Cultura

''El reto: borrar mis huellas como escritor''

Joaquín Guerrero Casasola habla sobre su reciente obra, La senda del mexica, con la que fue finalista del Premio Letras Nuevas de Novela 2012

GUADALAJARA, JALISCO (20/AGO/2013).- Una niña cuya vida sería sacrificada en honor de Huitzilopochtli es asesinada antes de cumplir con su destino, por lo que un antiguo guerrero mexica debe encontrar al culpable para que el Dios de la guerra no desate su furia contra ellos, este es el hilo conductor de la reciente novela de Joaquín Guerrero Casasola, La senda del mexica (Joaquín Mortiz), cuyo desarrollo se da en Tenochtitlán.

Vivir fuera de México llevó a Guerrero Casasola a pensar en sus orígenes y la historia de su pueblo. Es por ello que el autor y guionista mexicano decidió escribir esta obra, para acercarse a su cultura y plasmar la época prehispánica a través de tres ingredientes: una ciudad, un investigador y un crimen.

La cuarta novela de Guerrero Casasola, quien fue alumno de Gabriel García Márquez en la Escuela Internacional de Cine de San Antonio de los Baños en Cuba y ganador, en 2011, del premio a la mejor serie internacional por El sexo débil, pone a la antigua ciudad bajo la lupa y desentraña sus creencias y ritos antes de que ésta fuera invadida por los españoles.

En esta obra, el autor mexicano también aborda los problemas existenciales del hombre, pues considera que son los mismos en cada época.

—¿Por qué escribir sobre los mexicas?

— Llevaba viviendo seis años en Europa por lo que vine concibiendo la idea de desarrollar una novela que sucediera en tiempos prehispánicos, y como añadido me acerco a mi cultura e investigo más sobre nuestro origen. Se me hizo que podía ser una combinación muy interesante.

—¿Cuánto tiempo le llevó hacer la investigación?

—La investigación se va haciendo a la par. Al escribir voy viendo las necesidades, por ejemplo, vamos a suponer que desarrollo una cena, una situación en la que está una familia comiendo, y entonces me digo ¿qué utensilios utilizaban? ¿qué ritos seguían? y esas preguntas me llevan a investigar.

—¿Cuál fue el principal reto?

—Lo que más me satisfizo fue darle voz al personaje, como (la novela) está escrita en primera persona, uno toma la voz del propio personaje, yo me planteaba ¿cómo podría hablar un mexica?, ¿cómo verbalizaría? ¿cómo construiría las oraciones? y ese fue el reto: borrar mis huellas como escritor y que el personaje realmente tuviera una voz creíble siendo mexica, aunque en realidad no sabemos del todo la forma en que hablaban, así que esa parte representaba un reto.

—¿Usted se parece en algo a Opotzli, el protagonista del libro?

—El escritor siempre se refleja en cada uno de sus personajes, siempre hay pedacitos de uno muy a nivel inconsciente. Por ejemplo, Opotzli, que es un personaje que yo le digo viejo, debe de tener 50 años en realidad, pero es un viejo de esa época. Yo tengo 51, es una etapa de madurez y la voz narrativa ya es de un hombre maduro, de 50, no la de un joven. No sé, cada personaje quizá refleja algo de mí, en algunos en la forma de pensar, otros en pequeños trozos de vivencias.

—¿Cuál sería su personaje favorito?

— Me gusta mucho Opotzli, porque representa esa etapa en la vida en la que uno ve hacia atrás, lo recorrido. Tiene uno cierta experiencia, aunque en algunas cosas ya no se tiene el ánimo de emprender. Uno quisiera estar en una edad idílica, entre el entusiasmo de la juventud y la experiencia de la madurez, pero esa etapa no existe. Me gusta que Opotzli piense en ese tipo de cosas, y es que aunque sea un personaje de hace 500 años, tiene reflexiones que pudiera tener un hombre moderno o uno de la antigüedad sobre preguntas esenciales como seres humanos. Ésa es otra de las cosas que quiero decir en mi novela, el papel del ser humano al existir, que además es una parte importante de la filosofía del mundo mexica: lo efímero de la vida.

—A los españoles hay que llamarlos ¿conquistadores o invasores?

—Los conquistadores es un eufemismo muy bonito; es decir, yo sí creo que fueron los invasores y que hubo un genocidio. Nosotros, los actuales, somos producto de los genocidas y las víctimas. Hay mexicanos que se identifican con los conquistadores, como los llaman, y mexicanos que se identifican con las víctimas; la realidad es que más allá de esa discusión es que la mayoría somos producto de esas dos partes.

PARA SABER
¿Secuela?


El autor no descarta una segunda parte para la novela, sin embargo dice que aún no lo ha contemplado. En estos momentos trabaja en el guión para llevar a la televisión su anterior novela La sicaria de Polanco.

EL DATO
Los libros  


La senda del mexica (2013)

La sicaria de Polanco (2011)

El pecado de Mama Bayou (2008)

Ley Garrote (2007)

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