Cultura

Infancia interrumpida

El texto 'Por todas partes, cientos de miles' da cuenta de los menores mexicanos que tienen que trabajar como si fueran adultos

GUADALAJARA, JALISCO (19/DIC/2013).- En la vida de cualquier niño lo importante es su desarrollo social; asistir a la escuela, comer tres veces, divertirse, hacer deporte y dormir temprano para seguir con sus actividades al siguiente día; mientras que para unos esa debe ser la rutina ideal, para otros, los desfavorecidos por las propias estructuras de un país que no ha sabido navegar por los caminos de la igualdad en las políticas públicas que plantea el camino, es más difícil. Entonces, al voltear a los alrededores en la Zona Metropolitana de Guadalajara y más allá, en las entrañas de Jalisco es inevitable no darse cuenta que hay pequeños que trabajan para tener por lo menos una comida al día.

Con la intención de retratar una realidad que en la cotidianeidad a veces se olvida, los fotoperiodistas, Natalia Fregoso y Emiliano Thibaut, presentan el libro fotográfico “Por todas partes, cientos de miles” que da cuenta de un sector joven de la población mexicana que tiene que laborar como si fuera adulto para poder sobrevivir. Alejados de cualquier cliché amarillista, tendencioso o susceptible a una revolución de sentimientos, el trabajo de Fregosoy Thibaut, apoyados  por Anayanci Fregoso, quien fue la gestora del proyecto, apasionada en los temas sociales como los de la niñez y los de género, fue como se concibió ésta obra apoyada por el Fondo Nacional para la Cultura y las Artes (Fonca), que muestra que a pesar de las circunstancias estos jovencitos que van de los ocho a los 13 años tiene esperanza de una vida mejor, de que en su futuro se vislumbren oportunidades de crecer y no seguir viviendo en un entorno como en el que hoy se encuentran.

El tiraje que es de dos mil ejemplares recién se presentó en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara (FIL) y ya comenzará su andar para presentarse en otras ciudades como el Distrito Federal y Oaxaca. “Anayanci, quien es la autora del texto que viene dentro del libro es quien introduce y establece el conflicto, cuando lo propuso yo tenía ganas de hacer un proyecto en Jalisco porque llevo pocos años viviendo aquí y quiero sentirme cada vez más jalisciense, quiero involucrarme más socialmente y la propuesta  de ella coincidió perfecto con mis inquietudes y sé que las de Natalia también, porque ella aunque es tapatía y estaba iniciando su embarazo, a nivel emocional le impactaba mucho el tema”, explica Emiliano quien aunque de nacimiento es chileno y sus padres son argentinos él lleva más de 20 años viviendo en México, por lo que todo lo que sucede en este país le importa y le apasiona.

En “Por todas partes, cientos de miles”, Emiliano y Natalia presentan cinco historias cada uno, ambos por su cuenta se introdujeron las vidas de varios niños, como la Coni, una pequeña que vive en Tonalá y que aunque ayuda en  las cuestiones del hogar, va a la escuela por propia iniciativa, también están “Torito” y “El Gato” dos pequeños que desde temprana hora cosechan caña de azúcar, cada personaje tiene algo que decir y expresar, todos viven en distintos niveles de pobreza, mientras que unos fabrican ladrillos y cubren sus pies de estiércol y barro y que apenas entre ellos y sus padres ganan 500 pesos a la semana, otros venden pan y laboran en las periferia. Emiliano recuerda que muchos de estos jovencitos satisfacen su hambre con Coca cola y pan dulce, lo que refleja severos cuadros de desnutrición.

“Mi  forma de ver la vida no es que cambiara mucho, (al hacer este trabajo) sino que confirmé muchas cosas, tengo muchos años trabajando como fotoperiodista,-desde 1998-, digamos que conozco bien las problemáticas de estar ahí, pero mi percepción cambió en un sentido de ver cómo están mucho más peligrosas e inseguras ciertas áreas de la Zona Metropolitana, estuve  trabajando en la Colonia La Huizachera y en El Salto y ahí si estuve viendo muchas cosas, después de las 18:00 horas la gente ya no sale”, señala Natalia, quien comenzó a tomar fotografías para este proyecto en enero de 2013.

Ella, incluso dice que para muchos pequeños el trabajar tan jóvenes les permite alejarse de otros ambientes que resultan más nocivos como la delincuencia y los vicios, aunque para ningún niño trabajar debería ser algo permitido, en estos círculos sociales, les permite hasta cierto punto estar alejados de otros peligros, parte de esa inquietud es también la que expresa Emiliano cuando desde su experiencia al inmiscuirse en estas cuestiones se da cuenta que estos niños son vulnerables a ser presa fácil del crimen organizado.

“Luego uno juzga sin suficientes elementos, el problema no es que necesariamente se les esté explotando a estos niños, sino que hay un problema estructural en el país que obedece a un capitalismo en una fase de voracidad inhumana donde el ingreso familiar se ha venido reduciendo y devaluando, que si los niños no trabajan no comen. A raíz de la mal llamada guerra contra el narcotráfico, estos niños son carnada muy fácil de la delincuencia, mi gran incógnita es, ¿para dónde van todos ellos?”

SABER MÁS:
En la elección de las más de cien fotografías que parecen en “Por todas partes, cientos de miles” participó la curadora de fotografía Patricia Mendoza quien estuvo muy al tanto de lo que pretendían contar Natalia y Emiliano, pues ellos no querían presentar un libro deprimente ni estático, más bien que fuera un registro documental dinámico y fresco. Según registra la obra, en Jalisco laboran siete mil niños y niñas bajo las peores formas de explotación laboral.

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