Suplementos | A veces moverse en el indigno transporte público tiene sus pros, especialmente en esta época de lluvias Tapatiez: Los villanos de las lluvias Si las lluvias son el escenario y los tapatíos los actores, el rol de espectador es el que se lleva las palmas, preferentemente cuando se observa desde una ventana con café en mano. Por: EL INFORMADOR 13 de junio de 2008 - 18:14 hs Al hacer el recuento de lo que las temporadas pluviales dejan en Guadalajara, repuntan en primerísimo sitio la gran cantidad de accidentes automovilísticos que suceden en las calles durante esta época. Sin embargo, dependiendo de qué tan generoso u olvidadizo sea Tláloc, el historial de tragedias lluviosas van desde molestas e imprudentes goteras que se filtran por los techos sin impermeabilizar, hasta inundaciones por el desbordamiento de ríos. Pero de los males, el menor –aunque muchos digan que no- es la repentina transformación del calor hacia un grado ciertamente costeño a causa de la humedad que pulula en el ambiente. Lo triste del asunto es que en las arcas de esta ciudad las desgracias tienen más relación con los descuidos humanos que con el encaprichamiento de la madre naturaleza hacia los tapatíos. O hacia el gobierno tapatío, que no desazolva con tiempo el alcantarillado público para que las aguas no provoquen tanto desbarajuste. La infraestructura de la ciudad no es la mejor para recibir los pocos o muchos litros de agua que llegan con el temporal y se quedan estancados en la superficie tapatía, y a la ya de por sí difícil y acuosa situación hay que añadir la escasa prudencia de los que llevan el volante y parecen disfrutar de las marejadas que se alzan a los costados de sus autos al andar. A veces moverse en el indigno transporte público tiene sus pros, especialmente en esta época de lluvias. Además de ahorrar gasolina y salir librado de un casi seguro enfrentamiento con conductores ofuscados-agresivos-lentos-impertinentes que se desbaratan por llegar a su destino en un acto de vandalismo vial que deja al descubierto su miedo al agua (estamos seguros de que usted, querido lector, no pertenece a ese clase de automovilistas), hay toda una serie de sucesos impresionantes, trágicos e irrisorios que no se podrían descubrir si no se viajara desde la “comodidad” que brinda un rígido y plástico asiento de camión (sin contar la insoportable, infernal y hedionda atmósfera que se genera al interior del autobús a puertas y ventanas cerradas). Todo en esta vida requiere de sacrificios. Si las lluvias son el escenario y los tapatíos los actores, el rol de espectador es el que se lleva las palmas, preferentemente cuando se observa desde una ventana con café en mano. Temas Tapatío Recibe las últimas noticias en tu e-mail Todo lo que necesitas saber para comenzar tu día Registrarse implica aceptar los Términos y Condiciones