Internacional
Centroamérica vive carrera armamentista
La región está convertida en una gran receptora de ayuda, la cual en 2011 ascendió a más de siete MMDD
SAN JOSÉ, COSTA RICA (05/FEB/2013).- Estados Unidos, vía la iniciativa Mérida, aporta miles de millones de dólares en equipo y capacitación a las naciones de la región. Con el pretexto de combatir al narcotráfico y a un acuciante menú de mafias del crimen organizado transnacional, Centroamérica se convirtió en los últimos años en un receptor de asistencia y cooperación militar y policial provista por un abanico de socios que, como Cuba y Estados Unidos, China y Taiwán o Colombia y Venezuela, defienden intereses geopolíticos disímiles y que completan aliados regionales y extrarregionales como México, España, Chile, Holanda, Canadá, Brasil, Japón, Israel, Rusia, Gran Bretaña, Corea del Sur, Italia y Francia.
Centroamérica ha caído en otra carrera armamentista como la que inició en la década de 1950. Paralelo a la permanencia de dictaduras militares derechistas apoyadas por Estados Unidos en Guatemala, El Salvador, Honduras y Nicaragua, un proceso similar se intensificó en los decenios de 1960, 1970 y 1980 con el combate de Washington a las guerrillas comunistas del Istmo, apoyadas por Cuba y lo que entonces eran la Unión Soviética y el campo socialista de Europa del Este.
En 2008, los ejércitos reasumieron funciones de seguridad pública
Las fuerzas castrenses centroamericanas se replegaron a sus cuarteles y dejaron de ser cabeza de Gobierno entre 1979 y 1986, pero la situación cambió en 2008 cuando los ejércitos de Guatemala, El Salvador, Honduras y Nicaragua reasumieron funciones de seguridad pública en apoyo a las policías para enfrentar al crimen organizado.
Cifras del Instituto Internacional de Estudios para la Paz (SIPRI), con sede en Suecia y catalogado como el más certero centro mundial de monitoreo de presupuestos castrenses, mostraron que el gasto militar total de Centroamérica y El Caribe superó los siete mil millones de dólares en 2011 (MMDD), un aumento de 2.7% frente a 2010.
“Hay una carrera armamentista en América Latina que incluye a Centroamérica. Es obvio y es terrible”, dijo el costarricense Luis Alberto Cordero, de la (no estatal) Fundación Arias para la Paz y el Progreso, organización de esta capital promotora del desarme.
Consultado sobre si para atacar al crimen organizado se requieren millonarios gastos en dólares, el fiscal general de Costa Rica, Jorge Chavarría, contestó: “No”.
“Si enfrentamos de manera armada a las organizaciones criminales, lo que vamos a tener es una respuesta más potente que la que podemos nosotros tener, porque ellos tienen mucho más dinero, tienen más capacidad y van más rápido en sus capacidades. Aquí es una lucha de civilización, es una lucha de no permitir que se consolide en ninguno de los territorios de la región una organización criminal, como se ha consolidado en Colombia y como ha ocurrido en México”.
“La región requiere una lucha de decisiones, de valor, de hombres rectos y decididos que usen las armas del Estado de derecho para convertirlo en realidad e investigar, acusar, juzgar e imponer penas y desarticular las organizaciones”.
Por su parte, el guatemalteco Sandino Asturias, coordinador de la ONG Centro de Estudios de Guatemala, declaró: “La política de militarizar el combate al ‘narco’ fracasó y debe revisarse. No hay que poner énfasis en lo militar. Los soldados se reponen y no se debilita la estructura criminal. No debemos seguir ese mal ejemplo”.
Por su ubicación geográfica —cerca de países productores de cocaína, como Colombia, Perú y Bolivia, y de Estados Unidos, principal consumidor mundial de drogas— y por la fragilidad o corrupción de sus instituciones políticas, judiciales y de seguridad, Centroamérica sufre una crisis de inseguridad como base clave del narcotráfico, como ruta aérea, marítima y terrestre para el contrabando, así como del “blanqueo” de dinero, el almacenamiento de estupefacientes y otras actividades paralelas.
Frente al crecimiento de los gastos en seguridad, la zona mantiene en distintos rangos de miseria a más de la mitad de sus más de 40 millones de habitantes.
LA CLAVE
Ayuda bélica del exterior
La cooperación extrarregional policial y militar y las ventas armamentistas llegan a Centroamérica en forma de tropas y helicópteros de Estados Unidos, patrullajes de Francia, lanchas de Holanda e Italia, patrullas de China, vehículos blindados de Rusia, soldados, naves y aeronaves de Cuba y Venezuela o radares de España, dentro de un largo listado de proveedores y vendedores de pertrechos y la más variada colaboración foránea. Estados Unidos mantiene desde 1983 en Honduras una base militar, donde dirige sus operaciones en el Istmo, entregó más de 247.7 millones de dólares en ayuda militar y policial a Honduras, Nicaragua, El Salvador, Guatemala y Costa Rica de 2007 a 2012.
FRASE
"Hay un rearme centroamericano, pero eso no significa que estemos combatiendo bien al crimen organizado"
Luis Alberto Cordero, de la (no estatal) Fundación Arias para la Paz y el Progreso, en Costa Rica.
Centroamérica ha caído en otra carrera armamentista como la que inició en la década de 1950. Paralelo a la permanencia de dictaduras militares derechistas apoyadas por Estados Unidos en Guatemala, El Salvador, Honduras y Nicaragua, un proceso similar se intensificó en los decenios de 1960, 1970 y 1980 con el combate de Washington a las guerrillas comunistas del Istmo, apoyadas por Cuba y lo que entonces eran la Unión Soviética y el campo socialista de Europa del Este.
En 2008, los ejércitos reasumieron funciones de seguridad pública
Las fuerzas castrenses centroamericanas se replegaron a sus cuarteles y dejaron de ser cabeza de Gobierno entre 1979 y 1986, pero la situación cambió en 2008 cuando los ejércitos de Guatemala, El Salvador, Honduras y Nicaragua reasumieron funciones de seguridad pública en apoyo a las policías para enfrentar al crimen organizado.
Cifras del Instituto Internacional de Estudios para la Paz (SIPRI), con sede en Suecia y catalogado como el más certero centro mundial de monitoreo de presupuestos castrenses, mostraron que el gasto militar total de Centroamérica y El Caribe superó los siete mil millones de dólares en 2011 (MMDD), un aumento de 2.7% frente a 2010.
“Hay una carrera armamentista en América Latina que incluye a Centroamérica. Es obvio y es terrible”, dijo el costarricense Luis Alberto Cordero, de la (no estatal) Fundación Arias para la Paz y el Progreso, organización de esta capital promotora del desarme.
Consultado sobre si para atacar al crimen organizado se requieren millonarios gastos en dólares, el fiscal general de Costa Rica, Jorge Chavarría, contestó: “No”.
“Si enfrentamos de manera armada a las organizaciones criminales, lo que vamos a tener es una respuesta más potente que la que podemos nosotros tener, porque ellos tienen mucho más dinero, tienen más capacidad y van más rápido en sus capacidades. Aquí es una lucha de civilización, es una lucha de no permitir que se consolide en ninguno de los territorios de la región una organización criminal, como se ha consolidado en Colombia y como ha ocurrido en México”.
“La región requiere una lucha de decisiones, de valor, de hombres rectos y decididos que usen las armas del Estado de derecho para convertirlo en realidad e investigar, acusar, juzgar e imponer penas y desarticular las organizaciones”.
Por su parte, el guatemalteco Sandino Asturias, coordinador de la ONG Centro de Estudios de Guatemala, declaró: “La política de militarizar el combate al ‘narco’ fracasó y debe revisarse. No hay que poner énfasis en lo militar. Los soldados se reponen y no se debilita la estructura criminal. No debemos seguir ese mal ejemplo”.
Por su ubicación geográfica —cerca de países productores de cocaína, como Colombia, Perú y Bolivia, y de Estados Unidos, principal consumidor mundial de drogas— y por la fragilidad o corrupción de sus instituciones políticas, judiciales y de seguridad, Centroamérica sufre una crisis de inseguridad como base clave del narcotráfico, como ruta aérea, marítima y terrestre para el contrabando, así como del “blanqueo” de dinero, el almacenamiento de estupefacientes y otras actividades paralelas.
Frente al crecimiento de los gastos en seguridad, la zona mantiene en distintos rangos de miseria a más de la mitad de sus más de 40 millones de habitantes.
LA CLAVE
Ayuda bélica del exterior
La cooperación extrarregional policial y militar y las ventas armamentistas llegan a Centroamérica en forma de tropas y helicópteros de Estados Unidos, patrullajes de Francia, lanchas de Holanda e Italia, patrullas de China, vehículos blindados de Rusia, soldados, naves y aeronaves de Cuba y Venezuela o radares de España, dentro de un largo listado de proveedores y vendedores de pertrechos y la más variada colaboración foránea. Estados Unidos mantiene desde 1983 en Honduras una base militar, donde dirige sus operaciones en el Istmo, entregó más de 247.7 millones de dólares en ayuda militar y policial a Honduras, Nicaragua, El Salvador, Guatemala y Costa Rica de 2007 a 2012.
FRASE
"Hay un rearme centroamericano, pero eso no significa que estemos combatiendo bien al crimen organizado"
Luis Alberto Cordero, de la (no estatal) Fundación Arias para la Paz y el Progreso, en Costa Rica.