Martes, 11 de Noviembre 2025
México | Temas para reflexionar por Flavio Romero de Velasco

Temas para reflexionar

En nuestros días, ningún científico serio duda que la evolución es un hecho incontrovertible

Por: EL INFORMADOR

Trigo sin paja

En el año 2009 se cumplieron 200 años del nacimiento del biólogo inglés Charles Darwin, uno de los pensadores más revolucionarios de todos los tiempos, que aún muerto —como el Cid Campeador— sigue venciendo a sus dogmáticos opositores.

De entre las persuasiones laicas que nos heredó el siglo XIX, destacan el psicoanálisis y la teoría de la selección natural; son las más vivas de todas a principios del presente siglo. Si buscásemos espacio a la idea de que las especies fueron concebidas por un Creador sabio, sería en los cursos de religión, y no en la asignatura de biología.

En nuestros días, ningún científico serio duda que la evolución es un hecho incontrovertible. La teoría de la evolución de las especies sacudió en sus cimientos las tesis bíblicas sobre la creación. La animosidad y discrepancias de los fundamentalistas religiosos contemporáneos del gran científico inglés, arrojaron sobre el investigador enconados epítetos: hereje, chango, charlatán. Poseída del dogma, la Iglesia Católica, que siempre se ha opuesto a los adelantos de la ciencia, no acepta aún las revolucionarias tesis de Darwin, así como durante siglos se negó a reconocer los descubrimientos de Galileo, Copérnico, Kepler, Miguel Servet y Giordano Bruno, mismos a quienes el Papa bueno, Juan Pablo II, pidió públicamente perdón, siglos después.

Anthelme Brillant Savarín, autor de la Fisiología del Gusto, escribió: “...la invención de un nuevo platillo enriquece más a la Humanidad que el descubrimiento de una nueva galaxia”, aseveración que advierto deformada por apetitos que mucho tienen que ver con la glotonería y las avidez. En los medios presuntamente aristocráticos, personas con pujos de distinción conforman las legiones de sofisticados gourmets que viven para rendir culto a la gula selectiva y los placeres de la mesa.

Al margen de atildados refinamientos culinarios y sibaritismos voluptuosos del “buen comer”, por mi sencilla parte me alineo en las modestas filas caseras de los que dan gracias porque en su mesa de disfrute el milagro cotidiano del pan y la sencilla comida hogareña, que acaso difícilmente pueda ser sustituida por los exclusivos platillos de los más caros restaurantes... He llegado a pensar que el pecado de la gula no sólo es demasía en el comer, satisfacción desordenada del apetito o glotonería sin mesura. Entre los agravantes de la gula cuenta también el dispendio por lo exclusivo y el derroche por lo refinado.

Contra la cultura del “yo” debe vivir la cultura del “nosotros”; contra la cultura del no puedo, la del intentar; contra la cultura de la discriminación, la de la integración; contra la cultura de la gula, la moderación; contra la del protagonismo, la discreción; contra la impaciencia, la perseverancia; contra la del perfeccionista, lo simple; contra el abolengo, la modestia; contra lo lógico, la intuición; contra el lucro, la generosidad.

Temas

Recibe las últimas noticias en tu e-mail

Todo lo que necesitas saber para comenzar tu día

Registrarse implica aceptar los Términos y Condiciones