Entretenimiento
El arte mexicano brilla en Washington
La obra de una veintena de artistas plásticos mexicanos se exhibirá el 7 de febrero en una exposición del Instituto Cultural de México en Washington, bajo el título Masterpieces of Mexican Art
WASHINGTON, ESTADOS UNIDOS.- Más de 20 obras de maestros de la pintura mexicana contemporánea como Diego Rivera o Frida Kahlo se mezclan hasta el 7 de febrero con esculturas mayas de Chichén Itzá, en una exposición del
Instituto Cultural de México en Washington.
Bajo el título Masterpieces of Mexican Art, esta muestra de obras de pequeño formato subraya los hilos conductores que existen entre el México prehispánico y las manifestaciones de la escuela pictórica de vanguardia de la primera mitad del siglo XX.
Con obras como La canoa enflorada, de Diego Rivera, o La columna rota, de Frida Kahlo, como escaparate, la exposición cuenta también con el colorido de los cuadros de Rufino Tamayo y el tradicionalismo de los paisajes de José María Velasco, además de mostrar una representativa selección de grabados.
La muestra, que se nutre de obras de colecciones mexicanas del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA), el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) y el Museo Dolores Olmedo, fue concebida para coincidir con los actos de la investidura de Barack Obama como presidente de Estados Unidos.
El objetivo del Instituto Cultural Mexicano es, de acuerdo con su directora, Alejandra de la Paz, aprovechar la afluencia de visitantes que tomaron la capital estadounidense desde mediados de enero para dar a conocer más ampliamente el legado cultural de México.
Según De la Paz, la muestra no se dirige únicamente a la comunidad hispana de Washington, sino "a todas las personas de todos los rincones del mundo que se encuentran en esta ciudad y quieren conocer la riqueza cultural de México".
El recorrido de esta exposición se inicia con las piezas procedentes de las ruinas mayas de Chichén Itzá: una cabeza de serpiente de influencia tolteca y dos esculturas de atlantes, que servían como pórticos de entrada.
La mirada del visitante se dirige entonces hacia paisajes pintados alrededor de 700 años después por maestros como José María Velasco, representante del academicismo de finales del siglo XIX, el muralista José Clemente Orozco o autores menos conocidos en el exterior, como Gerardo Murillo.
Para De la Paz, el interés de la exhibición está también en su selección de grabados, una manifestación artística de tradición muy antigua en México, y que actuaron además en el siglo XX como elemento de sátira o crítica política.
Bajo el título Masterpieces of Mexican Art, esta muestra de obras de pequeño formato subraya los hilos conductores que existen entre el México prehispánico y las manifestaciones de la escuela pictórica de vanguardia de la primera mitad del siglo XX.
Con obras como La canoa enflorada, de Diego Rivera, o La columna rota, de Frida Kahlo, como escaparate, la exposición cuenta también con el colorido de los cuadros de Rufino Tamayo y el tradicionalismo de los paisajes de José María Velasco, además de mostrar una representativa selección de grabados.
La muestra, que se nutre de obras de colecciones mexicanas del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA), el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) y el Museo Dolores Olmedo, fue concebida para coincidir con los actos de la investidura de Barack Obama como presidente de Estados Unidos.
El objetivo del Instituto Cultural Mexicano es, de acuerdo con su directora, Alejandra de la Paz, aprovechar la afluencia de visitantes que tomaron la capital estadounidense desde mediados de enero para dar a conocer más ampliamente el legado cultural de México.
Según De la Paz, la muestra no se dirige únicamente a la comunidad hispana de Washington, sino "a todas las personas de todos los rincones del mundo que se encuentran en esta ciudad y quieren conocer la riqueza cultural de México".
El recorrido de esta exposición se inicia con las piezas procedentes de las ruinas mayas de Chichén Itzá: una cabeza de serpiente de influencia tolteca y dos esculturas de atlantes, que servían como pórticos de entrada.
La mirada del visitante se dirige entonces hacia paisajes pintados alrededor de 700 años después por maestros como José María Velasco, representante del academicismo de finales del siglo XIX, el muralista José Clemente Orozco o autores menos conocidos en el exterior, como Gerardo Murillo.
Para De la Paz, el interés de la exhibición está también en su selección de grabados, una manifestación artística de tradición muy antigua en México, y que actuaron además en el siglo XX como elemento de sátira o crítica política.