Hidalgo o la construcción de un héroe

Historia / Hacia un aniversario más de la Independencia

GUADALAJARA, JALISCO.- Cuando Hidalgo llegó al curato de Dolores, en octubre de 1803, podríamos imaginar que iba hacia una especie de retiro, a vivir esta etapa en un curato tranquilo, de menor dinamismo social aunque de mayor “desahogo pecuniario”, es decir, obtendría una renta mayor que la que obtenía en San Felipe. Tenía 50 años de edad y parecía ya no tenerle mucho aprecio a las cuestiones intelectuales que antes había cultivado en el colegio con tanto empeño. El pueblo de Dolores lo había visitado en varias ocasiones y lo conocía muy bien, le era bastante familiar, incluso en sentido literal; había sido dirigido por párrocos familiares suyos, entre ellos el padre Francisco Gallaga, cuarto cura y familiar suyo por línea materna, al igual que su primo José Antonio de Gallaga, que sirvió el curato en dos ocasiones; y su hermano José Joaquín, precisamente a quien fue a sustituir luego de su muerte.

Hidalgo, en la organización de su nueva etapa de vida, “repartió las horas entre las atenciones de su ministerio y los cuidados de su familia”, que eran sus dos medias hermanas, su hermano Mariano, su pariente José Santos Villa, con quien organizó una banda musical, y dos de sus hijas, Micaela y María Josefa. Una amplia literatura sobre la estancia de Hidalgo en Dolores nos dice que coordinó distintos trabajos sobre cultivos de uva y morera, fabricación de loza y ladrillo, criaderos de abejas, diversos talleres de oficios así como la mencionada banda musical integrada por los alfareros indígenas del lugar. Hay quienes consideran ser ésta la preparación del inicio del movimiento de insurrección, pero uno de los puntos a discutir es en qué momento surgió la idea de iniciar tal preparación, de lo que suponemos fue algo tardío para Hidalgo, incluso, algo que surgió no en la cabeza del párroco, sino de otros quienes lo invitaron a sumarse al movimiento.

por: cristóbal durán

cuarta de cinco partes