Suplementos | La historia de los orígenes ha de interpretarse tomando en cuenta la situación de duda acerca de la alianza divina Evolucionismo vs Creacionismo Lo que el Génesis nos dice, desde el enfoque de la historia de la salvación, es independiente del tiempo que el hombre lleva sobre la tierra Por: EL INFORMADOR 14 de junio de 2008 - 10:34 hs Tercera parte: Una postura creacionista No es simple entender el Génesis. Para comenzar, el origen de este libro de la Sagrada Escritura se remonta a los tiempos de Moisés, hace nada menos que alrededor de 1200 a 1300 años a. C., época en la que Israel vivía de promesas que parecía que no se iban a cumplir nunca. La vida diaria traía guerras continuas y amenazas de opresión, por lo que existía una tentación constante por acercarse a otros dioses. De ahí las caídas del pueblo israelita. Moisés supo captar de alguna manera los desánimos de su pueblo, y trató de darles solución por medio de la palabra y muy probablemente por medio de escritos. De esta manera, la historia de los orígenes ha de interpretarse tomando en cuenta la situación de duda acerca de la alianza divina. Nunca ha de olvidarse que la interpretación de los textos sagrados –en especial los primeros once capítulos del Génesis, sobre el origen del mundo– se dirige a la salvación y no hacia cuestiones científicas como las concebimos actualmente. Los relatos acerca de Caín, de Noé, de la Torre de Babel, etc., son testimonios de fe sobre la historia de la salvación hasta los tiempos de Abraham (alrededor de 1800 a.C.) y de Moisés. Lo que el Génesis nos dice, desde el enfoque de la historia de la salvación, es independiente del tiempo que el hombre lleva sobre la tierra. El mensaje es claro: la persona humana es invitada a la salvación por medio del diálogo con Dios. El relato del Paraíso enseña que este diálogo es esencial para el hombre y es parte de su naturaleza. Los dos primeros capítulos del Génesis narran el origen del mundo y del hombre, en dos relatos yuxtapuestos. El primer relato habla de la semana para explicar la creación: Dios crea primero las cosas inanimadas, las plantas, los animales y finalmente al hombre. El segundo relato es menos sistemático: en el comienzo aparece el hombre y en torno a él, las plantas y los animales. El primer texto se atribuye a un sacerdote judío, quien lo escribiría unos 950 años después de Moisés, mientras que el segundo se atribuye a un autor que debió vivir en el tiempo de Salomón, unos 350 años después de Moisés. Tenemos dos formas de pensar que difieren en el tiempo por 600 años, por lo que necesariamente fueron distintas, lo cual se nota en los textos. Sin embargo, a pesar de las diferencias, ambos autores coinciden en lo fundamental: Dios es el creador de todo lo existente. Además, en el primer relato se repite siete veces que lo creado es bueno, aunque el autor del texto no se refería a una bondad en sentido filosófico o humano, sino a una bondad funcional de la creación; quiere enseñar que el mal no viene de Dios, de ahí el señalamiento reiterado de que la creación, como obra Divina, es buena Los relatos de la creación muestran cómo se imaginaban los israelitas el origen del mundo con base en su fe en Dios. Aquí, lo realmente importante no es el cómo lo hizo, sino el hecho de que el mundo tiene su origen en Dios. El autor o los autores llegan a tal conclusión por medio de una reflexión profunda: a partir de la imagen de Dios obtenida en el Sinaí, se va en retrospectiva a los principios de la humanidad sobre los que no poseía ningún tipo de información. Sabemos, pues, que el hombre, la persona humana, es obra de Dios, pero no sabemos cómo Dios hizo su obra. Entendemos que la persona humana es un ser aparte en la creación, porque el autor del texto sagrado nos describe las relaciones entre Dios y sus creaturas: Dios pasea por el Paraíso, se comunica con el hombre, hablan entre sí. De acuerdo con todo esto, que es apenas la punta del témpano en cuanto a la exégesis del Génesis se refiere, cabe afirmar que la historia de los orígenes es absolutamente indispensable para completar y entender el plan salvífico de Dios, y que todos los hombres y todas las mujeres podemos participar de él. Sólo basta continuar o reanudar nuestra relación dialógica con Dios. Antonio Lara Barragán Gómez OFS Escuela de Ingeniería Industrial Universidad Panamericana Campus Guadalajara “mailto:alara(arroba)up.edu.mx” Temas Fe. Recibe las últimas noticias en tu e-mail Todo lo que necesitas saber para comenzar tu día Registrarse implica aceptar los Términos y Condiciones