Entretenimiento
Paco Padilla canta a la paz
El cantautor y alfarero originario de Tlaquepaque es escuchado por un auditorio que ocupaba casi por completo el recinto
GUADALAJARA, JALISCO (09/OCT/2011).- Con sus 35 años de trayectoria, Paco Padilla continúa siendo un testigo comprometido del espacio y el tiempo en el que vivimos.
En un esfuerzo por reflexionar sobre la situación de violencia que vive nuestro país, pero también sobre la belleza y el orgullo de ser mexicanos, se presentó en el Teatro Degollado al lado de sus músicos para compartir las canciones de su más reciente material discográfico titulado En son de Paz.
En un escenario sobrio a comparación de anteriores presentaciones debido a la sensibilidad del contexto actual, el cantautor y alfarero originario de Tlaquepaque -calzado con sus tradicionales huaraches--, dio la bienvenida a un auditorio que ocupaba casi por completo el recinto, para poco después iniciar con las canciones "Ombligo de Luna" y "Nezahualcóyotl", ambas haciendo referencia a nuestros orígenes como pueblo desde los tiempos prehispánicos.
A continuación, Paco presentó la que dijo sería la canción más triste de la noche, "Triste Fresno", la cual narra la historia de las dos niñas que fueron asesinadas a principios de este año en la colonia del fresno a causa de unas balas perdidas. Para elevar nuevamente los ánimos y mostrar el buen humor que siempre ha caracterizado a Padilla, después vino "Dame un instante", una canción sobre los amores cibernéticos.
Los meses del año en nuestra ciudad, la reunión anual de los alfareros en Tlaquepaque, un poema amoroso de Elías Nandino, un canto de esperanza, entre otras historias fueron contadas con el acompañamiento del violín de Jesús Cervantes, la vihuela de Eugenio Romero, el guitarrón de Bernardo Ruvalacaba, las percusiones de Rodrigo Peláez y Enrique Oritz, la guitarra de Raúl Rodríguez, las voces de Sheila Ríos y la guitarra y dirección escénica del maestro Fernando Quintana.
Destacó además una pieza para violín en solo titulada Rondinela, de la autoría del compositor sinfónico originario de Tonalá, Gori Cortés, y que fue interpretada con gran maestría por Jesús Cervantes, provocando los aplausos incluso antes de ser finalizada.
Pero sin duda alguna el momento más emotivo de la noche fue cuando, por ambos lados del escenario, así como por el frente del teatro, aparecieron cerca de 50 niños vestidos de blanco pertenecientes al coro de la escuela Nueva Galicia, para interpretar cuatro temas junto a la agrupación musical. Uno de ellos fue Jugando Limpio, título que proviene del programa implementado por la Contraloría del Estado de Jalisco que tiene como objetivo fortalecer la cultura de la honestidad y legalidad en la sociedad.
Fue precisamente la contralora María del Carmen Mendoza Flores la anfitriona de este recital, para el cual se realizó una edición especial del último disco de Paco Padilla bajo el título Jugando Limpio en Son de Paz, material que fue regalado a todos los asistentes al final del concierto.
Con continuas reflexiones en torno a la paz y a la unidad que necesitamos como sociedad para salir adelante, así como a la necesidad de tomar acciones que comiencen por nuestras propias familias, Paco Padilla despidió a su público con la gran sonrisa y la sencillez que lo caracterizan. Pero ante el aplauso constante y la petición de 'otra', el músico y alfarero no dudó un instante para continuar haciendo lo que más le apasiona en la vida: cantar historias.
EL INFORMADOR / EUGENIA COPPEL
En un esfuerzo por reflexionar sobre la situación de violencia que vive nuestro país, pero también sobre la belleza y el orgullo de ser mexicanos, se presentó en el Teatro Degollado al lado de sus músicos para compartir las canciones de su más reciente material discográfico titulado En son de Paz.
En un escenario sobrio a comparación de anteriores presentaciones debido a la sensibilidad del contexto actual, el cantautor y alfarero originario de Tlaquepaque -calzado con sus tradicionales huaraches--, dio la bienvenida a un auditorio que ocupaba casi por completo el recinto, para poco después iniciar con las canciones "Ombligo de Luna" y "Nezahualcóyotl", ambas haciendo referencia a nuestros orígenes como pueblo desde los tiempos prehispánicos.
A continuación, Paco presentó la que dijo sería la canción más triste de la noche, "Triste Fresno", la cual narra la historia de las dos niñas que fueron asesinadas a principios de este año en la colonia del fresno a causa de unas balas perdidas. Para elevar nuevamente los ánimos y mostrar el buen humor que siempre ha caracterizado a Padilla, después vino "Dame un instante", una canción sobre los amores cibernéticos.
Los meses del año en nuestra ciudad, la reunión anual de los alfareros en Tlaquepaque, un poema amoroso de Elías Nandino, un canto de esperanza, entre otras historias fueron contadas con el acompañamiento del violín de Jesús Cervantes, la vihuela de Eugenio Romero, el guitarrón de Bernardo Ruvalacaba, las percusiones de Rodrigo Peláez y Enrique Oritz, la guitarra de Raúl Rodríguez, las voces de Sheila Ríos y la guitarra y dirección escénica del maestro Fernando Quintana.
Destacó además una pieza para violín en solo titulada Rondinela, de la autoría del compositor sinfónico originario de Tonalá, Gori Cortés, y que fue interpretada con gran maestría por Jesús Cervantes, provocando los aplausos incluso antes de ser finalizada.
Pero sin duda alguna el momento más emotivo de la noche fue cuando, por ambos lados del escenario, así como por el frente del teatro, aparecieron cerca de 50 niños vestidos de blanco pertenecientes al coro de la escuela Nueva Galicia, para interpretar cuatro temas junto a la agrupación musical. Uno de ellos fue Jugando Limpio, título que proviene del programa implementado por la Contraloría del Estado de Jalisco que tiene como objetivo fortalecer la cultura de la honestidad y legalidad en la sociedad.
Fue precisamente la contralora María del Carmen Mendoza Flores la anfitriona de este recital, para el cual se realizó una edición especial del último disco de Paco Padilla bajo el título Jugando Limpio en Son de Paz, material que fue regalado a todos los asistentes al final del concierto.
Con continuas reflexiones en torno a la paz y a la unidad que necesitamos como sociedad para salir adelante, así como a la necesidad de tomar acciones que comiencen por nuestras propias familias, Paco Padilla despidió a su público con la gran sonrisa y la sencillez que lo caracterizan. Pero ante el aplauso constante y la petición de 'otra', el músico y alfarero no dudó un instante para continuar haciendo lo que más le apasiona en la vida: cantar historias.
EL INFORMADOR / EUGENIA COPPEL