¡A que no me encuentras!

Alguna vez te sorprendiste mientras mirabas lo bonito que brillaba el sol en una hoja muy verde y… ¿con patas? ¡No era una hoja! Lo que observabas era un insecto que se había disfrazado para pasar de incógnito. Muchos insectos son maestros en el arte del disfraz, pueden fingir perfectamente que son parte de la vegetación o incluso que son otros animales. A este tipo de comportamiento se le llama "mimetismo".

¿Puedes imaginar las razones para que un insecto haga esto? Pues bien, los insectos se mimetizan para lograr varios propósitos, uno de ellos es evitar a sus enemigos, ya que si un depredador no puede verte, ¡entonces no podrá cenarte! Sin embargo, los depredadores también se disfrazan, lo que hace que sus presas se acerquen a ellos sin darse cuenta que se dirigen derechito a su boca, como en el caso de las mantis religiosas.

Existen diferentes formas de mimetizarse, una de ellas es confundirse tanto con las cosas que te rodean que te vuelves parte del paisaje, como lo hacen las polillas cuando se posan sobre algún tronco. Pero éste no es el único tipo de mimetismo, hay otros animales que deciden llamar la atención, usando colores o formas llamativas. Un ejemplo lo puedes ver en aquellas mariposas que tienen dos círculos grandes en la parte baja de las alas, estos círculos imitan los ojos de un animal mucho más grande, lo que asusta a las aves que intentan devorar a la mariposa. Otro ejemplo son las orugas con colores brillantes, algunas hasta tienen pelitos que les salen por todo el cuerpo. Así, estos animales advierten a los demás que su sabor es desagradable, diciendo "¡no me comas, tengo sabor feo!".

Como viste, existen muchas maneras de mimetizarse, así que la próxima vez que quieras ganar en las escondidas intenta moverte lentamente mientras tienes los brazos y las piernas rectas, tal vez piensen que eres la rama de un árbol, ¡tal como lo hacen los insectos palo!

Biol. Felipe Campos Cerda