Suplementos | 'Amarás al Señor, tu Dios, con todo el corazón... y a tu prójimo como a ti mismo' El cristianismo es el camino del amor Jesús resume los mandamientos: 'Amarás al Señor, tu Dios, con todo el corazón... y a tu prójimo como a ti mismo' Por: EL INFORMADOR 25 de octubre de 2014 - 23:09 hs Jesucristo quita las prohibiciones de los mandamientos y los vuelve acciones: 'amarás'. ESPECIAL / LA PALABRA DE DIOS PRIMERA LECTURA: Éxodo 22, 20-26 “No oprimas a tu hermano. Si grita a mí, yo lo escucharé, porque soy compasivo”. SEGUNDA LECTURA: Primera carta de san Pablo a los tesalonicenses 1, 5c-10 “Abandonando los ídolos, volvimos a Dios, para servir al Dios vivo y verdadero”. EVANGELIO: San Mateo 22, 34-40 “Amarás al Señor, tu Dios, con todo el corazón, con toda tu alma, con todo tu ser”. GUADALAJARA, JALISCO (26/OCT/2014).- En este domingo trigésimo ordinario del año, el Evangelio conduce al creyente hasta la más alta cumbre, al sentido profundo, a pensar, sentir y gustar qué es, qué significa verdaderamente ser cristiano. En la escena que narra San Marcos pone frente a frente a Jesús y a un doctor de la ley, hombre sabio en lo suyo y representante de un estilo de creer, de cumplir y de dar culto a Dios. En torno a los dos, a Jesús y al doctor de la ley, están los grupos de gente, atentos en espera. “Maestro —le pregunta—, ¿Cuál es el mayor de todos los mandamientos?" San Mateo asegura que esta pregunta del doctor de la ley era con mala intención, para “poner a prueba” a Jesús. “Amarás al Señor tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente”. Con tan breve frase el Señor responde y sintetiza la legislación y las enseñanzas de los profetas. Resume en el precepto del amor, toda la ley. El amor es la aspiración más profunda del hombre, la fuerza que le permite elevar su vida y libremente ascender. El amor es la cumbre más elevada en el breve espacio del tiempo que es la vida del hombre. Quien verdaderamente vive el amor, vive en la altura. El primer mandamiento mira hacia arriba, es vertical; el segundo es la consecuencia natural y lógica del verdadero amar a Dios. El amor al prójimo es la señal auténtica del amor a Dios. Donde no hay verdadero amor al hermano, no hay amor a Dios. El amor a Dios y al prójimo es la garantía. El amor es paciente, no tiene envidia, no presume, no se engríe, no es indecoroso, no busca su interés, no se irrita, no toma en cuenta el mal, no se alegra de la injusticia, se alegra con la verdad, todo lo excusa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. Muchos de diversas maneras, con distintos carismas, han vivido el amor en los 21 siglos de cristianismo. El cristianismo es el camino del amor. José Rosario Ramírez M. No hay ningún mandamiento mayor Los mandamientos no han de ser en nuestra vida una carga o un motivo de preocupación, sino una garantía segura de un camino, en este caso de salvación. Los mandamientos de la ley de Dios, con este resumen que nos presenta Jesús, no se desacreditan o desaparecen, sino que adquieren total cumplimiento, es en razón de esto que San Agustín nos ayuda a entender, ama y haz lo que quieras, quien ama, en razón del amor de Dios y como Dios quiere, no sólo cumplirá todos los mandamientos de la ley de Dios, conocidos en los 10 mandamientos entregados a Moisés, sino que llevará a plenitud toda la doctrina y enseñanza de Jesús, como enviado del Padre, ya que éste vale más que todo sacrificio hecho por los hombres. Disponernos para amar a Dios con todo el corazón, con toda el alma, con toda la mente y con todas las fuerzas y a nuestro prójimo como a nosotros mismos, no es sólo un acto de obediencia, sino sobre todo un camino de santidad, un permitirnos prolongar la obra creadora, y perfecta de Dios. La obra perfecta de la creación es inagotable y se prolonga en la medida en que nos disponemos a amar, amando, siendo así co-creadores con Dios mismo, ya que todo lo bueno, perfecto y santo, se genera desde el amor y con el amor. El resumen presentado por Jesús, nos ayuda a entender, que Dios quiere de cada uno de sus creyentes, no un grupo de inactivos – pasivos, preocupados más por lo que no tienen que hacer que por el bien que debemos hacer, Jesús le quita la pesada carga del “no” a los mandamientos, no porque los desacredite, sino porque nos los ha presentado en toda plenitud. Esto es lo que debemos hacer, el bien, hasta el grado máximo del amor. ¡Ya basta! ¡Ya basta de violencia! ¡Ya basta de corrupción! ¡Ya basta de injusticias y opresiones! ¡Ya basta de impunidad! ¡Ya basta de abusos y despojos! ¡Ya basta de raterías y engaños! ¡Ya basta de dilapidación de los dineros del pueblo! ¡Ya basta de políticas y políticos incompetentes, prepotentes y megalómanos! ¡Ya basta de… ( usted añada los que desee)! Estas son consignas que escuchamos a diario… Nosotros hoy queremos también levantar nuestra voz para proclamar: ¡Ya basta de cristianos tibios, mediocres e indiferentes! Me atrevo a decirlo, porque soy un cristiano católico que se ha comprometido con su vocación surgida de su bautismo, que cree en Dios Trino y Uno, en el Padre amoroso y creador, en Jesús Salvador y en el Espíritu, Señor y dador de vida, y no sólo eso, sino que le cree a ese Dios maravilloso, y cree en su Palabra y en sus mandatos. Ahora bien, en el Evangelio de San Mateo, capítulo 7, verso 21, Jesús nos dice: No son los que me dicen: "Señor, Señor", los que entrarán en el Reino de los Cielos, sino los que cumplen la voluntad de mi Padre que está en el cielo. Con ello, el Señor Jesús nos deja muy claro que es preciso hacer la voluntad de Dios Padre para entrar a Su Reino, a ese Reino que como Él mismo lo afirmó, “ya está aquí”. Siguiendo con San Mateo, en el pasaje que la Iglesia nos propone para este domingo, a pregunta de un doctor de la ley, Jesús respondió: "Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con todo tu espíritu". Este es el más grande y el primer mandamiento. El segundo es semejante al primero: "Amarás a tu prójimo como a ti mismo". En este mandamiento está resumida toda la ley y los profetas, es decir todos los mandamientos de la ley del Antiguo y del Nuevo Testamento, y es claro que no se puede, como dice san Juan en su primera carta, amar a Dios a quien no vemos y no amar al prójimo a quien si vemos, de otra manera somos mentirosos, somos mediocres, tibios. Y, finalmente, en el libro del Apocalipsis encontramos el texto más directo y contundente a este respecto: "Conozco tu conducta: no eres ni frío ni caliente. ¡Ojalá fueras frío o caliente! Ahora bien, puesto que eres tibio, y no frío ni caliente, voy a vomitarte de mi boca". (Ap. 3, 15-16). Sí, ¡ya basta! Porque si los cristianos dejáramos de ser tibios, y fuéramos calientes, nuestra realidad sería otra. Francisco Javier Cruz Luna Lo más importante El Evangelio es todo un canto al amor. Jesús no habló de otra cosa, todo su Mensaje es Amor. Todo cuanto dijo y todo lo que hizo fue expresión de ese amor que Él mismo nos trajo del cielo como expresión de la voluntad de nuestro Padre Dios, porque en eso se cifra nuestra realización como seres humanos, nuestra felicidad y todo lo que anhelamos. El amor humano es un camino para llegar al amor divino. Esa es nuestra misión y compromiso mientras pasamos por esta tierra. Pero las búsquedas humanas se orientan por caminos muy diversos: Queremos tantas cosas… lo material encandila, lo superficial atrae, los íntimos deseos de prestigio, de placer y el poder, llaman fuertemente la atención y nos olvidamos a veces de que lo más importante es vivir en el amor, y que solamente allí vamos a encontrar la felicidad. El único mandamiento que el Señor Jesús nos dejó, fue precisamente ese: aprender la realidad y la verdad del auténtico amor. En esto consistirá precisamente la plenitud que llena el corazón y la vida de cada persona. Si tiene amor verdadero, de la misma calidad del que Dios nos pide; si deja transitar su vida por los senderos —no siempre fáciles—, del amor. Podrán faltarle muchas cosas, pero siempre se sentirá feliz. Y mirando el reverso, también nos vamos a encontrar que la problemática de todo ser humano, sea cual sea su edad, condición, estado, nacionalidad o nivel económico, siempre tendrá una relación directa con la falta de amor. Estas son realidades que vemos siempre en nuestro entorno y que constatamos día a día, sea en nosotros mismos o en las personas que nos rodean. Por eso es importante pedir cada día a Dios nuestro Señor, y a la Virgen Santísima, que nos enseñen cómo vivir el autentico amor, empezando en familia: que los padres enseñen a sus hijos cómo se ama según Dios. Que los hermanos, los amigos, los compañeros de trabajo, los vecinos, los parientes, e incluso aquellos que nos son antipáticos y molestos, perciban que en nuestro corazón ha germinado la semilla del amor que Cristo Jesús nuestro Señor, nos enseñó. ORACIÓN A Ti, Jesús, el hijo amado del Padre, el hijo consentido de María primicia de la Creación entera, a Ti volvemos la mirada para aprender de tus ejemplos cómo se vive la vida en la familia de Dios, de la cual surgió el modelo para que los humanos aprendiéramos a vivir en el amor, la unidad; para que nadie viva solo, y para que todos tengan compañía... María Belén Sánchez, fsp Temas Fe. Lee También Evangelio de hoy: El justo vivirá por su fe Evangelio de hoy: El inmenso abismo Evangelio de hoy: La lógica del mundo y la lógica del Reino Evangelio de hoy: Alegría, signo de perseverancia y misericordia Recibe las últimas noticias en tu e-mail Todo lo que necesitas saber para comenzar tu día Registrarse implica aceptar los Términos y Condiciones