Suplementos | El gobernador alista su equipo para hacer frente a las nuevas condiciones políticas Aristóteles, su proyecto y el gabinete El gobernador alista su equipo para hacer frente a las nuevas condiciones políticas de mayor fragmentación y que implican más negociación Por: EL INFORMADOR 12 de julio de 2015 - 05:33 hs ¿Qué proyecto defenderá Aristóteles en los próximos tres años? EL INFORMADOR / S. Mora GUADALAJARA, JALISCO (12/JUL/2015).- “Un político se debe ganar permanentemente el derecho a ser escuchado”. Lo dice Michael Ignatieff, académico y político canadiense. Si los ciudadanos no te escuchan, estás muerto como político. En un mundo mediatizado, en donde la televisión, la radio y los periódicos más que los congresos, son los auténticos parlamentos modernos en los que se dirimen los debates políticos más importantes, los gobernantes deben asegurarse de que los oídos de los ciudadanos estén siempre abiertos. Eso nunca lo entendió Vicente Fox, al que dejamos de escuchar desde 2004, y tampoco Emilio González Márquez, que después de los Juegos Panamericanos se volvió un administrador de la inevitable derrota electoral del Partido Acción Nacional (PAN) y del inminente ocaso de su sexenio. Ni Fox, ni Calderón, ni tampoco González lograron ser escuchados tras sendas derrotas electorales. Por el contrario, parece que al no prestar atención al mensaje de la ciudadanía tras las elecciones intermedias, estos gobernantes se ensimismaron, rompieron puentes de diálogo con los integrantes críticos de su gabinete y se entercaron en la defensa de esas posiciones políticas castigadas con rotundidad en las urnas. Aristóteles Sandoval atraviesa por una coyuntura en donde se dirimen dilemas similares. Tras los comicios del 7 de junio, se ha abierto el debate sobre la necesidad o no de que el gobernador replantee su proyecto de Gobierno y, en paralelo, mande un mensaje de renovación con cambios en su primera línea de colaboradores. Es decir, utilizar el arma de cambio más poderosa que tienen los jefes del Ejecutivo en los sistemas presidenciales: la remodelación del gabinete. La remodelación del gabinete como el signo evidente de un “golpe de timón”, de un cambio en la estrategia del gobernador para los tres años de Gobierno que tiene por delante. ¿Hay proyecto?Es indiscutible que el proyecto debe anteceder a las personas, aunque la eficacia de lo primero depende de la idoneidad de lo segundo. Un proyecto no es solamente un programa de propuestas. Tampoco es una lista de buenas intenciones. El proyecto es una narrativa. Una narrativa sobre el pasado, el presente y el futuro; una explicación de la realidad que se convertirá posteriormente en políticas públicas. ¿Qué falló? ¿Por qué sigue fallando? ¿Cómo se arregla? Y ¿Hacia dónde queremos ir? Estas interrogantes constituyen la columna vertebral de un proyecto. Felipe González tuvo proyecto en España: la consolidación de la democracia y su inclusión en el concierto político europeo. La modernización del país, en todos los sentidos, nunca se apartó de la lógica de llevar a España hacia Europa y hacia el club de las democracias más avanzadas. Similares paralelismo podríamos hacer con Luiz Inácio Lula Da Silva en Brasil o Ricardo Lagos en Chile. El proyecto es lo único que tendría que ser innegociable para un político. Los principios que lo rigen constituyen las líneas rojas que un gobernante nunca tendría que estar dispuesto a entregar bajo ninguna circunstancia. Así, antes de cualquier movimiento, el proyecto tendría que ser el protagonista. Desde marzo de 2013, que tomó posesión Aristóteles Sandoval, conocíamos sus principales programas, políticas públicas y apuestas. Sabíamos de la Línea 3 del Tren Ligero, de la Fiscalía y también de Ciudad Creativa Digital. Sin embargo, más como piezas aisladas que como instrumentos torales de un proyecto determinado. El proyecto como mensaje a la ciudadanía debería ser lo primero que Aristóteles Sandoval clarifique rumbo a 2018, a partir de ahí los perfiles entran en juego. “Cortar cabezas” por el simple hecho de alimentar las exigencias de juicio hacia el gabinete que hacemos periodistas y comentócratas, no remedia la situación política por la que atraviesa el Gobierno del Estado ni tampoco da acuse de recibo del descontento social manifestado el pasado 7 de junio. Modificaciones sin líneas maestras, es como un entrenador de futbol que realiza cambios sin una estrategia, sin saber a qué quiere jugar. Los proyectos son más que un concurso de oratoria de “Miss Universo”. El caso de Obama ilustra con claridad la reacción de un gobernante golpeado tras un desfavorable resultado electoral. Obama no se alineó a los temas que suscitan amplios consensos ni tampoco se dedicó a administrar popularidad, sino que fue a los tribunales a defender su proyecto de reforma de sanidad, se metió a la gestión del reconocimiento federal del matrimonio igualitario y hasta anunció el inicio de las gestiones para la normalización de las relaciones de Estados Unidos con Cuba. Es cierto, Obama decidió hasta cínicamente olvidarse de esa parte del electorado que no lo traga, que lo critica por todo y que nunca lo va a aceptar. Así, partió de sus fortalezas y no temió a la división de la sociedad, y menos le pasó por su cabeza el impacto que dichas medidas podían tener sobre su futuro político. La receta de supervivencia política ha sido tan exitosa, que Obama vive actualmente un idilio con parte de la opinión pública y es percibido como lo que nunca fue, un gobernante eficaz. Los proyectos no son ningún secreto de Estado, son los que han permanecido ahí siempre, los que sexenio tras sexenio siguen aparcados a la espera del tiempo político pertinente. Uno de ellos sería la igualdad como eje rector del Gobierno. La articulación de nuevos esquemas de política social que le permitan al Gobierno combatir con eficacia los escandalosos niveles de pobreza y desigualdad que afectan a Jalisco. O enfrentar sin rodeos a los grupos de interés que mantienen al sistema público de transporte en la obsolescencia. Incluso más allá, la regeneración democrática, impulsar la apertura del sistema de partidos y fortalecer los espacios de rendición de cuentas. O el combate a la impunidad como línea maestra de las reformas en el Poder Judicial o en los ministerios públicos. Proyectos sobran, porque problemas en Jalisco también sobran. Nueva situación políticaEs innegable que el poder del gobernador para imponer su voluntad política es hoy menor y a menos de que realice los cambios correctos, la tendencia es que su papel político pierda peso con el paso de los meses. El gobernador ya no puede decidir a su entera voluntad qué hacer en la Zona Metropolitana de Guadalajara y hay temas legislativos, e incluso presupuestales, que escapan de sus manos. Además, en su propio partido, la carrera por la sucesión es un hecho innegable que el gobernador no podrá controlar del todo. En este escenario, y tomando en cuenta la irrupción de Movimiento Ciudadano (MC) en la metrópoli, el perfil del gabinete tendría que mutar de uno cercano al gobernador y de corte partidista, a uno político –en letras mayúsculas–, pragmático y no partidista. Un gabinete que entienda la política en clave de negociación y acuerdos; que asuma un compromiso de mayor cercanía con la ciudadanía, y que resulte simbólico de apertura de un equipo de toma de decisiones que hasta hoy ha sido muy hermético. Más que cercanía y lealtad, el Gobierno del Estado requiere de un gabinete profesional, eficaz y con menos filias y fobias por colores partidistas. El gobernador comenzó por seguridad. La Fiscalía es el proyecto por el que apostó Aristóteles Sandoval. Una apuesta de centralización, sin fisuras y con una gran carga política sobre los hombros del titular. Una medida criticada por expertos en materia de derechos humanos, pero al mismo tiempo defendida por expertos en temas relacionados con el crimen organizado. El gobernador entiende que la inseguridad le pasó factura el 7 de junio. Tras los sucesos del primero de mayo, y la desatinada intervención electoral de Luis Carlos Nájera, su figura era prácticamente insostenible. Arriba a la Fiscalía Eduardo Almaguer, quien no parece responder a un cambio en el perfil de los integrantes del gabinete. Como primer movimiento de envergadura tras los comicios, todo parece indicar que el gobernador se adhiere a la misma lógica con la que ha nombrado secretarios en el pasado: cercanía política. Sin embargo detrás de la decisión de Aristóteles Sandoval es innegable que valora el perfil político del nuevo fiscal y aprueba la labor de Almaguer en la Secretaría de Trabajo. Lo que salta a la vista tras la decisión del gobernador es una de sus principales características: su confianza en un círculo reducido de personas. Es un gobernador de “gabinete de cocina”, como dirían los ingleses, de un reducido equipo de confianza. Los otros nombres que están en el debate público para incorporarse al gabinete son también cercanos al gobernador y no son perfiles ligados a la derrota electoral del 7 de junio. No hay un estilo político de gobernar que sea inherentemente mejor a otro. El gobernador es un político de alta filiación partidista, de largas reflexiones y que no cree en los “golpes de timón. Quitando la reducción automática del precio del camión tras los lamentables sucesos de la Preparatoria 10, si revisamos las principales decisiones de su mandato, todas han sido cocinadas a fuego lento y con muchas semanas de especulaciones internas y externas. El gobernador tiene que definir cuanto antes sus prioridades, qué quiere dejar como legado y asumir las nuevas condiciones políticas tras la elección. Dice el histórico líder de la izquierda española, Julio Anguita, que el político es sólo su proyecto, lo demás son vanidades y estética. “El derecho a ser escuchado”, lo más importante en la política moderna, eso está en juego sobre el tablero político en las próximas semanas. Temas Tapatío Enrique Toussaint Orendain Recibe las últimas noticias en tu e-mail Todo lo que necesitas saber para comenzar tu día Registrarse implica aceptar los Términos y Condiciones