Economía
México sí sabe producir con calidad mundial: Helvex
En nuestro país tiene 60% del mercado de clases medias y altas; ahora busca alcanzar 30% del estadounidense
GUADALAJARA, JALISCO (11/JUL/2010).- En plena posguerra, dos comerciantes de artículos para baño y cocina, un mexicano y otro suizo, se asociaron para formar Helvex., un nombre que conjuga los nombres de La Federación Helvética, el nombre oficial de Suiza, y México. El suizo era Mauricio Amsler; el mexicano era Jorge Barbará Zetina, quien encontró al primero como su segundo padre.
Jorge Barbará Morfín, presidente y director general de esta empresa que ahora cumple 60 años de existencia, e hijo de uno de los fundadores, explica cómo en la evolución de Helvex se ha mantenido una constante: la calidad de lo que hacen como elemento para consolidar su mercado. “Entre los niveles socioeconómicos medios y altos, tenemos 60% del mercado”, explica. Y buscan más.
Esta empresa es uno de los ejemplos que uno puede encontrar de que en México se pueden hacer bien las cosas.
Estética y tecnología
Con orgullo, Barbará presume la integración vertical de la empresa. “En cada uno de nuestros productos, 96% depende de nosotros. (...) Nadie controla nuestra calidad más que nosotros. Producimos la materia prima y cada pieza con todo cuidado, hasta que llega al consumidor final”.
Todo lo que hacen se concentra en baños y cocinas, tanto de viviendas como de hoteles, restaurantes, hospitales y aeropuertos. Producen llaves mezcladoras de agua, regaderas, manerales, coladeras, fluxómetros y manijas, entre otros productos. Cada una está hecha con metal producido por ellos mismos, que luego se somete a rigurosas pruebas. Con sus productos venden diseño, funcionalidad, tecnología y estética.
Del total de sus ventas, 20 a 25% van a empresas; el resto es para viviendas.
“Esta calidad por supuesto que se refleja en el precio, pero es lo que hemos hecho desde el principio”, explica Barbará.
Hoy cuentan con un proveedor francés que elabora los controles electrónicos de las llaves. “Hacemos equipo. Nosotros tenemos técnicos mexicanos que trabajan con ellos para desarrollar soluciones electrónicas, de acuerdo con lo que demanda nuestro mercado. Ya son muy conocidas las que operan con un led infrarrojo que abre la llave cuando siente presencia humana (...) Ahora tenemos una nueva tecnología, la capacitiva, que opera mediante un campo magnético que hace la función del led para reconocer cuando hay un humano junto a la llave para operar”. Ya está en el mercado.
Toda la tecnología que aplican a sus productos es registrada ante el Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial (IMPI).
Hoy buscan el desarrollo de nuevos productos para expandir su presencia. Una variante que exploran es la incorporación de cerámica en sanitarios y ovalines.
Luis Echeverría les “ayudó”
Todavía es posible encontrar en Guadalajara, como en el resto del país, calentadores de agua marca Helvex, que vendieron hasta 1976. “Son unos pequeñitos. La tecnología era suiza. Nosotros trajimos el sistema para los calentadores, que son muy eficientes. Por desgracia, el Presidente (Luis) Echeverría, con ese afán de los controles de precios, nos pidió que los bajáramos. Nosotros fuimos con ellos y les demostramos que el precio era justo por la tecnología que tenía. Ellos nos dijeron, entonces, que le bajáramos a la calidad. No nos quedó otra que descontinuarlos”.
Para toda América
Con más de mil 800 empleados, Helvex está resuelto a celebrar que es una empresas sesentona expandiendo mercados. Ya tiene presencia en casi todo el continente americano, desde Canadá a la Patagonia. En total, venden sus productos en 18 países. Ya son líderes en las líneas que producen en Perú y en dos naciones pequeñas pero con gran fortaleza en atracción de turismo selecto: Costa Rica y República Dominicana.
No tienen interés en incursionar en otros continentes. “Asia o Europa, además de la distancia, tienen algunas costumbres distintas. En cambio, en América tenemos hábitos parecidos, que son las que preferimos en la comercialización de nuestros productos”, señala.
“Nuestro principal activo es nuestra red de distribución. Nosotros no comercializamos directamente, por respeto a nuestra red. La cuidamos”, enfatiza.
Helvex ha establecido una comercializadora, que además de la venta de la producción propia ha ampliado el catálogo de artículos para su red de distribución.
Sin embargo, la convicción de la empresa, que no tiene expectativas de convertirse en pública y llegar a la Bolsa, es mantener la calidad de lo que hace a través de innovación. “Por eso estamos invirtiendo, cada año, cinco millones de dólares en maquinaria y tecnología en lo que hacemos”, concluye Barbará.
A 60 años de su fundación, la empresa refrenda su vocación original: elaboran artículos para baño y cocina con la misma convicción de los relojeros suizos.
Restricciones
Con Brasil resulta imposible
La mesura expresiva del ingeniero Jorge Barbará se rezaga cuando se habla de Brasil, el gigante de América Latina. “Tuvimos operaciones en Brasil, pero nos tuvimos que salir. ¡Es un mercado terrible!”, dice.
Barbará dice que durante los años en los que vendieron producto en la nación amazónica tuvieron que enfrentar constantes dificultades legislativas y comerciales. “Ellos sólo facilitan sus ventas, pero a quienes queremos comerciar con ellos se nos imponen muchas trabas, incluso ocultas”.
“¿Se da cuenta que lo que expresa es precisamente lo que han advertido los dirigentes empresariales nacionales ante la intención de la Secretaría de Economía de formular un acuerdo de libre comercio con Brasil?”, se le pregunta. Barbará, se vuelve enfático: “Es que es cierto. No se puede comerciar con Brasil por todas las barreras que tiene”.
Puntos de la empresa
• Inició en 1950, con 25 empleados. Hoy da trabajo a más de 1800 empleados.
• Cuenta con cinco fábricas: dos en Querétaro, una en Apaseo el Grande, Guanajuato; una en el Distrito Federal y otra en Los Ángeles, California.
• En 2009, en medio de la crisis económica, alcanzó un crecimiento real de 14.9% en comparación con 2008.
• El desarrollo de nuevas tecnologías en sus llaves, regaderas y fluxómetros ha permitido un ahorro de 40 mil millones de litros cada año, lo que equivale a cubrir las necesidades diarias de 300 mil personas.
Telón de fondo
Futuro y globalización
Con la globalización mundial y la apertura del comercio una cosa es cierta: no existe una empresa en México que pueda asegurar que le es ajena. Las que lo pretendan, probablemente no sentirán cambio en su nicho de mercado durante un tiempo, hasta que sea demasiado tarde y hayan aparecido uno o varios competidores que, sin importar lo que produzca, lo harán mejor, más barato y con mejor servicio para los clientes.
Existen otras empresas que se han podido manejar mejor. Se informan, se capacitan, se asesoran, desarrollan nuevas estrategias de mercado y se mantienen cerca de proveedores y clientes. Probablemente tendrán buena ventaja en el momento en el que se acrecente la competencia en su sector.
Finalmente, hay compañías que han desarrollado una depurada estrategia para su negocio, depurando lo que hacen y buscando su expansión, preservando la eficacia, demostrando que México puede competir con calidad. Están encontrando futuro.
JAC
Análisis
Democracia económica
José Luis de la Cruz Gallegos, director del Centro de Investigación en Economía y Negocios del Tec de Monterrey
¿Cómo suponer que un país puede alcanzar la legítima aspiración social de una mejor distribución de la riqueza si no hay empleo bien remunerado? La interrogante no es algo que se deba tomar a la ligera, principalmente porque si la población no tiene una fuente laboral estable y bien remunerada, ¿cómo se podrá resolver el problema de la inequidad?
Es evidente que bajo el contexto actual la solución no se encuentra en el Gobierno, porque no está en capacidad de generar empleo productivo autosustentable, y a que los más de tres billones de pesos que gasta al año no son direccionados hacia la solución de dicho problema; la mayor parte se consume en servicios personales de los funcionarios, el pago de la deuda y de los llamados pasivos contingentes (deuda, pero con otra etiqueta menos dolorosa para las finanzas públicas), así como en un elevado gasto de operación que mantiene a una estructura, cuya incidencia en el crecimiento es poco significativa.
Por tanto, parece el momento oportuno para que en la política económica se reconozca la necesidad de impulsar la generación de empresas que creen empleo y que resuelvan los problemas que tiene el mexicano promedio, pero sobre todo el más marginado; es decir, la gente pobre de este país.
Cuando se recuerda que uno de los rezagos básicos es el de la alimentación, de evitar el hambre que padecen 23 millones de connacionales, la consecuencia lógica debería ser la de impulsar iniciativas en el sector agrícola, de procesamiento de alimentos, de distribución de los mismos y de generación de nuevas tecnologías que garanticen la democracia alimenticia, que todos tengan comida suficiente.
Evidentemente que uno de los aspectos que se debe tocar es el de fortalecer el autoconsumo de las personas que cuentan con la tierra suficiente para producir parte de las verduras, legumbres y frutas que requieren para vivir. Una situación similar ocurre respecto a la ganadería y avicultura de autoconsumo: apoyar a aquellas personas que pueden producir no para vender, sino para alimentar a su familia es una prioridad.
Lo anterior sólo resuelve parte de la apremiante situación en que viven millones de mexicanos; sin embargo, reconoce algo que las autoridades económicas no quieren hacer: existen personas cuya participación en el mercado interno no es para comprar un automóvil, una casa, una pantalla de alta definición o un teléfono con acceso a internet y sistema de posicionamiento global. En el México de hoy viven millones de personas cuya necesidad es mucho más básica: simplemente comer.
Superar el problema de producción en alimentos tiene que estar asociado en facilitar su distribución, de manera rápida y económica.
Lo previo puede sonar algo trivial, pero cuando se observa que el mayor rezago carretero se da en las zonas más pobres del país es cuando surge la necesidad de insistir en que una de las prioridades de la inversión pública en comunicaciones debe orientarse hacia las zonas marginadas, como por ejemplo el Sureste.
Lo descrito anteriormente no implica que se deba olvidar el realizar una creciente inversión en ciencia y tecnología; simplemente trata de plantear que difícilmente se puede alcanzar una verdadera democracia cuando una parte sustancial del país no tiene para comer y no existe una estrategia bajo la cual se vislumbre un horizonte más promisorio.
La increíble cantidad de alianzas que los partidos políticos hicieron en las pasadas elecciones no hace sino recordarnos que su agenda no se encuentra en la misma sintonía que la de los ciudadanos.
Los primeros se encuentran en una lógica de alcanzar y/o conservar el poder, por lo que la de los ciudadanos debe orientarse a resolver los verdaderos problemas: alcanzar la democracia económica, aun sin políticos.
Jorge Barbará Morfín, presidente y director general de esta empresa que ahora cumple 60 años de existencia, e hijo de uno de los fundadores, explica cómo en la evolución de Helvex se ha mantenido una constante: la calidad de lo que hacen como elemento para consolidar su mercado. “Entre los niveles socioeconómicos medios y altos, tenemos 60% del mercado”, explica. Y buscan más.
Esta empresa es uno de los ejemplos que uno puede encontrar de que en México se pueden hacer bien las cosas.
Estética y tecnología
Con orgullo, Barbará presume la integración vertical de la empresa. “En cada uno de nuestros productos, 96% depende de nosotros. (...) Nadie controla nuestra calidad más que nosotros. Producimos la materia prima y cada pieza con todo cuidado, hasta que llega al consumidor final”.
Todo lo que hacen se concentra en baños y cocinas, tanto de viviendas como de hoteles, restaurantes, hospitales y aeropuertos. Producen llaves mezcladoras de agua, regaderas, manerales, coladeras, fluxómetros y manijas, entre otros productos. Cada una está hecha con metal producido por ellos mismos, que luego se somete a rigurosas pruebas. Con sus productos venden diseño, funcionalidad, tecnología y estética.
Del total de sus ventas, 20 a 25% van a empresas; el resto es para viviendas.
“Esta calidad por supuesto que se refleja en el precio, pero es lo que hemos hecho desde el principio”, explica Barbará.
Hoy cuentan con un proveedor francés que elabora los controles electrónicos de las llaves. “Hacemos equipo. Nosotros tenemos técnicos mexicanos que trabajan con ellos para desarrollar soluciones electrónicas, de acuerdo con lo que demanda nuestro mercado. Ya son muy conocidas las que operan con un led infrarrojo que abre la llave cuando siente presencia humana (...) Ahora tenemos una nueva tecnología, la capacitiva, que opera mediante un campo magnético que hace la función del led para reconocer cuando hay un humano junto a la llave para operar”. Ya está en el mercado.
Toda la tecnología que aplican a sus productos es registrada ante el Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial (IMPI).
Hoy buscan el desarrollo de nuevos productos para expandir su presencia. Una variante que exploran es la incorporación de cerámica en sanitarios y ovalines.
Luis Echeverría les “ayudó”
Todavía es posible encontrar en Guadalajara, como en el resto del país, calentadores de agua marca Helvex, que vendieron hasta 1976. “Son unos pequeñitos. La tecnología era suiza. Nosotros trajimos el sistema para los calentadores, que son muy eficientes. Por desgracia, el Presidente (Luis) Echeverría, con ese afán de los controles de precios, nos pidió que los bajáramos. Nosotros fuimos con ellos y les demostramos que el precio era justo por la tecnología que tenía. Ellos nos dijeron, entonces, que le bajáramos a la calidad. No nos quedó otra que descontinuarlos”.
Para toda América
Con más de mil 800 empleados, Helvex está resuelto a celebrar que es una empresas sesentona expandiendo mercados. Ya tiene presencia en casi todo el continente americano, desde Canadá a la Patagonia. En total, venden sus productos en 18 países. Ya son líderes en las líneas que producen en Perú y en dos naciones pequeñas pero con gran fortaleza en atracción de turismo selecto: Costa Rica y República Dominicana.
No tienen interés en incursionar en otros continentes. “Asia o Europa, además de la distancia, tienen algunas costumbres distintas. En cambio, en América tenemos hábitos parecidos, que son las que preferimos en la comercialización de nuestros productos”, señala.
“Nuestro principal activo es nuestra red de distribución. Nosotros no comercializamos directamente, por respeto a nuestra red. La cuidamos”, enfatiza.
Helvex ha establecido una comercializadora, que además de la venta de la producción propia ha ampliado el catálogo de artículos para su red de distribución.
Sin embargo, la convicción de la empresa, que no tiene expectativas de convertirse en pública y llegar a la Bolsa, es mantener la calidad de lo que hace a través de innovación. “Por eso estamos invirtiendo, cada año, cinco millones de dólares en maquinaria y tecnología en lo que hacemos”, concluye Barbará.
A 60 años de su fundación, la empresa refrenda su vocación original: elaboran artículos para baño y cocina con la misma convicción de los relojeros suizos.
Restricciones
Con Brasil resulta imposible
La mesura expresiva del ingeniero Jorge Barbará se rezaga cuando se habla de Brasil, el gigante de América Latina. “Tuvimos operaciones en Brasil, pero nos tuvimos que salir. ¡Es un mercado terrible!”, dice.
Barbará dice que durante los años en los que vendieron producto en la nación amazónica tuvieron que enfrentar constantes dificultades legislativas y comerciales. “Ellos sólo facilitan sus ventas, pero a quienes queremos comerciar con ellos se nos imponen muchas trabas, incluso ocultas”.
“¿Se da cuenta que lo que expresa es precisamente lo que han advertido los dirigentes empresariales nacionales ante la intención de la Secretaría de Economía de formular un acuerdo de libre comercio con Brasil?”, se le pregunta. Barbará, se vuelve enfático: “Es que es cierto. No se puede comerciar con Brasil por todas las barreras que tiene”.
Puntos de la empresa
• Inició en 1950, con 25 empleados. Hoy da trabajo a más de 1800 empleados.
• Cuenta con cinco fábricas: dos en Querétaro, una en Apaseo el Grande, Guanajuato; una en el Distrito Federal y otra en Los Ángeles, California.
• En 2009, en medio de la crisis económica, alcanzó un crecimiento real de 14.9% en comparación con 2008.
• El desarrollo de nuevas tecnologías en sus llaves, regaderas y fluxómetros ha permitido un ahorro de 40 mil millones de litros cada año, lo que equivale a cubrir las necesidades diarias de 300 mil personas.
Telón de fondo
Futuro y globalización
Con la globalización mundial y la apertura del comercio una cosa es cierta: no existe una empresa en México que pueda asegurar que le es ajena. Las que lo pretendan, probablemente no sentirán cambio en su nicho de mercado durante un tiempo, hasta que sea demasiado tarde y hayan aparecido uno o varios competidores que, sin importar lo que produzca, lo harán mejor, más barato y con mejor servicio para los clientes.
Existen otras empresas que se han podido manejar mejor. Se informan, se capacitan, se asesoran, desarrollan nuevas estrategias de mercado y se mantienen cerca de proveedores y clientes. Probablemente tendrán buena ventaja en el momento en el que se acrecente la competencia en su sector.
Finalmente, hay compañías que han desarrollado una depurada estrategia para su negocio, depurando lo que hacen y buscando su expansión, preservando la eficacia, demostrando que México puede competir con calidad. Están encontrando futuro.
JAC
Análisis
Democracia económica
José Luis de la Cruz Gallegos, director del Centro de Investigación en Economía y Negocios del Tec de Monterrey
¿Cómo suponer que un país puede alcanzar la legítima aspiración social de una mejor distribución de la riqueza si no hay empleo bien remunerado? La interrogante no es algo que se deba tomar a la ligera, principalmente porque si la población no tiene una fuente laboral estable y bien remunerada, ¿cómo se podrá resolver el problema de la inequidad?
Es evidente que bajo el contexto actual la solución no se encuentra en el Gobierno, porque no está en capacidad de generar empleo productivo autosustentable, y a que los más de tres billones de pesos que gasta al año no son direccionados hacia la solución de dicho problema; la mayor parte se consume en servicios personales de los funcionarios, el pago de la deuda y de los llamados pasivos contingentes (deuda, pero con otra etiqueta menos dolorosa para las finanzas públicas), así como en un elevado gasto de operación que mantiene a una estructura, cuya incidencia en el crecimiento es poco significativa.
Por tanto, parece el momento oportuno para que en la política económica se reconozca la necesidad de impulsar la generación de empresas que creen empleo y que resuelvan los problemas que tiene el mexicano promedio, pero sobre todo el más marginado; es decir, la gente pobre de este país.
Cuando se recuerda que uno de los rezagos básicos es el de la alimentación, de evitar el hambre que padecen 23 millones de connacionales, la consecuencia lógica debería ser la de impulsar iniciativas en el sector agrícola, de procesamiento de alimentos, de distribución de los mismos y de generación de nuevas tecnologías que garanticen la democracia alimenticia, que todos tengan comida suficiente.
Evidentemente que uno de los aspectos que se debe tocar es el de fortalecer el autoconsumo de las personas que cuentan con la tierra suficiente para producir parte de las verduras, legumbres y frutas que requieren para vivir. Una situación similar ocurre respecto a la ganadería y avicultura de autoconsumo: apoyar a aquellas personas que pueden producir no para vender, sino para alimentar a su familia es una prioridad.
Lo anterior sólo resuelve parte de la apremiante situación en que viven millones de mexicanos; sin embargo, reconoce algo que las autoridades económicas no quieren hacer: existen personas cuya participación en el mercado interno no es para comprar un automóvil, una casa, una pantalla de alta definición o un teléfono con acceso a internet y sistema de posicionamiento global. En el México de hoy viven millones de personas cuya necesidad es mucho más básica: simplemente comer.
Superar el problema de producción en alimentos tiene que estar asociado en facilitar su distribución, de manera rápida y económica.
Lo previo puede sonar algo trivial, pero cuando se observa que el mayor rezago carretero se da en las zonas más pobres del país es cuando surge la necesidad de insistir en que una de las prioridades de la inversión pública en comunicaciones debe orientarse hacia las zonas marginadas, como por ejemplo el Sureste.
Lo descrito anteriormente no implica que se deba olvidar el realizar una creciente inversión en ciencia y tecnología; simplemente trata de plantear que difícilmente se puede alcanzar una verdadera democracia cuando una parte sustancial del país no tiene para comer y no existe una estrategia bajo la cual se vislumbre un horizonte más promisorio.
La increíble cantidad de alianzas que los partidos políticos hicieron en las pasadas elecciones no hace sino recordarnos que su agenda no se encuentra en la misma sintonía que la de los ciudadanos.
Los primeros se encuentran en una lógica de alcanzar y/o conservar el poder, por lo que la de los ciudadanos debe orientarse a resolver los verdaderos problemas: alcanzar la democracia económica, aun sin políticos.