Suplementos | Lo malo y lo bueno está al alcance del hombre, Dios nos ha dado libertad para elegir Pudieron hacer el mal y no lo hicieron Lo malo y lo bueno está al alcance del hombre, Dios nos ha dado libertad para elegir, y la posibilidad de enmendar una mala decisión Por: EL INFORMADOR 19 de julio de 2014 - 23:08 hs 'La Cosecha', de Vincent Van Gogh. / LA PALABRA DE DIOS • PRIMERA LECTURA: Sabiduría 12, 13. 16-19 “Diste a tus hijos la dulce esperanza de que, en el pecado, das lugar al arrepentimiento”. • SEGUNDA LECTURA: San Pablo a los Romanos 8, 26-27 “El Espíritu viene en ayuda de nuestra debilidad”. • EVANGELIO: San Mateo 13, 24-43 “El Reino de los Cielos se parece a un hombre que sembró buena semilla en su campo; pero, mientras la gente dormía, su enemigo fue y sembró cizaña en medio del trigo y se marchó”. GUADALAJARA, JALISCO (20/JUL/2014).- El Evangelio de hoy nos presenta tres parábolas, esas formas maravillosas con que el Maestro hace inteligibles los misterios del Reino de Dios en el lenguaje alegórico, asequible aún para los pequeños y sencillos. El bien y el mal coexisten; juntos han estado siempre, porque donde están los hombres —que son libres— siempre se está en pugna entre el bien y el mal. Nunca han faltado los justos, los que “pudieron pecar y no pecaron; pudieron hacer el mal y no lo hicieron” y también los que han caído y se han levantado; y por desgracia, los que cayeron y no tuvieron fuerza para volver al bien. En unos y otros cayó la semilla buena, y unos y otros recibieron también la incitación al mal. El tremendo misterio de la libertad del hombre ha dado diferentes resultados: el bien y el mal han crecido y dado frutos, de vida para unos, de muerte para otros. En este siglo XXI se ha percibido confusión en los principios morales, singularmente en la juventud. Cambian los jóvenes a su conveniencia la línea divisoria entre el bien y el mal, para acallar su conciencia, y aseguran que no hay maldad en lo que dicen y hacen. Cada cristiano es un campo donde puede caer la buena semilla o la cizaña. Continua debe ser la vigilancia para discernir si la invitación es al bien o al mal. Los males vienen con frecuencia cuando, indolentemente, se cae en rutina, en tibieza, en sopor. Misericordia y justicia, atributos de Dios, se manifiestan en esta parábola. La solución que da Jesús a los trabajadores que le preguntan si desea que arranquen la cizaña sembrada intencionalmente en el campo de trigo es ésta: “dejen que crezcan juntos hasta el tiempo de la cosecha…”. Aquí se manifiesta la misericordia. Tal vez en ese caminar, muchos hombres que eran cizaña se conviertan en trigo. Es la multisecular historia de tantos y tantos convertidos. "Dios no quiere la muerte del pecador, sino que se convierta y viva.” José Rosario Ramírez M. ¿Qué es la cizaña? Es una planta de la familia de las gramíneas, cuyas cañas crecen hasta más de un metro con hojas estrechas de 20 centímetros de largo, y flores en espigas terminales comprimidas, con aristas agudas. Lo cual nos permite entender que físicamente se parece bastante al trigo, sólo con algunas pequeñas diferencias; dichas diferencias comienzan a ser más notorias cuando ya están en su etapa final, previa a la cosecha. Regularmente crece en las mismas zonas productoras de trigo y se considera una maleza de ese cultivo. La similitud entre estas dos plantas es tan grande que en algunas regiones la cizaña suele denominarse “falso trigo”. Dicha planta suele ser parasitada por un hongo tóxico, el cual produce una toxina que se acumula en el grano. Es por ello que no es recomendable consumir dicho grano o harinas mixtas en las que se encuentre harina de cizaña, ya que puede ser tóxica. ¿Qué significa la cizaña? Jesús en el Evangelio utiliza esta realidad del trigo y la cizaña para hacernos entender cuán cercano está el mal del bien, y con cuanta facilidad se les puede confundir, pero finalmente la diferencia laudable será siempre el fruto. No corresponde generar un desprecio a la persona, considerando que es malo, según nuestros criterios, aun cuando lo sea, ya que el desprecio es al mal, no a la persona, y la pauta nos la da San Agustín; comentando esta parábola, observa que “primero muchos son cizaña y luego se convierten en grano bueno”. Y agrega: “si éstos, cuando son malos, no fueran tolerados con paciencia, no lograrían el laudable cambio”. EL TIEMPO DE DIOS Un día Felipe Neri caminaba por una calle de Roma, repitiendo en voz alta: -¡Estoy desesperado! ¡Estoy desesperado! Una amigo le llamó la atención diciéndole: - Felipe, tú tan católico, ¿y tan desesperado? -Es cierto- explicó Felipe; estoy muy desesperado, pero conmigo mismo, en cambio, confío más que nunca en Dios. Si buscamos cumplir cabalmente el plan de Dios para nuestra vida, el cual es la base de nuestro proceso de santificación, hemos de saber y aceptar que Dios tiene su tiempo, y que ése no es nuestro tiempo, ya que tampoco, como lo afirma el profeta Isaías: "Sus caminos no son nuestros caminos, ni sus pensamientos nuestros pensamientos". En varios pasajes evangélicos, se nos remite a tantos momentos en que los seguidores de Cristo tenemos que enfrentar duras pruebas, y acudimos al Señor en busca de su auxilio, de su ayuda, y el Señor 'se toma su tiempo' para responder y para actuar. Ello, habrá de hacer crecer nuestra confianza en Él y en su sabiduría, hasta que ésta llegue a ser plena e inquebrantable, lo que suscitará que podamos andar por la vida sin miedos, sin desesperación, con paciencia y esperanza. Quizá dichos momentos nos harán cambiar de actitud ante la necesidad de una espera confiada, y no exigirle a Dios su pronta respuesta y acción, ni mucho menos tratar de 'comerciar' con Él, o lo que es peor tratar de chantajearlo, sino, más bien, abandonarse a su voluntad, que es lo mejor para nosotros. Hoy la Palabra de Dios, en el pasaje evangélico que la Iglesia nos propone para reflexionar en la Eucaristía y durante todo este domingo 'Día del Señor', nos habla de la parábola del trigo y la cizaña, y con ello nos recuerda lo que es el tiempo del Señor, al ser necesario esperar el momento adecuado para separar el uno de la otra. La vida del cristiano es ese proceso que todos los que decidimos seguir a Jesucristo, hemos de vivir, en el cual es preciso conocer y respetar los 'tiempos de Dios'. Sólo Él, en su infinita misericordia, sabe cuándo es tiempo de siembra, de abono, de poda y de cosecha; sólo Él, por lo tanto, sabe guardar silencio y hasta dejarlo -nunca abandonarlo- todo en aras a que su proceso madure y llegue a la plenitud, a la santidad. Vivamos ese proceso con humildad, paciencia, confianza y esperanza. Francisco Javier Cruz Luna LA CALIDAD DE CADA UNO Los santos no son héroes… la diferencia entre los héroes y los santos es el testimonio, la imitación de Jesucristo. Seguir el camino de Jesucristo; la cruz. Y muchos santos acabaron humildemente así. Los grandes santos. Estas palabras que recientemente escuchamos en la voz del Papa Francisco, nos dan la clave del por qué aquellos que murieron proclamando la fe en Cristo Jesús han sido declarados santos; y confirman que en realidad fueron grandes santos. No obstante, todos estamos llamados a ser “santos” en el sentido estricto de la Palabra, según los criterios de nuestro Señor Jesucristo. Por eso al escuchar hoy las parábolas del Reino que san Mateo pone a nuestra consideración y que la Liturgia nos presenta el día de hoy, podemos tomar dos actitudes: Una: escucharlas como un cuento que ya hemos oído infinidad de veces y al cual le damos poca o ninguna importancia. Otra: buscarles su significado profundo y traducirlos a nuestro lenguaje personal para descubrir qué quieren decir a nuestra vida. Pero aplicándolos en primera persona… yo a mí. Porque en ocasiones se lo acomodamos a otros, al vecino, a los de la familia, o a los que van pasando y cada uno de nosotros nos quedamos sin nada. Es necesario llegar al fondo, ver si yo soy ese grano de mostaza; si soy buena levadura o si en el campo de mi corazón dejo que germinen malas hierbas… Lo bueno y lo malo existen y coexisten en el corazón de cada ser humano. No podemos caer en el autoengaño de que “yo sí soy bueno”. El Papa Juan Pablo II dijo una vez: En realidad todos los acontecimiento encierran un mensaje profundo, y para quien sabe leerlos, le llevan definitivamente a Dios. ORACION Señor Jesús, quiero ser en tu Reino lo que Tú has soñado para mí, pero siempre algo bueno; lo mejor. aunque a veces me cueste mucho doblar mi rebeldía y apartarme de caminos que me apartan de Ti. No quiero mezclar mi vida con levadura mala Antes bien ser humilde como el granito de mostaza que llega a ser lo que Tú quieres en tu Reino de amor. Amén María Belén Sánchez Temas Fe. Lee También Evangelio de hoy: Jesús se deja encontrar en nuestro sufrimiento Evangelio de hoy: El justo vivirá por su fe Evangelio de hoy: El inmenso abismo Evangelio de hoy: La lógica del mundo y la lógica del Reino Recibe las últimas noticias en tu e-mail Todo lo que necesitas saber para comenzar tu día Registrarse implica aceptar los Términos y Condiciones