Miércoles, 15 de Octubre 2025
Suplementos | La frente nos puede recordar que en estratos más hondos llevamos los dones de gracia y bendición

LAS COSAS QUE NOS RODEAN: Una señal en la frente

Antiguas leyendas relatan cómo a ciertas personas, por motivos especiales, y no siempre buenos, les ponían una señal en la frente para distinguirlas de las demás

Por: EL INFORMADOR

Antiguas leyendas relatan cómo a ciertas personas, por motivos especiales, y no siempre buenos, les ponían una señal en la frente para distinguirlas de las demás.
Cuando Jesús elige a sus discípulos para enviarlos a predicar en su nombre, no les pone ninguna señal física, pero ciertamente la pone en el corazón de cada ser humano. No solamente aquellos que fueron llamados al inicio como lo fueron los apóstoles, son los elegidos; en la actualidad, todos los bautizados recibimos el sello indeleble de la elección divina, para ser discípulos y testigos de Cristo Jesús y comunicadores de su Evangelio.
Los bautizados no llevamos una señal especial, pero al mirar la frente de las personas que nos rodean, o al ver nuestra propia frente en el espejo, podemos recordar ese signo especial que Dios ha puesto en ella para distinguirnos como suyos.
La frente nos puede recordar que en estratos más hondos llevamos los dones de gracia y bendición, para que por ellos los demás reconozcan en nuestra vida la presencia del Señor Jesús.
Él quiere seguir presente en nuestro mundo a través de cada uno y hablando a todos con nuestros labios, acariciando con nuestras manos, derramando su amor desde los que nos llamamos y somos sus discípulos, y dando a todos su gracia y bendición con nuestra presencia.
Lo que es urgente tener en cuenta es que no solamente los llamados a un servicio exclusivo o especial, como son los sacerdotes, religiosas o catequistas, son los que tienen el compromiso de dar buen ejemplo, siendo testimonios de Jesús y propagadores de su Palabra…
Todos y cada uno estamos implicados y éste es un compromiso que nadie puede eludir.

ORACION DE LA FRENTE

Frentes amplias o frentes cansadas;
frentes de niños que empiezan a vivir
y de mujeres mayores;
frentes de hombres que trabajan
o de jóvenes que quieren
abrirse paso en este mundo.
Todos llevan en ella el sello divino
que les hace ser personas especiales,
que están señalados como elegidos
discípulos de Jesús,
portadores de un mensaje divino.

Evangelio de amor y de vida,
el único mensaje
que vale la pena conocer.
El único mensaje
que todos tenemos compromiso
de propagar y difundir.

Sería bueno hoy, de una vez por todas y para siempre, elaborar un propósito que oriente nuestra vida: “Pasaré por el mundo caminando con la frente muy alta, recibiendo en ella la luz de mi Dios y cumpliendo mi parte de misión salvadora, anunciando a todos, con palabra o con obras, el Evangelio de Dios”.

María Belén Sánchez

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