GUADALAJARA, JALISCO (09/SEP/2017).- El mundo tiene un hambre insaciable por los crossover o, como lo dicen todos los mexicanos, por las camionetas. Y Audi, por supuesto, está ofreciendo un nuevo platillo para satisfacer esa demanda, cocinado 100% a su manera: la Q2.Si alguien se decide a medir la altura de la nueva Q2, verá que en realidad no es mucho más alta que un A3 hatchback. Pero es la forma la que cuenta. Ante todos los ojos la Q2 es una camioneta. Y una muy bonita, con el clásico frente de Audi cuya parrilla ocupa casi todo el frente; con faros que lucen como joyas en el cuello de una hermosa modelo; con la cintura alta y atlética que da la sensación de estatura más elevada. La Q2 parece haber sido diseñada por un especialista en moda femenina, que no cayó en la tentación fácil de usar el ya tan mundano “techo flotante” y en lugar de pintar de negro el pilar D, lo pintó de plata, haciendo homenaje a la herencia de la casa con autos como el A1 o el R8. La Q2 sería aplaudida en la semana de la moda en París, que no quede duda.Si es así en el exterior, el estilo se mantiene por dentro. La calidad, el cuidado en la construcción que incluye el magnífico y característico olor a auto Premium, nos reciben apenas abrimos una de sus puertas. Toque cualquier punto dentro de la Q2 y sus dedos van a agradecer el buen gusto, la elegancia, la atención al detalle. Los ojos estarán felices con la pantalla central de 7 pulgadas, siempre controlada por el MMI (Multi Media Interface) presente en todas sus versiones. El cuerpo agradecerá sentirse en la temperatura correcta gracias al aire acondicionado digital dual. No es necesario ir a la cama de bronceado para mantener ese color que tanta envidia causa en los desayunos entre las amigas, basta abrir el quemacocos.Agilidad y graciaSi la calle es una pasarela, la Q2 con menos de 4.2 metros de largo es capaz de pasear por ella con la desenvoltura de una Tatjana Patitz y el orgullo de una Claudia Schiffer. En su caso, no ser tan alta es lo que le confiere esa gracia, al contrario de las modelos humanas. Porque la estabilidad que le dan sus poco más de 1.5 metros de altura total la hace enfrentar las curvas con la intimidad de quien convive con ellas a diario. Nos pareció mucho más apta para esos terrenos que algunas de sus rivales directas e igualmente “petit” como la Mercedes-Benz GLA o la BMW X1.Su fuerza, en el caso de la Q2 que modela estas fotos, viene de un motor de 1.4 litros con 150 HP y llega a las ruedas delanteras gracias a una caja de doble embrague y siete cambios, llamada S-Tronic. Para ser justos, hay que reconocer que, pese a nuestro enamoramiento formal, le cuesta algo de trabajo empezar a desfilar, como si hubiera algo de renuencia a levantarse y hacer lo que sabe. Pero cuando lo hace, gracias a la turbina que la impulsa, lo logra de una manera magnífica. Es casi como si supiera que el mundo va a parar para verla.En los camerinos, seguramente se sentirá orgullosa de que hablen de otras de sus virtudes como la seguridad de su plataforma MQB; de sus seis bolsas de aire (que si fueran visibles seguramente vendrían con letras LV bordadas en ellas); de su habitáculo inderformable; del impecable sonido Bang & Olufsen de la versión S-Line que probamos o del sistema de frenado de urgencia que viene de serie en todas sus versiones, pero muchos extrañarán la ausencia del CarPlay y AndroidAuto.Pero su lugar no es el camerino, es la calle, son los caminos, los lugares donde pueda ser vista, admirada, envidiada. La Q2, en su esencia, tal vez no vaya mucho más allá de una camioneta Premium, lo que no es decir poco. Pero lo que realmente justifica su existencia es la forma, es la belleza que encanta. Todos quieren verla pasar ante sus ojos y la miran como lo hacen ante un desfile de modas que las mujeres quieren ver por su atuendo, mientras los hombres soñarán con… con manejarla algún día, incluso cuando saben que esto puede ser punto menos que imposible.