Cultura

Lol Brothers y el arte de hacer circo en la calle

Los tapatíos no pueden negarles aplausos a los artistas quebequenses, después de las rutinas y malabares que presentan como espectáculo en el parque Revolución, como parte del Festival Cultural de Mayo

GUADALAJARA, JALISCO (16/MAY/2012).- El hombre al que cientos de tapatíos le están aplaudiendo para acompañar su rutina se llama Andy Giroux. Pero eso ahora no importa porque de pronto Andy se ha convertido en el hombre rueda al afianzar manos y pies sobre un pesado aro de metal y aluminio que sobrepasa su estatura. Con el pie izquierdo sobre la cromada circunferencia, Andy se impulsa y su acto toma más fuerza y rapidez. La rueda oscila como una pesada moneda de diez pesos que se resiste a besar el piso y el canadiense se marea pero no para. La sangre le sube a la cabeza, continúa. Con el dedo sobre el obturador de la cámara, Alejandra se pregunta cuánto tiempo habrá tardado este rollizo quebequense de 32 años para aprender a hacer tal cosa. Nunca lo sabrá. Andy por fin se detiene y al abrazar a un joven se ven sus bíceps saltones. Pide más aplausos levantando ambos brazos. Luego de mantenerlo con el corazón en la mano por interminables segundos, el público no le negará nada.

Después de sacar de una maleta roja los objetos que utilizarán durante su participación: pelotas, antorchas, pelucas, chalecos; y regarlos por el suelo, Gonzalo Locoma completa el dúo de circo callejero Lol Brothers, que llegó a Guadalajara como parte del 15 aniversario del Festival Cultural de Mayo, y que en punto de las 19:00 horas regaló un rato de diversión a las personas que a esa hora pasaban por las cercanías del Parque de la Revolución, a un costado de la estación Juárez del Tren Ligero. Gonzalo da una vuelta corriendo por el borde del cerco humano al que han atrapado con sus machincuepas. Mientras se desprende de su vestimenta para calzarse tenis y ponerse pantalones vaqueros color negro, el peruano dice que al entrar al acto aderezado con música rock, "los padres pueden coger a sus hijos y tirarlos al aire".

Gonzalo hace malabares e invita a un joven de cabellos rizados a que penetre el círculo y lo ayude en un acto. Gonzalo termina con la participación del joven y pide más aplausos. El cerco se ha engrosado aún más, parece desbordarse. De las bocinas emana una canción de Los Ramones. Previo al trance, sobre unas piezas de madera que fijó a una base cuadrada, Andy cargó su propio cuerpo. Se puso de cabeza, de costado, en un torrencial esfuerzo corporal; con ambas manos y con una sola; abriendo el compás y dejando a los presentes sobrecogidos con su actuación.

Andy se para de manos y camina. Cae al suelo su sudor. Jadea. Respira. Transpira. Se limpia la cara con un trapo. En su siguiente número invita a una chica que se resiste frunciendo la cara. La voz plural le grita "ranchera". De refilón puede observar a personas encaramadas en los árboles cercanos. Se unen los que bajan de los camiones y los que ascienden por las escaleras de la estación del tren. Ambos siguen corriendo como dos hienas locas. Vienen los cuchillos.

En su corto viaje de las palmas de las manos a un espacio menor de un metro en el vacío, los cuchillos que Gonzalo manipula sin ni siquiera detenerse en mirarlos son de hoja delgada y filosa. Se los pasa por delante y por la espalda, en rutilante recorrido. "¿Quieren más peligro?", pregunta y le responden que sí.

Con pelucas que emulan el cabello largo y descuidado de los músicos de rock de los años ochenta, con instrumentos musicales de juguete, tres voluntarios -dos hombres y una mujer- que hacen caso al llamado de Gonzalo se disponen a realizar un número musical que acompañará al acto final. Un guitarrista, un bajista y una vocalista serán sus personajes. El público los acompaña con una efusiva coreografía en la que mueven manos, rasgan guitarras imaginarias y brincan en un escenario ficticio. Se escucha " I Wanna Rock n Roll all Night", del grupo Kiss. Gonzalo y Andy realizan su último despliegue circense: malabares con antorchas y después de cargarse uno al otro horizontalmente, como si se unieran dos pedazos de madera, Andy sube a los hombros de Gonzalo y luego, apoyándose en sus manos, se levanta de nuevo. El público agradece con gritos desaforados. Los artistas sonríen y dicen que esto apenas empieza, pues toda la semana estarán en el encuentro cultural.

PARA SABER


Lol Brothers es una compañía fundada en 2011 por los artistas de circo Andy Giroux y Gonzalo Locoma. Después de haber participado en varias producciones que incluyen el Cirque du Soleil y la ceremonia de clausura de los Juegos Olímpicos de 2006, estos dos artistas decidieron hacer un circo más accesible. Para ellos, las presentaciones en la calle permiten un acercamiento más directo y espontáneo con el público. Desde mayo de 2001 han estado en Macedonia, Croacia, Montenegro, España, Alemania, Canadá y México.

EL INFORMADOR / GONZALO JÁUREGUI

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