Suplementos | XI DOMINGO ORDINARIO La promesa de la presencia de Cristo siempre Jesús, el Gran Maestro, pone en sencillas parábolas la profundidad de los grandes misterios, para que los entiendan los humildes, los sencillos. Por: EL INFORMADOR 14 de junio de 2015 - 03:05 hs Jesús usaba parábolas para que su palabra fuera comprendida por todos. ESPECIAL / GUADALAJARA, JALISCO (14/JUN/2015).- Jesús, el Gran Maestro, pone en sencillas parábolas la profundidad de los grandes misterios, para que los entiendan los humildes, los sencillos. Invitar con aquellas a entrar en el Reino, es un rasgo típico de su enseñanza. Además de las parábolas del Reino, son también parte de su mensaje las parábolas de la misericordia, del amor que perdona, del amor a los pecadores. Para que se entienda más y mejor a la Iglesia, Jesús presenta una breve parábola signo del inicio y desarrollo del Reino. “Es como una semilla de mostaza, que cuando se siembra, es la más pequeña de las semillas… pero crece y se convierte en el mayor de los arbustos… los pájaros pueden anidar a su sombra”. La Iglesia nació con un grupo de galileos sin letras, sin poder, sin dinero, sin recomendaciones humanas, sin prestigio. Ante los ojos del mundo esa pequeñez inicial fue desconcertante y tal vez hasta le augurarían una efímera duración, perseguidos, encarcelados… En los inicios de la Iglesia, Pablo se presentó en Corinto ante griegos y judíos y les preguntó: ¿Dónde está el sabio? ¿Dónde está el doctor? ¿Dónde el intelectual de este mundo? ¿No ha hecho Dios necia la sabiduría del mundo? Los judíos piden milagros, los griegos exigen sabiduría; pero nosotros predicamos a un Cristo crucificado, escándalo para los judíos, locura para los griegos; un Cristo fuerza de Dios y sabiduría de Dios. Miren hermanos, no hay ante nosotros muchos sabios, ni muchos poderosos, ni muchos nobles. Antes bien, Dios eligió la necedad del mundo para confundir a los sabios y eligió Dios la flaqueza del mundo para confundir a los fuertes”. Ese pequeño grano de mostaza es una manera de poner en claro que la Iglesia no es obra de los hombres, sino obra de Dios y con la promesa de la presencia de Cristo siempre. A Pedro le dio el poder, simbolizado en las llaves del Reino. “Y yo te digo a ti que tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia y las puertas del infierno no prevalecerán contra ella”. “Cristo, el único mediador, instituyó y mantiene continuamente en la tierra a su Iglesia santa, comunidad de fe, esperanza y caridad como un todo visible, comunicando mediante ella la verdad y la gracia a todos”. Y como la Iglesia es de Cristo, y como es visible, al paso de los años y de los siglos ha sido objeto de amor y de odio. Pero la Iglesia resiste los ataques de toda índole y continúa esforzándose para ser lo que debe ser: obra de Dios, sacramento, signo visible en el tiempo y siempre con clara misión de santidad, de la salvación de los hombres, peregrinos hacia Dios. José Rosario Ramírez M. Temas Fe. Lee También Evangelio de hoy: Jesús se deja encontrar en nuestro sufrimiento Evangelio de hoy: El justo vivirá por su fe Evangelio de hoy: El inmenso abismo Evangelio de hoy: La lógica del mundo y la lógica del Reino Recibe las últimas noticias en tu e-mail Todo lo que necesitas saber para comenzar tu día Registrarse implica aceptar los Términos y Condiciones