Viernes, 26 de Julio 2024
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La vida en shuffle

Por: Eduardo castañeda

Por: EL INFORMADOR

En Holanda viven 16 millones de personas que poseen 13 millones de bicicletas y cuentan para circular con 15 mil kilómetros de rutas especiales. En nuestra ciudad, unos cuantos kilómetros de mediocres ciclopistas que comienzan a construirse han provocado lo mismo cierto reconocimiento que decepción.

Da pena ajena lo limitado del proyecto final, de sus promotores oficiales y la estulticia de las autoridades de Tránsito estatales, que se sienten amenazadas ahora por la libertad de los bicicletos.

Ese sentimiento de amenaza ha provocado que la materia gris, digna de estudio clínico que tienen las cabezas de Vialidad estatales, se ponga a trabajar para salir con la increíble idea de hacer obligatorio el que las bicicletas de la ciudad usen placas. Ni al legendario alcalde de Lagos se le hubiera ocurrido.

Prácticamente ninguna ciudad del mundo lo hace y donde está vigente ese mandato se aplica sólo a las de uso comercial: mensajería, por ejemplo. O su registro es opcional y con fines únicos de localización ante un posible robo.

En Guadalajara el origen del problema, de la ideota de la Secretaría de Vialidad, que amenaza con “emplacar” bicis el año próximo, es el activismo de varios grupos de amantes de la bicicleta que han incrementado su número de adeptos y que salen cada semana en masa a hacer paseos nocturnos.

La autoridad dice que son un desmadre y que la insultan. Pero como dice Diego Petersen: por qué no se molestan con los montones de carros que a diario atascan la ciudad, y cuyos conductores actúan de igual manera.

Lo que teme la autoridad, como siempre, es que los ciudadanos se organicen fuera del redil oficial.
La incipiente adopción de políticas de  promoción del uso de la bici, como medio alternativo de transporte, se vería empañada por un gesto de control sobre los conductores de un vehículo que en general no causa problemas.

Habría que distinguir entre los paseos nocturnos o a la hora que sea, donde están involucrados cientos de bicicletos en pelotón, y el uso cotidiano de la bici para trasladarse a la escuela, al trabajo, al mandado, etcétera.
Los paseos, por su carácter de excepción, de divertimento, deberían de gozar del aval de las autoridades y las más amplias facilidades para circular con libertad. Deberían abrirle paso al contingente y permitir que avancen sin parar y de manera segura. Yo no vería esto como una intromisión oficial, sino como un noble ejercicio del presupuesto público que pagamos con nuestros impuestos.

En cuanto al uso cotidiano de la bicicleta en la ciudad, habría que dejar claro las obligaciones de sus usuarios y los derechos que vienen con éstas, si bien la Ley de Tránsito del Estado define como vehículo a la bicicleta, son muy generales las indicaciones sobre la misma en el Reglamento de la materia. Muy generales, ambiguas y laxas, comparadas con las de otros países.

De cualquier forma, queda claro que la bicicleta es un vehículo y como tal, sus conductores deben respetar las señales de tránsito, los semáforos. Partiendo de eso, se deben de hacer diversas consideraciones específicas para las bicis, como las hay en los países donde ha sido efectiva la promoción, de al menos 30 años, del uso de las bicicletas.

Yo encontré un par de documentos muy interesantes y clarificadores sobre lo que pudiera hacerse aquí. No sé si las autoridades los conocen, pero sobre todo serían útiles para todos los ciudadanos interesados en el tema.
Uno es la Law officer’s guide to bicycle safety, documento creado por Mass Bike, una organización ciudadana de Massachussets, Estados Unidos, que será usada por diversos departamentos de policía para enseñar y sensibilizar a sus elementos en cómo actuar legalmente frente a los ciclistas. El proyecto fue financiado por la National Highway Traffic Safety Administration de aquel país. Puede ser descargado de: http://www.massbike.org/police.

El otro es un estudio publicado en julio de 2008 en la revista Transport Reviews, titulado: Making cycling irresistible: lessons from the Netherlands, Denmark and Germany. En él se comparan las políticas exitosas de Holanda, Dinamarca y Alemania en la promoción del uso de la bicicleta, con lo que se ha hecho en Estados Unidos. Y bueno, en ningún momento se habla de “emplacar” bicis, y sí de facilitarle la vida a sus conductores. Este documento puede ser descargado de: http://policy.rutgers.edu/faculty/pucher/Irresistible.pdf.
A fin de cuentas, de lo que se trata en Guadalajara es de que los que queramos usar la bicicleta como alternativa de transporte, la usemos, respetemos los señalamientos y tomemos la calle (las banquetas con cuidado) y obliguemos a que nuestras visionarias y esquizofrénicas autoridades, dejen de temer a los bicicletos.

Destacado: En cuanto al uso cotidiano de la bicicleta en la ciudad, habría que dejar claro las obligaciones de sus usuarios y los derechos que vienen con éstas, si bien la Ley de Tránsito del Estado define como vehículo a la bicicleta, son muy generales las indicaciones sobre la misma en el Reglamento de la materia.

Tapatío

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