Artes plásticas

Qué bueno que se haya entregado este significativo premio, que se añade a los otros que ha acumulado a lo largo de su existencia, a un pintor que, aún cuando ya cabrillean en sus ojos las luces del crepúsculo de su vida, a los 86  años de su edad, todavía ha podido recibirlo en sus manos (los reconocimientos póstumos son una inútil falsedad) y disfrutarlo, sabiendo que significa una muestra de aprecio y recompensa a la persona, a la pintura y a lo que ambas entidades han generado en este caso: Un cultivador del arte de pies a cabeza, empeñado incesantemente en desentrañar el inefable misterio de las formas y los colores.

Y es que lo largo de más de 60 años, éste, quien también fuera maestro y formador de maestros en la época dorada de la antigua Escuela de Artes Plásticas de la Universidad de Guadalajara, y en el Liceo Miguel Leandro Guerra, de Lagos de Moreno; se ha dedicado como dibujante, pintor de caballete y muralista, con una energía vital extraordinaria, a dialogar con la pintura, interrogándola a través de una amplia variedad de procedimientos, materiales, géneros y estilos: desde la sujeción a la realidad, mediante densas composiciones figurativas y espléndidos y luminosos paisajes naturalistas; hasta la explosiva libertad imaginativa e interpretativa de una amplia variedad de abstracciones o semiabstraciones de avasallante cromatismo con tintes expresionistas, simbolistas, conceptuales y metafísicos, que han desembocado, a últimas fechas, en una síntesis muy depurada de manchas de color y evocadores trazos, plenos de armonía, ritmo y musicalidad, tal como puede apreciarse, someramente, en la representativa muestra que ha sido instalada en el Museo de la Ciudad, como colofón del otorgamiento de esta presea.

Siempre enfrentando, como digo, el reto ante el lienzo, mudando de dirección, quemando etapas, borrando huellas y adentrándose en nuevos senderos, el maestro Navarro ha sido, sigue siendo sin duda, un pintor convencido de que en la labor artística sólo se encuentran soluciones provisionales y satisfacciones efímeras, que un pintor continuamente está, por más longevo que sea, en el umbral de nuevos horizontes y al filo de sorpresivos descubrimientos, de la inquietud y el desconcierto; de ahí pues, lo reitero, la urgencia que ha mostrado sostenidamente de continuar esa inacabable y elusiva búsqueda de la verdad pictórica.
Por todas estas virtudes éticas y estéticas ha sido sin duda, este maestro tapatío, digno de la justa entrega de este nuevo galardón; y por ser, en una palabra, un pintor que lejos del conformismo, nunca satisfecho con un manera o estilo laudable o mercantilmente redituable, ha venido a ser un raro ejemplo de honradez y talento, capaz de suscitar, sobre todo entre quienes particularmente lo apreciamos, una profunda admiración y sincero respeto. ¡Enhorabuena Maestro!


por: josé luis  meza inda