Domingo, 16 de Junio 2024
México | SERPIENTES Y ESCALERAS POR SALVADOR GARCÍA SOTO

¿Quién gana con la violencia?

Los fenómenos de violencia ya no tienen sólo un patrón de comportamiento ni pueden atribuirse a una única causa

Por: EL INFORMADOR

Salvador García Soto.  /

Salvador García Soto. /

Un ex procurador de la República, que atendió durante su gestión el combate al narcotráfico, asegura que el desbordamiento de la violencia que se vive en algunas regiones del país ya no puede explicarse sólo con el argumento de “disputas por territorio entre cárteles”.

Si bien es real que a los grupos del narcotráfico les interesa mantener el control de zonas territoriales estratégicas, la idea de que toda la violencia que se vive en el país tiene que ver con luchas entre narcos no alcanza ya para explicar lo que parece un proceso de degradación y desestabilización de ciudades y zonas de México.

Los fenómenos de violencia ya no tienen sólo un patrón de comportamiento ni pueden atribuirse a una única causa.

Ni siquiera encajan siempre en el esquema de “bandas de criminales enfrentándose entre ellas” o “criminales atacando a la autoridad” porque en muchos casos, cada vez más, se manifiestan en acciones y ataques directos hacia la población civil, bloqueos de vialidades, tiroteos abiertos a civiles y hasta tácticas de desestabilización.

Contra el discurso presidencial de que las Fuerzas Armadas “no son responsables de la violencia” en varias partes de la República, hace unas semanas el investigador Fernando Escalante demostró, con base en una investigación documental de las actas de defunción registradas por el INEGI —único documento existente que registra la inmensa mayoría de las más de 34 mil muertes en lo que va del sexenio—, que sí hay una relación causal y estadística entre las ciudades y estados en donde se realizan operativos del Ejército o la Marina, y el incremento de la cifra de asesinatos violentos por cada 100 mil habitantes en esas regiones.

Al mapa de la violencia en México se están sumando ciudades y regiones en donde no solía registrarse el problema y de pronto, con una facilidad asombrosa, irrumpen en escena grupos fuertemente armados que comienzan a sembrar miedo y a agredir a la población civil. Es el caso de Guadalajara y su Zona Metropolitana y también de municipios de la región conurbada del Valle de México.

¿Qué explica entonces la repentina e inusitada violencia?

Una de dos: o los narcos ya no sólo pelean entre ellos y con el Gobierno, sino que ahora buscan desestabilizar autoridades y sembrar terror en la población —la teoría estadounidense de la narcoinsurgencia—, o hay también otros actores, quizás políticos, que están atizando la violencia y sembrando acciones de desestabilización de ciudades y regiones con propósitos que podrían ser políticos y que tendrían que ver con la lucha descarnada de poder que ya está en marcha por la sucesión presidencial de 2012.

¿Serán capaces de utilizar el terror de la narcoviolencia como arma política, aun a costa de que mueran civiles inocentes?

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