Suplementos | Dios puede curar nuestro cuerpo Espiritualidad y ciencia en el siglo XXI La esperanza de vida aumenta como resultado de una actividad religiosa semanal Por: EL INFORMADOR 5 de junio de 2010 - 08:49 hs Uno de los temas relevantes de la actualidad es el de la salud. Las autoridades del ramo realizan grandes esfuerzos por concientizar a la población sobre los riesgos que producen prácticas nocivas como la vida sedentaria, el consumo de tabaco, alcohol y drogas, y la obesidad. Aunado a esto, en algunas partes del mundo se llevan a cabo investigaciones serias sobre el papel que la religiosidad tiene en la conservación de la salud. De entre ellos destaca el realizado en el Centro Médico de la Universidad de Pittsburgh, de donde se reportan los resultados de un estudio sobre actividades religiosas que incluyen la oración. De acuerdo con la investigación, se observa un aumento en la esperanza de vida como resultado de una actividad religiosa semanal, comparable a los beneficios que genera el ejercicio físico regular o la administración de medicamentos para reducir el colesterol. El autor de la investigación, Dr. Daniel Hall, reporta que el ejercicio físico regular es lo más efectivo para la salud, puesto que puede sumar entre 3 y 5.1 años a la esperanza de vida. Los medicamentos sumarían entre 2.1 y 3.7 años, y la actividad religiosa semanal entre 1.8 y 3.1 años. Sin embargo, el investigador advierte que el ejercicio físico ni los medicamentos deben sustituirse por la oración y la religiosidad, pues afirma que la religión no puede considerarse como un modo de terapia médica. Los conceptos de oración y espiritualidad parecen, de alguna manera, formar una parte de importancia en la medicina al influir sobre la salud y la curación. Se ha encontrado que las prácticas espirituales, incluyendo la oración, proporcionan a la persona un sentimiento de autocontrol, que aun cuando la oración no tenga un impacto directo sobre el resultado del problema médico específico, sí puede llevar a un sentido de consuelo que, para la plenitud y el bienestar general, es muy importante. Se observa también que las prácticas espirituales podrían hacer que una persona se sienta más tranquila cuando se enfrenta a la muerte u otras situaciones difíciles. Esto se debe a que la espiritualidad produce respuestas relajantes las que se refieren a procesos en los que se disminuye el estrés y la presión sanguínea. Por otro lado, un estudio asombroso publicado en la prestigiosa revista American Heart Journal señala mejorías en pacientes relacionados con la oración. Cuando se someterán a una intervención coronaria percutánea (ICP) por presentar síndromes coronarios, los pacientes presentan angustia emocional y espiritual que puede ocasionar complicaciones durante el procedimiento. 150 pacientes fueron separados en grupos de 30 y se les aplicó 4 terapias: relajación, imaginería, terapia de contacto y oración de intercesión. Posteriormente se estudió el desarrollo de la recuperación a los 6 meses de la hospitalización y se encontró que el grupo de enfermos que habían recibido la intercesión siguieron un curso significativamente mejor que aquellos por los que no se había rezado. Estos casos muestran que las creencias y prácticas religiosas influyen decididamente en nuestro cuerpo por medio de mecanismos científicos conocidos, y quizás desconocidos también. Si Dios decide curar nuestros cuerpos de manera milagrosa e inexplicable, o por caminos fisiológicos científicamente explicables, es ciertamente un don maravilloso. Hace falta solamente, que las prácticas se realicen con fe, en espíritu y en verdad (Cfr. Jn 4, 23). Si nuestra práctica semanal se reduce a la Santa Misa, ¿participamos en ella con espíritu de oración o estamos prontos a atender el teléfono celular? ¿Participamos del banquete (es decir, comulgamos) o somos simples observadores? ¿Tenemos levantado el corazón hacia el Señor o estamos pendientes de quien llega y cómo va vestida? Si como decimos coloquialmente, estamos en todo menos en misa, es difícil que esta práctica pueda tener efectos benéficos para nuestro cuerpo y para nuestro espíritu. Dios solamente quiere que nos comprometamos con nuestra fe y actuemos en consecuencia, de manera que todo lo demás nos será dado por añadidura (Mt 6, 33) Cuidar nuestro cuerpo como templo del Espíritu Santo que es (1 Cor 6, 19) y perseverar en la oración y la vida espiritual, nos traerá todas las gracias necesarias para una vida maravillosa y plena (Cfr. Mt 7, 7-11) y para una muerte corporal tranquila y serena. Que el Señor nos bendiga y nos guarde. Antonio Lara Barragán Gómez OFS Escuela de Ingeniería Industrial Universidad Panamericana Campus Guadalajara alara@up.edu.mx Temas Religión Fe. Lee También Se resuelve el enigma de la "Sangre milagrosa" de la Virgen de Trevignano Éste es el origen del Miércoles de Ceniza que marca el inicio de la Cuaresma ¿Cuál es el objetivo de la Cuaresma? La condición de salud del Papa es muy débil: experto Recibe las últimas noticias en tu e-mail Todo lo que necesitas saber para comenzar tu día Registrarse implica aceptar los Términos y Condiciones