Sobrevive la niña herida de bala perdida

CIUDAD DE MÉXICO.-Sonriente, platicadora y con ganas de vivir, Naomi salió del hospital en contra de los pronósticos médicos que auguraban que no sobreviviría.

Luego de que el domingo 27 de julio, la pequeña fue alcanzada por una bala perdida mientras dormía en su casa de la colonia Nueva Argentina, por fin regresó a casa.

“Cuando mi hija entró al quirófano los doctores me decían que a lo mejor ya no salía, y cuando a una madre le dicen eso el mundo se derrumba”, recordó Gabriela Téllez.

El recuerdo de aquel día aún es doloroso para la familia; entre ellos, el abuelo de Naomi, Ángel Barcenas. Los ojos se le llenan de lágrimas al describir ese domingo alrededor de las 19:30 horas, cuando unos sujetos armados perseguían a una camioneta tripulada por una familia de comerciantes de Plaza Meave y dispararon contra ellos.

“Oímos el tiroteo y en lo primero que pensé fue en mi sobrino, que siempre anda en la calle. Después mi esposa me dijo que algo le había pasado a la niña y fui a ver. En las escaleras me encontré a mi hijo, que traía a la niña cargando. En ese momento no entendía qué pasaba”, relata el abuelo de la menor.

En el hospital, fue él quien desvistió a la pequeña y “fue entonces cuando vi que la bala le había entrado por el estómago y salido por el glúteo derecho”. Los médicos tuvieron que cortarle un pedazo de intestino. El que le sobró está dividido porque tiene un agujero para que pueda evacuar y en un máximo de tres meses deberán intervenirla nuevamente.

Las primeras emociones de la familia fueron la impotencia; después, “el coraje contra quienes lo hicieron”, relató la madre de la niña.

Ahora el panorama es distinto. La pequeña de tres años camina, ríe, habla y come por sí sola. José Ángel, su padre, asegura que nunca perdió la esperanza. “Yo nunca creí que mi hija se fuera a morir”.

Minutos después de las tres de la tarde, Naomi estuvo por fin en casa con sus juguetes, donde lo que más extrañaba era “un pastel”. Ahí, el recibimiento a la pequeña estuvo adornado con globos, un cartel de bienvenida y el cariño de sus familiares más cercanos. Pero la herida aún esta abierta, como también permanece el orificio en la pared donde entró la bala, por lo que sus padres piden justicia y “que las autoridades hagan su trabajo; ahora fue ella, después puede ser alguien más”.

Los planes de la familia son seguir adelante y en un futuro tener una casa con patio donde los pequeños puedan jugar sin riesgos.