Sábado, 25 de Octubre 2025
Suplementos | La sospecha de corrupción sobre la clase política del país fortaleció al político

¿Qué hace vigente a López Obrador?

La sospecha de corrupción sobre la clase política del país, y escándalos como la Casa Blanca, son acontecimientos que fortalecen al fundador de Morena. ¿Cuáles son sus posibilidades en su tercera incursión por la Presidencia?

Por: EL INFORMADOR

GUADALAJARA, JALISCO (18/OCT/2015).- A tres años de la elección presidencial, sólo tenemos una certeza: Andrés Manuel López Obrador estará en la boleta. No sabemos quién será el candidato del PRI, tampoco sabemos qué tan divididas irán las izquierdas, y menos si habrá un candidato independiente con posibilidades de competir, pero lo que resulta innegable es que el tabasqueño buscará ser Presidente por tercera vez. ¿Qué explica que el “Peje” siga siendo una opción 15 años después de ser electo Jefe de Gobierno del Distrito Federal? ¿Qué posibilidades tiene el líder indiscutible de Morena de ganar la Presidencia de la República en 2018?

La mafia del poder, la desconfianza y el populismo


En Italia y España le dicen la “casta”. En América Latina, la “oligarquía”. Y en México, López Obrador le llama la “mafia del poder”. Al final, la definición es la misma: es la articulación de las élites políticas y económicas para proteger corruptamente sus intereses privados. El discurso apela a la mafia del poder como la que controla la economía y que tiene en los gobernantes a sus “mayordomos”, ya que los que mandan están en las empresas. Sabemos que el discurso de López Obrador tiene una buena dosis de reduccionismo, pero la narrativa en términos políticos es eficaz para describir uno de los graves problemas del país: el secuestro del Estado por parte de intereses privados.

México es un país en donde cuatro hombres controlan 9% del Producto Interno Bruto (PIB). La riqueza de estos cuatro personajes (Larrea, Salinas Pliego, Slim y Bailleres) se ha multiplicado desde la transición a la democracia. Una élite que controla la economía, no es una aberración marxista, sino una realidad palpable que surge de los datos. Y, en paralelo, la concentración de la riqueza provoca que también haya una élite económica y política que fácilmente se ponen de acuerdo para alinear sus intereses. México es un país oligárquico, casi por definición.

Casos como el de la Casa Blanca u OHL fortalecen esa visión de un país cooptado por intereses privados que son solapados por los gobiernos. El hecho de que la casa de la Primera Dama, Angélica Rivera, esté a nombre de la compañía privada que más contratos ha ganado tanto en la administración de Peña Nieto como gobernador del Estado de México, así como algunos importantes ya con Peña Nieto en Los Pinos, es una muestra de que la sospecha de colusión entre las élites políticas y económicas está siempre latente.

La sospecha de corrupción es música en el oído para el líder político de Morena. López Obrador es una respuesta a la crisis del sistema, es un político que se fortalece ante la debilidad del establishment político. La fuerza del tabasqueño es directamente proporcional al desprestigio de la clase política; a una economía alicaída; al hartazgo ciudadano con la corrupción, y también al descrédito de la “partidocracia”. En un entorno de desconfianza, en donde solamente dos de cada 10 mexicanos están satisfechos con la democracia, la explicación de López Obrador es simple para cualquiera: quitemos a los corruptos y pongamos a los buenos. No hay problemas institucionales, ni problemas estructurales, es sólo reemplazar a los políticos malos y corruptos, por políticos buenos y con honestidad. López Obrador se para en el terreno de la moral, pocas veces en el terreno de las reformas. Una respuesta así, simplifica los problemas, pero en el discurso político agita las emociones y utiliza el descrédito y la desconfianza a su favor. Es populista porque apela al pueblo, divide a la sociedad en dos-pueblo y élite- y simplifica los problemas políticos, pero no por eso significa que sea una narrativa a desechar.

En México, la clase política forma parte del 1% más privilegiado de la sociedad. De acuerdo a Oxfam, todos los mexicanos que ganan más de 50 mil pesos más, son la cúspide. Aquellos que controlan 21% de la riqueza nacional. Es cierto, y ahí no se equivoca López Obrador: existe una desconexión entre la forma de vida de los ciudadanos y las condiciones económicas de la élite política. Ese énfasis de López Obrador en la austeridad es también un gesto de sensibilidad, un discurso que busca conectar con una población que siente que los políticos son indiferentes a las preocupaciones de la mayoría. El populismo muchas veces reencausa la relación entre el líder político y el “pueblo”, remedia la distancia entre las élites y el común de los mortales. Su populismo es hoy en día, una retórica que hace vigente a López Obrador ante la lejanía y la ineficacia de la tecnocracia para resolver los problemas cotidianos de los mexicanos. El diagnóstico parece correcto, la medicina, por el contrario, sigue generando muchas polémicas.

Las posibilidades del “Peje”


En este tercer intento por alcanzar la Presidencia, es precisamente cuando más cuesta arriba tiene que andar el “Peje”. En 2006, el escenario fue ideal para llegar a Los Pinos, pero una mezcla de “guerra sucia” y errores propios, lo dejaron al margen de la Presidencia por 0.56%. En 2012, comenzó muy por detrás de Peña Nieto, y con una buena campaña se situó a cinco puntos, pero la distancia era ya irremontable. Y en esta tercera ocasión, de acuerdo a las encuestas parte como un aspirante serio, que es competitivo en prácticamente cualquier escenario, pero de las tres, ésta es la coyuntura más difícil para que su candidatura resulte ganadora.

Si bien es cierto que el entorno de sospechas de corrupción y desprestigio de la clase política, favorece las aspiraciones del tabasqueño, lo que no podemos desechar es que la figura del candidato independiente daña es a López Obrador. El hecho de que algún independiente, sea el “Bronco” desde Nuevo León o un externo como el ex rector de la UNAM, Juan Ramón de la Fuente, puedan competir en 2018, acota el mercado electoral del “Peje” e introduce competencia tanto en los segmentos del voto antipriista como en el nicho antisistema. Es decir, una parte del voto del Distrito Federal y de las ciudades apostaría por proyectos independientes, lo que reduce la posibilidad que tiene López Obrador de cohesionar al voto opositor al Gobierno de Peña Nieto. El enemigo de López Obrador no está en Bucareli ni en Insurgentes, está despachando como gobernador de Nuevo León.

En las dos elecciones anteriores, ha quedado claro que en la práctica, la Presidencia de la República se juega a dos vueltas. La primera es el rezago de alguno de los tres principales candidatos, para dejar un enfrentamiento a dos bandas. En 2006, Roberto Madrazo se desinfló y no fue capaz de competir hasta el final; caso similar el de Josefina Vázquez Mota en 2012. Sin embargo, México avanza hacia una elección presidencial sui generis por la fragmentación y debilitamiento de los partidos políticos. De acuerdo a la encuesta que publicó Parametría hace apenas una semana, ningún partido político alcanza, ni siquiera en preferencia efectiva, los treinta puntos porcentuales: PRI 29%; PAN 23%, y Morena 21%; PRD 9%, PVEM 8% y MC 5%. Por su parte, en su encuesta trimestral de presidenciables, la encuesta Buendía y Laredo reporta que entre los electores que conocen tanto al “Peje” como al “Bronco”, 18% de su electorado podría irse para alguno de los dos bandos; es decir, luchan por un segmento similar de votantes. Aunque el Bronco tiene la ventaja de ser más competitivo entre clases medias y en el Norte del país, en donde AMLO prácticamente no existe. Y lo que también queda claro en las encuestas, es que en cualquier enfrentamiento electoral, todos los candidatos se sitúan por debajo de la línea de 30%. La fragmentación será la lógica de 2018.

Así, esta tendencia opera a favor y en contra del tabasqueño. Por un lado, opera a favor por lo que siempre hemos sabido: López Obrador tiene un techo de voto del 35% y, debido a sus negativos, tiene casi imposible crecer por encima de ese porcentaje. Así, López Obrador puede pelear la Presidencia si logra cohesionar a su voto duro y a una serie de simpatizantes para colocarse por arriba de los 30 puntos porcentuales. Por otro lado, opera en contra del ex jefe de Gobierno del DF, por el hecho de que la izquierda se encontrará fragmentada, y no puede contar ni con todos los votos del PRD, ni tampoco con Movimiento Ciudadano. Al final, ambos partidos registran 14 puntos de simpatía electoral, muchos de ellos podrían ser una reserva de votos para López Obrador, pero en definitiva no todos se fugarían. La construcción de una gran coalición, en donde incluya al PRD, a MC y al PT-lo que luce improbable al día de hoy- es una de las condiciones de relevancia para que López Obrador compita con posibilidades la Presidencia en 2018.

Andrés Manuel López Obrador está vivo para la política nacional. A comienzo del sexenio, cuando el proyecto de la Presidencia avanzaba con pasos casi perfectos, el tabasqueño lucía descolocado y sin capacidad de ejercer una presión real sobre el sistema de partidos. Sin embargo, ante el derrumbe tras Ayotzinapa, Tlatlaya y la Casa Blanca, López Obrador ha vuelto a la escena nacional como el depositario de una parte del descontento con el proyecto presidencial y capitalizando su oposición férrea al Pacto por México. Los problemas de López Obrador siguen siendo los mismos: sus altos negativos, su tendencia a polarizar al electorado, la concentración de su voto en algunas regiones y la “radicalidad” que percibe la clase media. Sus virtudes siguen siendo las mismas: un político que conecta con las masas, la oposición más vigente al estado actual de las cosas, su peso electoral en la Ciudad de México y tener un partido que hasta el día de hoy no está manchado por la corrupción. No sabemos para qué le va a ajustar todo esto a López Obrador, o si otra vez sus negativos superarán a sus positivos, pero en el contexto actual del país, la vigencia de su proyecto es innegable.

Tapatío

Temas

Recibe las últimas noticias en tu e-mail

Todo lo que necesitas saber para comenzar tu día

Registrarse implica aceptar los Términos y Condiciones