Deportes
México responde al regreso de su Gran Premio
El Autódromo Hermanos Rodríguez lució casi abarrotado por apasionados y aficionados al deporte motor
CIUDAD DE MÉXICO (30/OCT/2015).- Cuando un evento de talla mundial se ausenta de una sede durante más de dos décadas, las expectativas que se generan con su reaparición suelen ser grandes. En el caso del
Gran Premio de México no fue la excepción.
No hubo mejor prueba a esto cuando cada rincón y grada del Autódromo Hermanos Rodríguez (AHR) de la Ciudad de México lució casi abarrotado por apasionados (y otros no tanto) aficionados al deporte motor, algunos románticos que esperaban con ansias el regreso de la Fórmula Uno tras 23 años y otros que a veces suelen ser llamados villamelones, aquellos que se contagian de la efervescencia que un evento de este tamaño llega a crear.
Y aunque se tratara de un viernes de prácticas libres en el que el espectáculo a veces suele ser pobre, lo cierto es que la afición mexicana, y uno que otro extranjero, respondió al llamado y llenó de colorido y calor un día que se fue tornando gris y frío en la capital del país.
Desde antes de las siete de la mañana, las puertas del recinto de la Magdalena Mixhuca se iban llenando poco a poco de aficionados que estaban a la espera de gastar el primero de sus costosos boletos que le garantizaba la entrada al evento deportivo del año en nuestro país.
Sin embargo, la organización, como en algo nuevo, falló un poco y abrió las puertas una hora después de lo acordado. Eso no importó a los ansiosos seguidores, que a 10 minutos de que iniciara la primera sesión de prácticas hacía ya una inusual entrada para una jornada de viernes.
Los rayos de sol que caían en esas primeras horas de la nueva vida del AHR fueron contagiando a las personas que estallaron en efervescencia cuando el primer coche salió a la pista de manera oficial. El éxtasis llegó a su punto más alto cuando Sergio "Checo" Pérez, el héroe local, era vitoreado a niveles insospechados cuando cruzaba al lado de cada tribuna a bordo de su VJM08.
La afición hacía su parte en las dos sesiones de práctica y los pilotos respondían en una pista que resultaba impredecible en cada sector. La ironía es que se esperaba un comportamiento así del nuevo asfalto, impredecible.
Fuera de lo que ocurría en el asfalto, el mundo se transformaba por completo, aunque todo estaba directamente relacionado con lo que pasaba a lo largo de los cuatro mil 305 metros de longitud de la pista.
Puestos de comida, experiencias para los fanáticos, la venta de artículos oficiales de las escuderías y los espectáculos alternos a las actividades en pista eran igualmente demandados, la gente sólo quería desquitar los cientos o miles de pesos invertidos y así ocurrió durante toda la tarde, inclusive cuando la lluvia hizo de las suyas después de la calificación, cuando cada piloto era asediado por aficionados que buscaban un autógrafo y las aún no pasadas de moda selfies.
El hecho es que el primer día del Gran Premio de México fue un absoluto éxito. Y es apenas el principio.
EL INFORMADOR / ALAN RODRÍGUEZ
No hubo mejor prueba a esto cuando cada rincón y grada del Autódromo Hermanos Rodríguez (AHR) de la Ciudad de México lució casi abarrotado por apasionados (y otros no tanto) aficionados al deporte motor, algunos románticos que esperaban con ansias el regreso de la Fórmula Uno tras 23 años y otros que a veces suelen ser llamados villamelones, aquellos que se contagian de la efervescencia que un evento de este tamaño llega a crear.
Y aunque se tratara de un viernes de prácticas libres en el que el espectáculo a veces suele ser pobre, lo cierto es que la afición mexicana, y uno que otro extranjero, respondió al llamado y llenó de colorido y calor un día que se fue tornando gris y frío en la capital del país.
Desde antes de las siete de la mañana, las puertas del recinto de la Magdalena Mixhuca se iban llenando poco a poco de aficionados que estaban a la espera de gastar el primero de sus costosos boletos que le garantizaba la entrada al evento deportivo del año en nuestro país.
Sin embargo, la organización, como en algo nuevo, falló un poco y abrió las puertas una hora después de lo acordado. Eso no importó a los ansiosos seguidores, que a 10 minutos de que iniciara la primera sesión de prácticas hacía ya una inusual entrada para una jornada de viernes.
Los rayos de sol que caían en esas primeras horas de la nueva vida del AHR fueron contagiando a las personas que estallaron en efervescencia cuando el primer coche salió a la pista de manera oficial. El éxtasis llegó a su punto más alto cuando Sergio "Checo" Pérez, el héroe local, era vitoreado a niveles insospechados cuando cruzaba al lado de cada tribuna a bordo de su VJM08.
La afición hacía su parte en las dos sesiones de práctica y los pilotos respondían en una pista que resultaba impredecible en cada sector. La ironía es que se esperaba un comportamiento así del nuevo asfalto, impredecible.
Fuera de lo que ocurría en el asfalto, el mundo se transformaba por completo, aunque todo estaba directamente relacionado con lo que pasaba a lo largo de los cuatro mil 305 metros de longitud de la pista.
Puestos de comida, experiencias para los fanáticos, la venta de artículos oficiales de las escuderías y los espectáculos alternos a las actividades en pista eran igualmente demandados, la gente sólo quería desquitar los cientos o miles de pesos invertidos y así ocurrió durante toda la tarde, inclusive cuando la lluvia hizo de las suyas después de la calificación, cuando cada piloto era asediado por aficionados que buscaban un autógrafo y las aún no pasadas de moda selfies.
El hecho es que el primer día del Gran Premio de México fue un absoluto éxito. Y es apenas el principio.
EL INFORMADOR / ALAN RODRÍGUEZ