Suplementos | Por: juan Palomar Diario de un espectador Homenaje mínimo: Tom waits, Jim didn’t. Tom waits for no one Por: EL INFORMADOR 30 de enero de 2009 - 17:33 hs Desfiló enero por el desfiladero del año que avanza. La enredadera que una señora que ya no está llamaba “mantequilla” florece con bienvenida enjundia sobre los restos de la bugambilia grande que inexplicablemente optó por darse de baja. La pérgola recibe el nuevo, leve peso, con estoico agradecimiento. Por amor de lo que vuela. Uno de tantos versos privilegiados, sencillos, justos, del querido Antonio Machado. Por amor de lo que vuela se levantan las veletas, los castillos de carrizo y fuego que celebran al santo patrón, los papalotes, ciertas arquitecturas. Y, a veces, los aviones. Saint-Exupéry, por ejemplo. Homenaje mínimo: Tom waits, Jim didn’t. Tom waits for no one. Una llama arde en la casa. Muy queda, casi quieta, insomne, vela por los muros que navegan. Las sombras se mueven sobre una vieja desgranadora de maíz, y las curvas de sus alambres son entonces una escritura que va fluyendo con la noche. Y la escritura canta la gloria de Quien anduvo en la mar, y su tranquila misericordia. Va un ensayo de traducción de un espléndido poema de Joseph Brodsky: Porta San Pancrazio Las abejas no se han ido zumbando, ni un jinete ha galopado lejos. En el bar Gianicolo, viejos parroquianos disfrutan sus días de gloria, y la barra de hielo se derrite enfriando el achacoso motor agradecido por beber dos veces la proverbial agua. Ocho años se han escurrido. Guerras han estallado y languidecido, familias se han derrumbado, la escoria ha mostrado los dientes vueltos viejos; aeroplanos cayeron del cielo y el radio farfulló “Jesús”. La mantelería puede todavía ser lavada, pero las manchas de la piel no cederán a la palma más suave. El sol muy alto sobre una invernal Roma atraviesa el humo púrpura con rayos desnudos. Las pavesas vuelan de las hojas quemadas, y la fuente relumbra como una vacilante medalla sujeta a un cañón dispuesto a mediodía para su inútil salva. La piedra es empleada en todo el mundo para mantener cautiva a la memoria. Y sin embargo cosechar es mucho más duro que desaparecer en una perspectiva que se escapa de la ciudad recta a través de los años y más allá en su persecución del puro tiempo, sin amor y futuro. La vida sin nosotros es, querida, pensable. Existe como abejas, jinetes, bares, parroquianos, columnas, vistas y nubes sobre este campo de batalla del que cada estatua en pie triunfa, con su física, sobre la suerte de tocarte. Las cosas se alejan como los fuegos de popa de una inmensa nave. Sir Edwin Lutyens “ecléptico”, según El País (23-I-09). Excelente hallazgo verbal de una (probablemente joven) periodista. Obvio, quiso decir que el gran arquitecto inglés era “ecléctico”. Pero, sin quererlo, adelantó el concepto: “ecléptico”: dícese del arquitecto cleptómano que gusta de robar cosas de distintos estilos y tendencias arquitectónicos. Por estos lares suele haber no pocos. Lo malo de la biempensantía es que no piensa muy bien. En invierno, el jardín de Tipontate echa mano de otros recursos, de distintas estrategias. La regla que todo lo ordena es la obediencia de la ceiba. A su sombra poderosa se ajustan los latidos de las savias de otros árboles, de las plantas que se reconcentran y esperan. Solo las jacarandas del fondo parecen ir a su aire, livianas ellas. La conversación junto a la laguna fluye mientras el azul se va esfumando. Habla de prodigiosos pescados blancos que aún se recogen por la isla del Presidio, de navegaciones, de siembras y talantes de la gente del rumbo. Nombres entrañables emergen del calmoso discurrir de la plática de un señor que bien conoce el país: Potrerillos, Trojes, Nestípa. Describe el canto maravilloso de unos pájaros grandes y negros que suelen volar bajo antes de las aguas y que se llaman mirlas. Dice el infortunio de los esfuerzos de su anciano padre que se puso a sembrar en terrenos que ahora la laguna recuperó. Muestra con un ademán a la nueva embarcación que da ahora paseos desde el malecón de Jocotepec. “Ai va el camión”, señala. Como diría el maestro Bruce Springsteen: “I learned more from a three minute record than I ever learned from school.” Otro verso imbatible, ahora del Sabina: Qué disparate/ de partida de ajedrez/ con una partenaire/ adicta al jaque mate. Por supuesto. Temas Tapatío Lee También Indígenas de Tlajomulco en conflicto con la iglesia del siglo XX Bach y Beethoven suenan en el alma de Guadalajara “La cultura necesita el apoyo del sector privado”: Alondra de la Parra Museo JAPI: Color, juego y abstracción Recibe las últimas noticias en tu e-mail Todo lo que necesitas saber para comenzar tu día Registrarse implica aceptar los Términos y Condiciones