El temporal en curso se ha distinguido por dejar a su paso una estela de afectaciones de gran escala en cada tormenta.Al menos cinco puntos de la Zona Metropolitana de Guadalajara (ZMG), que nunca se habían inundado, comenzaron a registrar anegaciones por las lluvias de este año, y uno de ellos es la Estación San Juan de Dios de la Línea 2 del Tren Ligero.A pesar de que el cauce del Río San Juan de Dios pasaba antiguamente por donde hoy se encuentra la Calzada Independencia, el mapa SigMetro del Instituto Metropolitano de Planeación (Imeplan) no tiene registrado ese espacio como un foco de riesgo en su sección de inventario de peligros metropolitanos. Pese a ello, esa zona se llenó de agua durante la precipitación del pasado 8 de julio.El mapa tampoco detecta peligro en el paso a desnivel de la Avenida Hidalgo, casi en el cruce con la Calzada Independencia, donde una persona, quien pernoctaba en una alcantarilla, perdió la vida al ser techada por el agua.Otro lugar “libre” de anegaciones era el Sur de la ciudad; particularmente la calle Boulevard Santa Anita. Y allí, el pasado 22 de julio la lluvia arrastró el asfalto y tapizó de lodo la calle San Agustín. Además, causó estragos en el fraccionamiento Bosques de Santa Anita, en el club de golf y sobre Avenida López Mateos. Emmanuel Arrieros es vecino de El Palomar desde hace nueve años. El habitante asegura que nunca había visto una inundación de tal magnitud.“El sueño de vivir en los suburbios se acabó. Disfrutábamos las lluvias y ahora dormimos con miedo cada que hay una. Vemos caer una gota o una bolita de granizo y avisamos a las comunidades de abajo”, comentó. Luis Valdivia, investigador de la Universidad de Guadalajara (UdeG), explicó la razón: “Hay más urbanizaciones, y cuando pasa esto hay más agua que escurre y menos agua que se filtra (al subsuelo). Aquí (Bosques de Santa Anita) hay una urbanización que colinda con el área natural protegida (del Bosque La Primavera) y hay transformaciones severas a los cauces naturales de la zona”. En mayo pasado, académicos de la UdeG anunciaron que hay 50 nuevos puntos de inundación de la ciudad. La cifra creció de 300 a 350 en sólo un año, sin contar esos cinco que han heredado las tormentas de 2019.Aunque a finales de mayo pasado el titular del Instituto Metropolitano de Planeación (Imeplan), Mario Silva, aseguró que los ayuntamientos podrán actualizar en tiempo real el Atlas de Riesgos Metropolitano, en el instrumento en línea aún se destaca la leyenda “en proceso de desarrollo”; es decir, que aún está pendiente y la ciudadanía no puede consultarlo, como se prometió. Silva comentó que, conforme se actualice este mapa, los ciudadanos podrán consultar cuando busquen adquirir una vivienda, pues éste les mostrará las zonas de riesgo de inundación, incendios y materiales químicos peligrosos, entre otros. Sólo seis de los nueve municipios que conforman el Área Metropolitana de Guadalajara tienen inventarios de riesgos; sin embargo, éstos tienen en promedio más de ocho años sin ser actualizados.Se solicitó una entrevista con el titular del Imeplan, pero no hubo respuesta. De acuerdo con Luis Valdivia, académico de la Universidad de Guadalajara (UdeG), el departamento de Geografía de la casa de estudios colabora con las autoridades para actualizar el instrumento del Imeplan. Comentó que “hacen falta cuatro años” para que la herramienta esté al día. También aseguró que no existe, a la fecha, un Atlas de Riesgos Metropolitano actualizado. “Esa sería la tarea que tenemos por hacer hasta el fin de año. Para esa fecha tendríamos un diagnóstico terminado para elaborar una estrategia frente al siguiente temporal”, comentó. Académicos de la Universidad de Guadalajara revelaron en mayo pasado que los puntos de inundación pasaron de 300 a 350 el año pasado. Esto, explicaron, se debe a urbanizaciones en cuencas y zonas altas de la ciudad.Después de que Boulevard Santa Anita se inundó en dos ocasiones y “los ríos salieron de la montaña”, vecinos de El Palomar, Bosques de Santa Anita, San Agustín, El Tajo, El Manantial, Provenza y Club de Golf Santa Anita se organizaron para conformar el Observatorio de Medioambiente y Ciudad para el Sur de la Zona Metropolitana de Guadalajara.“Nosotros vimos (la inundación) como un riesgo para las vidas. Dijimos: ‘Vamos a observar qué está haciendo el Gobierno y qué va hacer’”, comentó Emmanuel Arrieros, quien tiene nueve años viviendo en la zona, y es parte del observatorio. También hizo un llamado a las autoridades a dejar de lado los “paliativos”. “Para nosotros no son suficientes los desazolves; es como maquillar el problema”, dijo el vecino. “Estamos atemorizados. Vemos las consecuencias del cambio climático, vemos una montaña deforestada, vemos unas zonas de recarga y cauces urbanizados y no vemos que el Ayuntamiento de Tlajomulco se acerque a los vecinos para platicar sobre el problema”. Dijo que se invitó al observatorio a académicos de la UdeG como Arturo Gleason y Ofelia Pérez. También opinó que las autoridades deben ver las licencias que otorgan para construir fraccionamientos, pues eso impide la absorción del agua.Por su parte, Eduardo Garza, integrante del colectivo Recuperemos López Mateos, y vecino desde hace seis años de Bosques de Santa Anita, comentó que temen que “el cerro se desgaje y se venga un alud que pueda cobrar vidas”. Añadió que es necesario abrir otras vialidades hacia este fraccionamiento para salir en caso de alguna contingencia, pues sólo hay dos: Boulevard Bosques de Santa Anita y Las Moras, y aseguró que en una ocasión, debido a un accidente, quedaron “encerrados” 12 horas.Durante la semana, el Gobierno del Estado anunció que se construirán dos gaviones (muros de piedra para redirigir el agua y disminuir las afectaciones de una tormenta atípica) en el Sur de la metrópoli, con un costo de 25 millones de pesos. Se harán en la zona de Santa Anita para contener el agua y evitar más daños. Tras cada inundación, las autoridades municipales y estatales comparten decenas de fotos con basura acumulada en alcantarillas y bocas de tormenta. El dato que regularmente exponen es que 80% de las anegaciones es causado por esa razón. Sin embargo, el académico Luis Valdivia destacó que eso es impreciso.Señaló que aunque los aluviones sí son acentuados por la basura, ésta no es el principal problema. “Si vemos los registros (durante una tormenta), buena parte de los colectores ya está emitiendo agua a la superficie. Es decir, que éstos ya no tienen capacidad de conducción de agua de lluvia; están rezagados y ha crecido mucho la urbanización”.Por su parte, Carlos Torres, director del Sistema Intermunicipal de Agua Potable y Alcantarillado (SIAPA), reconoció que “ha sido rebasada esta infraestructura que tenemos para descargar agua. El tema de desarrollos de vivienda, el área de Zapopan, en donde hemos tenido estos problemas de inundación, es porque el cambio de uso de suelo, en donde antes el agua de lluvia se infiltraba, ahora que ya está urbanizado, el agua corre”.Para Emmanuel Arrieros, integrante del nuevo Observatorio Medioambiental para el Sur de la Ciudad, la basura sólo es parte del problema. “Nosotros creemos que los reales culpables (de las inundaciones) son dos: inversionistas voraces en fraccionamientos y autoridades permisivas”.