Lunes, 21 de Abril 2025
Suplementos | El ambiente del lugar hace que estando dentro, el tiempo transcurra a gran velocidad

El día transcurre como un albur

El hecho de ser parroquiano de una cantina no es un equivalente de que sea borracho y parrandero

Por: EL INFORMADOR

Serie: Cantinas

texto y fotos: karelia alba

Segunda parte

GUADALAJARA, JALISCO.- El hecho de ser parroquiano de una cantina no es un equivalente de que sea borracho y parrandero, al contrario con el cambio que ha habido en el ambiente ya no se puede asegurar esto, efectivamente habla de que quien es asiduo a la cantina es por que le gusta tomarse unos tragos, pero lo que alegan muchos es que ahí encuentran buenas amistades.

Amigos o conocidos que hacen eco con sus pensamientos y reflexiones, muchas sin importancia, otras más sobre la situación del país o las historias con las mujeres, pero en general de ahí el tema pasa a la broma y a los chistes.

El ambiente del lugar hace que estando dentro, el tiempo transcurra a gran velocidad, de ahí que el horario en el que permanecen abiertas sea tan extenso; abren por las mañanas a diferentes horas, algunas desde las 10:00, otras a partir de las 12:00 y hasta las 3:00 de la mañana, todo según el permiso con el que operen.
Cuenta la historia que la afición de los parroquianos era heredada de padres a hijos, los primeros llevaban a los varones de la casa cuando ya estaban alcanzando edad para andar en cosas de hombres –porque eso eran las cantinas-. En éstas no se permitía el ingreso de las mujeres, ni siquiera para limpiar; hecho que por cierto generaba un ambiente cargado de testosterona y en el que los hombres hacían gala de su gran sentido del humor al usar el albur como parte de su lenguaje, así mismo las palabras altisonantes o groserías.
Aquí los hombres que entraban eran sólo eso: hombres, dejaban a un lado los títulos nobiliarios, el estatus social y el nivel de estudios. Al igual que los creyentes acuden al templo y mantienen un estrecho nexo con su iglesia, así los parroquianos lo hacen con su cantina, en muchas ocasiones son ellos los proveedores de insumos básicos, también como parte del negocio.

No hay un manual que explique las reglas del lugar, las aficiones de los amigos, y desde luego, las historias que cada parroquiano tiene que contar.

Tapatío

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