Economía

Falta de autonomía daña a Pemex

Al quitarle impuestos, la petrolera mexicana pierde alrededor de 90% de sus recursos, y tiene escaso margen para la reinversión

GUADALAJARA, JALISCO (27/ABR/2013).- Es cierto, el contrato colectivo de Petróleos Mexicanos (Pemex) es oneroso, con muchas prestaciones y sin eficiencia laboral. También es cierto que Pemex ha abandonado sectores terciarios de petroquímica o refinación que bien podrían imprimirle valor agregado a las exportaciones.

Sin embargo, el problema de Pemex es, sin lugar a dudas, su regulación y falta de autonomía. Pemex pierde entre 90 y 95% de sus ganancias (ya después de pagar salarios, gastos corriente e inversión interna) que van directamente a las arcas del Estado mexicano.

Debido a que en el país no se ha logrado consensuar una reforma fiscal integral, Pemex aporta 35% de los recursos públicos que erogan la Federación, los estados y los municipios.

El reciente anuncio del estado financiero de Pemex en el primer trimestre de 2013 es un reflejo más de este fenómeno. Pemex terminó marzo de este año con un déficit en su estado financiero de cuatro mil 400 millones de pesos.

Si se toma en cuenta que en el primer trimestre los ingresos de la paraestatal alcanzaron los 400 mil millones de pesos y el gasto operativo representa la tercera parte y la inversión menos de 10%, la conclusión es que el Estado le quitó a la paraestatal más de 200 mil millones de pesos en concepto de impuestos y derechos.

Así, Pemex se queda con muy poco.

En 2012, la paraestatal tuvo que entregarle al Gobierno mil 067 millones de los mil 068 millones que Petróleos Mexicanos obtuvo de saldo tras pagar sus compromisos financieros.

Al final, por otras vías de financiamiento, Pemex quedó con un saldo neto de 37 mil millones de pesos, un presupuesto muy reducido para hacer frente a las necesidades de renovación tecnológica.

Así, Pemex vive en el peor de los mundos: el Estado le retira todas sus ganancias y tampoco tiene posibilidad de acudir al mercado por financiamiento. Ante la posibilidad de que se negocie una reforma energética en este sentido, es fundamental ver ejemplos de otros países.

La mayoría de las empresas estatales pagan al Estado entre 40 y 50% de su saldo neto. Se quedan con más de la mitad de los recursos para invertir, exploración y valor agregado. O el caso de Noruega donde los ciudadanos decidieron no tocar las ganancias del petróleo y hacer un fondo para las siguientes generaciones.

Aunado a la autonomía y a su régimen fiscal, el gasto corriente de Pemex, servicios personales en específico, se están convirtiendo en una bomba para la empresa.

Los salarios de Pemex asciende a 75 mil millones de pesos al año (el presupuesto anual de Jalisco) y el pasivo laboral está valuado en 1.3 billones de pesos.

Está anunciado que la próxima semana se reunirán el director de Pemex Emilio Lozoya Austin y los representantes del Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana.

PARA SABER

Por cada barril, hay uno de reserva

>
Al 31 de marzo de 2013 la tasa de restitución de reservas fue de 104.3 %, lo que implica que por cada barril de hidrocarburos extraído Pemex halla otro en sus reservas.

LOS PUNTOS CLAVE

Autonomía.
Pemex le entrega al Estado entre 90 y 95% de sus ganancias tras las ventas del petróleo.

Atado.
A diferencia de otras empresas petroleras, Pemex no tiene posibilidad de reinvertir sus ganancias en tecnología o inversión para ser más eficiente.

Régimen.
Como si la falta de autonomía fuera poco, el régimen actual de Pemex no le permite buscar financiamiento en el mercado.

Contratos.
Los únicos acuerdos de asociación que puede hacer Pemex son a través de incentivos económicos no incentivos de crudo. Esto complica la asociación.

Nómina.
Pemex tiene una nómina obesa: 75 mil millones de pesos y pasivos laborales por más de un billón de pesos.

Sindicato. El gremio de trabajadores de Pemex ha negociado beneficios para los trabajadores que dificultan la eficiencia laboral en Pemex.

Entorno.
  Y a todas estas causas internas, hay que sumarle la apreciación de peso que resta competitividad a las exportaciones mexicanas y la caída ligera de los precios del petróleo.

FRASE

''Con el tiempo, las obligaciones pensionarias de la empresa pues irán disminuyendo paulatinamente''.

Mario Alberto Beauregard Álvarez, director corporativo de Finanzas de Pemex.

LA CIFRA

27 mil
empleados de confianza tiene la empresa paraestatal.

1.3 billones
de pesos es el pasivo que arrastra Petróleos Mexicanos. Este monto al 31 de diciembre de 2012 representa un aumento de 49 % con respecto al saldo registrado al mismo mes de 2011.

LA VOZ DEL EXPERTO

Una empresa que no es empresa


Luis Miguel González (director editorial de El Economista)

Pemex es una empresa que no es una empresa. Tiene propósitos distintos a un corporativo comercial. Su principal producto no son los derivados del petróleo, sino los impuestos, y no hay objetivo que le importe más al Gobierno que el monto de los impuestos que pueda generar.

La diferencia entre las ganancias y pérdidas de un año y otro no es tan importante como pudiera parecer porque, fundamentalmente, es una empresa mal administrada que tiene un ritmo fiscal duro y depredatorio. El año pasado tenía muy buenos precios internacionales, ingresos extraordinarios por esos precios y la constante de ser una empresa que no tiene las condiciones para funcionar activamente. Otro factor a considerar es que no es una empresa diseñada para generar ganancias, sino ingresos al sector público en forma de impuestos, y canalizar una serie de apoyos a la población a través de una política de precios.

Son pérdidas contables. No hay otra empresa que tenga la clase impositiva que tiene Pemex. Paga 75% de impuestos como tasa; ha aumentado el volumen de inversiones que tiene para recuperar sus reservas. Las inversiones son importantes porque en el mejor de los casos, se trata de una empresa que construye simultáneamente su futuro sin dejar los lapsos que definen su pasado.

Pemex no tiene razones para celebrar si en el lapso de un año tiene ganancias por 40 mil millones, y al siguiente año pierde cuatro mil millones porque en buena medida no funciona como empresa. No tiene futuro si no cambia su régimen fiscal y en primera instancia su cultura corporativa. Comparada con Petrobras o Copetrol, que de alguna manera mantienen la rectoría del Estado, no importa que tengan ganancias, pero sí que tengan resultados sociales. Pemex puede tener futuro como empresa pública y ver una diferencia entre ganar o perder; que alguien se haga responsable por esas pérdidas y que alguien reciba la medalla por las ganancias, pero que no deje de perseguir fines públicos que trasciendan la lógica de una empresa: fortalecimiento del sector público a través de los ingresos y esquemas de responsabilidad social y rendición de cuentas, entre otros.

Temas

Sigue navegando