Internacional
Ataques del S-11 desatan islamofobia en Estados Unidos
Hay una creciente intolerancia contra la comunidad musulmana
WASHINGTON, ESTADOS UNIDOS (07/SEP/2010).- Hace nueve años, la disminuida legitimidad presidencial de George W. Bush supo sacar provecho a la ira colectiva desatada tras los atentados del 11 de septiembre de 2001. El cierre de filas contra el enemigo común, marcó el renacimiento de un patriotismo y una unidad nacional sin precedentes, que permitió a Bush catapultarse en todos los índices de popularidad.
Casi una década más tarde, ese sentimiento de unidad nacional contra el enemigo terrorista de Al-Qaeda se ha metamorfoseado en un fenómeno de creciente intolerancia contra la comunidad musulmana. La lucha contra el terrorismo de Al-Qaeda se ha tornado en una guerra contra una religión que es, después del cristianismo, la más extendida en el planeta pero que en Estados Unidos sólo la profesa menos de uno por ciento.
La onda expansiva de los atentados del 11-S, se ha extendido en el tiempo y hasta el más remoto rincón de Estados Unidos.
En Nueva York, Ahmed H. Shariff, un taxista de 43 años que recorre las calles de esa ciudad, estuvo a punto de perder la vida a manos de un joven que le atacó con un cuchillo por el solo hecho de ser musulmán.
A pesar de que las estadísticas de crímenes de odio del FBI revelan que los ataques contra esa comunidad no han escalado de forma preocupante.
Cuando el presidente Barack Obama prometió “una nueva era en las relaciones con los musulmanes de todo el mundo”, en su histórico discurso de junio del 2009 en la Universidad de El Cairo, las expectativas de un nuevo comienzo que dejara de lado los estereotipos negativos del islam en Estados Unidos le catapultó en el ánimo de la mayoría de las naciones de confesión musulmana.
Intolerancia musulmana
53% de los estadounidenses confiesan tener una opinión poco favorable de los musulmanes y 31% los rechazan frontalmente.
28% de la población se opone a que un musulman o aquel que practique la religión musulmana ocupe un puesto en la Suprema Corte.
100 millones de estadounidenses nunca permitirían que la presidencia de Estados Unidos cayera en manos de un fiel creyente del islam.
Casi una década más tarde, ese sentimiento de unidad nacional contra el enemigo terrorista de Al-Qaeda se ha metamorfoseado en un fenómeno de creciente intolerancia contra la comunidad musulmana. La lucha contra el terrorismo de Al-Qaeda se ha tornado en una guerra contra una religión que es, después del cristianismo, la más extendida en el planeta pero que en Estados Unidos sólo la profesa menos de uno por ciento.
La onda expansiva de los atentados del 11-S, se ha extendido en el tiempo y hasta el más remoto rincón de Estados Unidos.
En Nueva York, Ahmed H. Shariff, un taxista de 43 años que recorre las calles de esa ciudad, estuvo a punto de perder la vida a manos de un joven que le atacó con un cuchillo por el solo hecho de ser musulmán.
A pesar de que las estadísticas de crímenes de odio del FBI revelan que los ataques contra esa comunidad no han escalado de forma preocupante.
Cuando el presidente Barack Obama prometió “una nueva era en las relaciones con los musulmanes de todo el mundo”, en su histórico discurso de junio del 2009 en la Universidad de El Cairo, las expectativas de un nuevo comienzo que dejara de lado los estereotipos negativos del islam en Estados Unidos le catapultó en el ánimo de la mayoría de las naciones de confesión musulmana.
Intolerancia musulmana
53% de los estadounidenses confiesan tener una opinión poco favorable de los musulmanes y 31% los rechazan frontalmente.
28% de la población se opone a que un musulman o aquel que practique la religión musulmana ocupe un puesto en la Suprema Corte.
100 millones de estadounidenses nunca permitirían que la presidencia de Estados Unidos cayera en manos de un fiel creyente del islam.