Suplementos | Dinámica Pastoral Univa Cuarto Domingo de Pascua Lo importante es saber escuchar la voz de Cristo, porque siempre es bendición Por: EL INFORMADOR 16 de abril de 2016 - 23:40 hs Por flaqueza vagan las ovejas descarriadas, y el buen Pastor las busca y las quiere reunir en un solo redil. ESPECIAL / LA PALABRA DE DIOSPrimera lectura Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (13,14.43-52): “Yo te haré luz de los gentiles, para que lleves la salvación hasta el extremo de la tierra. Segunda lectura Lectura del libro del Apocalipsis (7,9.14b-17): “Éstos son los que vienen de la gran tribulación: han lavado y blanqueado sus vestiduras en la sangre del Cordero”. EvangelioLectura del santo evangelio según san Juan (10,27-30): “Mis ovejas escuchan mi voz, y yo las conozco.” GUADALAJARA, JALISCO (17/ABR/2016).- Sigue ahora, en este siglo, llegando la voz de Cristo –no sólo en los tres años de su vida pública–, y sigue, suave brisa, difundiéndose por todas las ciudades, los pueblos, los caminos. Muchos han escuchado la Buena Nueva, mensaje de salvación, y muchos han cerrado sus oídos porque la palabra de Dios es “espada de dos filos” y corta. Y con una mirada a este siglo víctima de una tempestad de palabras –y más aún de imágenes y mensajes–, se pierde la capacidad el gusto de oír la palabra de Dios. Hoy el ser humano ha perdido la paz por esa sobreabundancia de ofertas, en su mayoría verdaderos engaños, y más parecen muchos preferir ser engañados a encontrarse con la verdad. Hay un adagio latino: Vulgus vult decipi –el pueblo desea ser engañado–. Se ahoga en la trivialidad de las historias fingidas de las series televisivas; vas tras las alucinaciones sobre la política y los deportes; lo atrae la vida social con un fondo de mentira; lo arrastra la tiranía de la moda. A un sabio le pidieron su opinión sobre la moda, y sabiamente contestó: “moda es lo que pasa”. Pero fugaz y todo, esclaviza. Y en medio de todas esas llamadas, entre todos los canales de comunicación, siempre a través de acontecimientos de personas y otros mil medios, Dios se hace escuchar. Lo bueno es saber escuchar su voz, porque siempre es bendición, es gracia, no endurecer el corazón, oír la voz del buen pastor. El cristianismo no es sólo crear, es caminar en seguimiento del Salvador. No es solamente recibir el bautismo y, quizá ocasional y socialmente, alguna o algunas veces otros sacramentos. El caminar del cristiano no es fácil, porque el seguimiento del Pastor implica condiciones difíciles: “Niégate a tí mismo y toma tu cruz todos los días”. Más desde que Cristo fundó su Reino –la iglesia–, ante su invitación a seguirlo la respuesta ha sido variada: destacan los valientes, los audaces, los generosos, los llamados bienaventurados por el Maestro; los misericordiosos, los pacíficos, los limpios de corazón los perseguidos por la justicia porque defienden la doctrina del señor. muchos han llegado por el martirio, o por una larga y fructífera vida de fiel testimonio de humildad. Son los santos, los conocidos y la multitud de los bienaventurados. Luego siguen, como siempre, esa otra multitud con caídas y arrepentimientos; esos nunca ausentes, confiados en la bondad del Buen Pastor dispuesto a buscar a las “ovejas perdidas”, así en plural. “He venido a buscar no a los sanos, sino a enfermos”, dijo el Señor. A la misericordia se acoge esta humanidad. Un poeta canto: “Ten misericordia de este pobre que va extraviado mas por su flaqueza que por su malicia”. Por flaqueza vagan las ovejas descarriadas, y el buen Pastor las busca y las quiere reunir en un solo redil. “Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque muera vivirá, y todo el que vive y cree en mí no morirá para siempre”. Resucitó a Lázaro, al único hijo de la viuda y a la niña hija de Jairo. Y ante todo, Él dejo que le quitaran la vida el viernes y la volvió a tomar a la aurora del día domingo. Él da la vida. La cristiandad se reúne en torno de Él, como aquellas multitudes junto al lago de Tiberíades. “Ahora es el rebaño, la Nueva Alianza en torno al Pastor, y de él esperaron y lo esperarán, la vida eterna, y no perecerán jamás”. A Pedro, Cristo le dijo tres veces: “Apacienta mis ovejas, patorea mis corderos”. Y así los 12 y sus sucesores, y desde entonces hasta este día el Papa, los obispos, los sacerdotes, viven para guiar, custodiar, nutrir y defender al rebaño. Es deber del pueblo cristiano añadir en sus oraciones de costumbre una doble suplica: “Señor, danos sacerdotes según tu corazón”. La oración es constructiva, la crítica siempre es dañina. A todos, adultos, adolescentes y niños, les interesa la preferencia de pastores de una fe firme operante, de una caridad sin trabas y de gran espíritu de adaptación y de servicio. El buen pastor se hace presente en los pastores dispersos por el mundo; a los pastores les es dado el mandato: “Vayan por todo el mundo, prediquen, bauticen; el que crea y se bautice, se salvará”. José Rosario Ramírez M. Reconocer, para anunciar la vida “Nada de lo que mira al sacerdocio nos debe ser indiferente”. Señala el P. Félix Rougier, M.Sp.S. Si los domingos anteriores nos han enseñado que el lugar de aparición, donde se puede ver al Señor resucitado, es la comunidad de discípulos, a la que se accede por medio del Bautismo, y que se reúne en torno a la Eucaristía, hoy se nos ilumina una nueva presencia del Resucitado. El Buen Pastor, que conoce a sus ovejas por su nombre y las llama y ellas escuchan su voz y se preocupa de ellas, las protege y les da vida. Se nos habla de una presencia concreta, de una preocupación “encarnada” de Dios y de Jesús por los suyos. Esta teología del Buen Pastor, recoge de manera muy concreta la vida de Cristo. No se enfoca únicamente a la doctrina, en vigilar la moral o controlar la liturgia, sino se desvive por la gente, lucha contra el sufrimiento, y trabaja por una vida más digna para todo. Hoy en día la Iglesia tiene la responsabilidad de invitar y orientar a los creyentes hacia la verdad de Jesús, es decir quitar sufrimientos y dar vida, desde ahí anunciar al verdadero Dios. Después de meditar en la comunidad eucarística de los bautizados en la muerte y resurrección de Jesucristo, es necesario fijarse en aquellos que, en nombre de Cristo, se pre (y) ocupan de la comunidad y administran los sacramentos. El magisterio y el ministerio del Buen Pastor se prolonga en la Iglesia por medio de los pastores, elegidos por él para preocuparse de su pueblo, guiarlo con su magisterio, comunicarle la Palabra del único Pastor, servirle los sacramentos que nos ponen en contacto con Él. Como Iglesia es necesario fijar nuestras oraciones y cercanía en nuestro pueblo sacerdotal; haciendo sinergia Curia – Fieles, donde juntando esfuerzos se ocupen de acercarse a los más necesitados de amor, convirtiéndonos en signo y presencia del Buen Pastor. Para ello es necesario primeo reconocer en nuestras vidas la forma en que Dios se presenta como el Buen Pastor, abrazarlo, seguirlo y entonces sí comunicarlo. En este día te invitamos en concreto a pedir por el pueblo sacerdotal; aquellos que nos han trasmitido su palabra, han sido portadores de la gracia de Dios, el que nos bautizó, y quienes no han dado el cuerpo de Cristo. Temas Fe. Lee También Evangelio de hoy: El justo vivirá por su fe Evangelio de hoy: El inmenso abismo Evangelio de hoy: La lógica del mundo y la lógica del Reino Evangelio de hoy: Alegría, signo de perseverancia y misericordia Recibe las últimas noticias en tu e-mail Todo lo que necesitas saber para comenzar tu día Registrarse implica aceptar los Términos y Condiciones