Domingo, 12 de Octubre 2025
Suplementos | Jesús nos anima a cumplir los mandatos divinos de una nueva manera, sin angustias

De un frío legalismo a la ley del amor

Jesús nos anima a cumplir los mandatos divinos de una nueva manera, sin angustias

Por: EL INFORMADOR

La nueva ley del Evangelio resume todos los preceptos en el mandamiento del amor. ESPECIAL /

La nueva ley del Evangelio resume todos los preceptos en el mandamiento del amor. ESPECIAL /

LA PALABRA DE DIOS

PRIMERA LECTURA
Lectura del Libro del Eclesiástico (15,16-21):

“Él conoce todas las obras del hombre; no mandó pecar al hombre, ni deja impunes a los mentirosos”.

SEGUNDA LECTURA
Lectura de la Primera Carta del Apóstol San Pablo a los Corintios (2,6-10):

“Dios nos lo ha revelado por el Espíritu. El Espíritu lo sondea todo, incluso lo profundo de Dios”.

EVANGELIO
Lectura del Santo Evangelio según San Mateo (5,17-37):

“No he venido a abolir, sino a dar plenitud”.

GUADALAJARA, JALISCO (12/FEB/2017).- “Ustedes han oído que se dijo... pero yo les digo...”. Así enseña el Señor Jesucristo, el Maestro, y lo hace con autoridad, no como los fariseos y los escribas. Estos se constituyeron en únicos intérpretes de la ley, y la impusieron al pueblo a su manera. Así, la ley era ininteligible y pesada, con muchas añadiduras obra de ellos.

Ante la fría ejecución de preceptos y muchas veces agregados, ante ese ritualismo sin espíritu, moralismo frío, legalismo sin sentido, el Maestro ilumina las mentes para hacer entender y anima las voluntades para llegar al cumplimiento de la ley divina con una manera nueva, sin angustias, con espíritu, con amor.

El Reino de Cristo es una sociedad de hombres y mujeres y requiere leyes. No existe sociedad sin leyes. La ley tiene un amplio contenido, es el fundamento de la religión, es la regla a seguir.

Es el programa en la Iglesia, de una vida conforme al Decálogo y a la ley escrita y al Sermón de la Montaña, la nueva alianza, la nueva ley. Para el cristiano, las prescripciones legales toman nueva luz: Cristo, en el Reino, en la Iglesia, marca el nuevo camino, que no es el del temor del esclavo, sino el del amor del hijo.

“No crean que he venido a abolir la ley o los profetas, no he venido a abolir la ley, sino a darle plenitud”.

La plenitud de la ley es el amor, y no el ritualismo de los fariseos con un extremado cumplimiento de los actos externos hasta llegar, como algunos llegaron, a mera simulación e hipocresía.

Es libre quien por amor cumple la ley. Los obispos reunidos en oración y estudio en el Concilio Ecuménico Vaticano II (1962- 1965), muy en claro asentaron el misterio de la libertad del hombre, y por lo mismo la libre voluntad de sujetarse a la ley. La constitución “Gaudium et Spes” (Gozo y Esperanza) dice: “Dios ha querido dejar al hombre en manos de su propia decisión, para que así busque espontáneamente a su Creador y, adhiriéndose libremente a éste, alcance la plena y bienaventurada perfección... El hombre logra esta dignidad cuando, liberado totalmente de la cautividad de las pasiones, tiende a su fin con la libre elección del bien y se procura medios adecuados para ello con eficacia y esfuerzos crecientes” (G. S. No. 17).

Cuando un cristiano con plena libertad se propone llevar una vida conforme en su pensamiento y en sus obras con la ley de Dios, se va desenvolviendo en un “libro nuevo” de la vida; va haciendo nueva historia personal; se va convirtiendo en una “nueva creatura” en su libertad, sabiduría, justicia.

Así se han escrito, con letras invisibles para los hombres, las vidas de los grandes convertidos. Un llamamiento y luego la libre respuesta, no siempre instantánea, porque a veces esa respuesta ha sido cuestionada y ha ocasionado tremendas crisis, no de otra manera, como los árboles resisten los vientos huracanados que los sacuden, pero son despojados de hojas y ramas secas.

Dios invita y tiene mil maneras de hacer llamamiento; por eso la admonición: “Hoy si escuchas su voz, no te cierres a ella, no seas sordo”, porque la más grave sordera es la de quien no quiere oir.

Son cuatro las actitudes de los fariseos y escribas, y las mismas ineficaces; más aún, son desechables. Ante esa pobre y falsa visión, Cristo, con su sabiduría divina, contrapone cuatro respuestas para caminar por sendas de perfección. “Sean perfectos como su Padre Celestial es perfecto”.

José Rosario Ramírez M.

Amor como entrega del todo…

Jesús, que nos llama a ser misericordiosos con las debilidades de los demás, conoce también las nuestras y las tiene en cuenta. No es un rabino que comenta leyes, sustituye unas por otras, las atenúa o las endurece; es un maestro que nos muestra un nuevo modo de vida que inaugura él y él mismo se convierte en ley para sus discípulos. Cumplir la ley entera, hasta la última tilde, significa seguir a Jesús y adoptar su estilo de vida. Él es quien cumple la ley hasta el final, radicalmente, al dar su propia vida en la cruz.

Por ello, la nueva ley del Evangelio resume todos los preceptos (en todas sus direcciones: en relación con propios y extraños, en relación con la propiedad, etc.) en el mandamiento del amor. Y este mandamiento sólo puede ser asumido desde la libertad, a la que apela con tanta claridad la primera lectura. En ella vemos hasta qué punto la antigua ley estaba realmente orientada a la plenitud del Evangelio. Porque los preceptos meramente legales se pueden cumplir de una manera exterior, por coacción y sin convicción (con una libertad disminuida), pero amar sólo es posible desde la libertad. No es posible amar “a la fuerza” y de modo puramente externo. Sólo se puede amar de corazón. Y esa fuerza del amor es un don que precisamente encontramos y recibimos en Cristo, que nos ha amado y se ha entregado por nosotros hasta el extremo. No se nos pide aquí nada que no hayamos recibido antes. Y esta es la sabiduría de la que habla Pablo, inaccesible a la mera razón humana, pero que ha sido revelada plenamente en Jesucristo. Es la sabiduría de la cruz, la sabiduría de un amor que se entrega del todo y que, así, “cumple” (llena, perfecciona) la ley entera, el Padre Félix Rougier M.Sp.S. recuerda que: “Hemos venido a aprender a amar”.

Temas

Lee También

Recibe las últimas noticias en tu e-mail

Todo lo que necesitas saber para comenzar tu día

Registrarse implica aceptar los Términos y Condiciones