nuevo primer ministro, en momentos que un economista liberal surge como fuerte candidato al cargo para dirigir el país después que los militares echaron al presidente Mohamed Morsi.
Al tiempo que las negociaciones continuaban, las muestras de fuerza sobre el derrocamiento del primer presidente electo democráticamente en el país estaban lejos de concluir, con cientos de miles de partidarios de ambas partes en las calles. Las fuerzas armadas desplegaron efectivos en puntos clave en El Cairo y otras ciudades en medio de temores de nuevos actos de violencia.
La Hermandad Musulmana siguió adelante con su campaña de manifestaciones dirigidas a devolver a Morsi a la presidencia, promoviendo que una gran cantidad de personas se manifestaran en nuevos actos de protesta. Los dirigentes de la Hermandad prometieron que el grupo no se dejará "atemorizar" por el arresto de sus líderes y el cierre de sus medios de comunicación.
Por su parte, los que se oponen a la Hermandad convocaron a grandes concentraciones en la Plaza Tahrir y otras en El Cairo, así como en otras ciudades para rechazar el contraataque islamista. Las manifestaciones tomaron un tono profundamente nacionalista, con grandes elogios a las fuerzas armadas y fuertes opiniones contra el percibido apoyo de Estados Unidos a Morsi y su Hermandad.
Aviones militares sobrevolaron las multitudes que llenaban la Plaza Tahrir, dibujando un corazón y una bandera egipcia en el cielo con humo de colores. En la plaza, grandes carteles decían "Obama, saca las manos, un mensaje a Estados Unidos. Obama apoya a los terroristas del 11 de septiembre de 2001", acompañado con una foto del mandatario con barba de islamista.
El tono pareció dirigido a acallar las protestas de la Hermandad y sus aliados islamistas de que el derrocamiento de Morsi por parte del ejército fue un golpe contra la democracia. Los lemas antiestadounidenses tenían un doble mensaje: presentar a la Hermandad como una herramienta de Washington y enfrentar las preocupaciones de Estados Unidos sobre los militares en Egipto.
Durante el año que duró la presidencia de Morsi, muchos de sus opositores acusaron a Washington de apoyarlo. La Casa Blanca recalcó con frecuencia que trataba con Morsi como el presidente electo.
Antes que comenzara la ola de manifestaciones contra Morsi el 30 de junio, la embajadora de Estados Unidos en Egipto, Anne Patterson, dijo en un discurso que tenía un "profundo escepticismo" de que las protestas rindieran fruto y defendió las relaciones de Estados Unidos con la Hermandad Musulmana como necesarias pues el grupo forma parte del gobierno democráticamente electo del país.
Desde el derrocamiento de Morsi el miércoles, Washington se ha expresado con cautela y ha indicado sus preocupaciones sin calificar abiertamente los hechos como un golpe de Estado ni denunciar la caída del presidente.
El sábado, la Casa Blanca expresó en un comunicado que rechaza "las acusaciones falsas propagadas por algunos en Egipto de que estamos trabajando con partidos políticos o movimientos específicos para dictar la transición en el país'', e indicó que el gobierno de Estados Unidos está comprometido con las aspiraciones democráticas egipcias.
En las negociaciones relacionadas al primer ministro, Ziad Bahaa-Eldin, de 48 años, economista liberal y crítico de la Hermandad, surgió como el principal candidato, informó al canal de la televisión egipcia ONTV un portavoz del presidente interino.
En declaraciones, Bahaa-Eldin confirmó que su nombre se estaba barajando y expresó que "todavía está pensando en el tema".
Su nombre surgió después que un partido ultraconservador salafista bloqueó el sábado la propuesta de facciones liberales y laicas para nombrar al reformista más prominente del país, Mohamed ElBaradei. Según el acuerdo, ElBaradei sería nombrado vicepresidente.
Al tiempo que las negociaciones continuaban, las muestras de fuerza sobre el derrocamiento del primer presidente electo democráticamente en el país estaban lejos de concluir, con cientos de miles de partidarios de ambas partes en las calles. Las fuerzas armadas desplegaron efectivos en puntos clave en El Cairo y otras ciudades en medio de temores de nuevos actos de violencia.
La Hermandad Musulmana siguió adelante con su campaña de manifestaciones dirigidas a devolver a Morsi a la presidencia, promoviendo que una gran cantidad de personas se manifestaran en nuevos actos de protesta. Los dirigentes de la Hermandad prometieron que el grupo no se dejará "atemorizar" por el arresto de sus líderes y el cierre de sus medios de comunicación.
Por su parte, los que se oponen a la Hermandad convocaron a grandes concentraciones en la Plaza Tahrir y otras en El Cairo, así como en otras ciudades para rechazar el contraataque islamista. Las manifestaciones tomaron un tono profundamente nacionalista, con grandes elogios a las fuerzas armadas y fuertes opiniones contra el percibido apoyo de Estados Unidos a Morsi y su Hermandad.
Aviones militares sobrevolaron las multitudes que llenaban la Plaza Tahrir, dibujando un corazón y una bandera egipcia en el cielo con humo de colores. En la plaza, grandes carteles decían "Obama, saca las manos, un mensaje a Estados Unidos. Obama apoya a los terroristas del 11 de septiembre de 2001", acompañado con una foto del mandatario con barba de islamista.
El tono pareció dirigido a acallar las protestas de la Hermandad y sus aliados islamistas de que el derrocamiento de Morsi por parte del ejército fue un golpe contra la democracia. Los lemas antiestadounidenses tenían un doble mensaje: presentar a la Hermandad como una herramienta de Washington y enfrentar las preocupaciones de Estados Unidos sobre los militares en Egipto.
Durante el año que duró la presidencia de Morsi, muchos de sus opositores acusaron a Washington de apoyarlo. La Casa Blanca recalcó con frecuencia que trataba con Morsi como el presidente electo.
Antes que comenzara la ola de manifestaciones contra Morsi el 30 de junio, la embajadora de Estados Unidos en Egipto, Anne Patterson, dijo en un discurso que tenía un "profundo escepticismo" de que las protestas rindieran fruto y defendió las relaciones de Estados Unidos con la Hermandad Musulmana como necesarias pues el grupo forma parte del gobierno democráticamente electo del país.
Desde el derrocamiento de Morsi el miércoles, Washington se ha expresado con cautela y ha indicado sus preocupaciones sin calificar abiertamente los hechos como un golpe de Estado ni denunciar la caída del presidente.
El sábado, la Casa Blanca expresó en un comunicado que rechaza "las acusaciones falsas propagadas por algunos en Egipto de que estamos trabajando con partidos políticos o movimientos específicos para dictar la transición en el país'', e indicó que el gobierno de Estados Unidos está comprometido con las aspiraciones democráticas egipcias.
En las negociaciones relacionadas al primer ministro, Ziad Bahaa-Eldin, de 48 años, economista liberal y crítico de la Hermandad, surgió como el principal candidato, informó al canal de la televisión egipcia ONTV un portavoz del presidente interino.
En declaraciones, Bahaa-Eldin confirmó que su nombre se estaba barajando y expresó que "todavía está pensando en el tema".
Su nombre surgió después que un partido ultraconservador salafista bloqueó el sábado la propuesta de facciones liberales y laicas para nombrar al reformista más prominente del país, Mohamed ElBaradei. Según el acuerdo, ElBaradei sería nombrado vicepresidente.