En mi maleta

GUADALAJARA, JALISCO (01/AGO/2010).-  En plena coincidencia con lo publicado en esta sección de viajes la semana anterior, el turismo en los destinos de playa mexicanos no acaba de repuntar. Bueno, depende de quien lo diga, o como dicen los de antes, del cristal con que se mire.

Por un lado, en Los Cabos, a pesar de dirigir sus campañas de promoción hacia el mercado nacional, todavía se sigue pensando que es un destino caro, aunque en precios ya no estén muy por encima de las otras playas del país. Los prestadores de servicios turísticos se resignan a estas fechas, dan por perdida la temporada y hacen votos porque a partir de octubre los estadounidenses lleguen y les pueda salvar el año.

A pesar de la inversión millonaria de Puerto Vallarta en medios de comunicación mexicanos, este año no se ven los frutos esperados y a cuenta gotas apenas se observan los connacionales disfrutando del balneario jalisciense. Camiones vacíos, carreteras sin mucho tráfico y hoteles medio ocupados son el pan de cada día.

Por otro lado, en Acapulco sí se dejan ver los visitantes capitalinos, quienes sin tener presencia en el puerto a tropel como en otros años, están haciendo la temporada a los prestadores de servicios turísticos, quienes se quejan, como siempre, pero ponen buena cara a la escasez de foráneos, que este año prefirieron quedarse en casa esperando mejores tiempos económicos y de seguridad pública.

Cancún es el destino que puede opinar diferente. Aunque como sabemos, el principal destino no sólo del Caribe, sino de todo México se cuece aparte en materia de publicidad y de presencia incluso en la mayoría de las ferias de turismo internacional; hoy en día se da el lujo de combinar mercados de distintas nacionalidades sin menospreciar a los bolsillos cargados de pesos y de billetes verdes, una diferenciación de la que  todavía se tiene memoria y peor aún, se sigue practicando en muchos destinos que se jactan de ser “internacionales”.

Cámaras en los aviones

Con sorpresa me percaté al llegar a Los Cabos desde Guadalajara, por cierto en un vuelo corto de una hora de duración, que en las pantallas del avión apareció de repente la imagen de la pista de aterrizaje y en donde todos los pasajeros podíamos observar el momento de tocar tierra.

Al principio pensé que era una especie de grabación, pero al irse enfilando rumbo a la terminal aérea, se mostaron las imágenes en vivo y en directo de todo lo que estaba ahí afuera. Nuevo servicio de las compañías de aviación, en el que el piloto deberá decidir si muestra las imágenes en caso de tener alguna contingencia, como cuando me tocó aterrizar en una llanta en un vuelo a Cancún y todos nos fuimos de lado, además de que a más de alguno se le salió un grito ahogado y más se quedaron con el Jesús en la boca. Me pregunté entonces, ¿qué hubiera pasado si todos hubiéramos visto la novel camarita toda ladeada?

COMENTARIOS: ramongodinezortiz@gmail.com