Domingo, 16 de Junio 2024
México | PUNTO CIEGO POR GABRIELA AGUILAR

Música que une

Reflexionó las siguientes horas por aquello que acababa de ver y pensó que sí existía una manera de unir al mundo y eso sería a través de la música

Por: EL INFORMADOR

Gabriela Aguilar.  /

Gabriela Aguilar. /

“Un sueño que sueñas sólo es un sueño. Un sueño que sueñas con alguien es una realidad”. Con esta frase de John Lennon inicia el video de la que para muchos es la canción más sublime y emblemática del artista inglés: “Imagina”, pero ahora cantada y tocada por artistas de todo el mundo que forman parte de un proyecto noble, humano y encantador: “Playing for change” (tocando por el cambio).

Encontrarse con iniciativas de este tipo hace posible agradecer estar vivo para poder contarlo, y es que el creador de este movimiento, un ingeniero de sonido de nombre Mark Johnson, tropezó con la señal que esperaba cuando caminaba rumbo al metro de Nueva York y vio un grupo de personas reunidas alrededor de un músico callejero, algo que de inmediato llamó su atención, si se considera que en Manhattan la mayor parte de la gente vive sus vidas sin detenerse a ver a nadie más.

Reflexionó las siguientes horas por aquello que acababa de ver y pensó que sí existía una manera de unir al mundo y eso sería a través de la música. Como perseguidor de sueños, “quemó sus naves” y regresó a su tierra natal en Santa Mónica, California. Decidió entonces llevar el estudio de grabación a la calle y permitir sorprenderse con las voces más auténticas, que como él lo ha afirmado, sólo ahí se encuentran.

Y fue por la playa en donde escuchó la voz de un hombre cantando “Stand by me”. No lo pensó dos veces y decidió que esa melodía sería la carta de presentación. Lo grabó y luego comenzó a viajar por Estados Unidos y el mundo para unirla con otras voces y músicos.

El momento clave estaba por venir. Cuando Johnson y su precario “staff” llegan a Guguletu, Sudáfrica, encontraron un panorama desolador, “la pobreza más grande que he visto en mi vida”, decía, y ahí la miseria se transformó por unos instantes en felicidad cuando se toparon con un bajista que, al igual que los músicos que ya estaban grabados, aceptó de inmediato unirse al grupo.

Han pasado casi seis años desde entonces y los resultados se han multiplicado. Ahora los músicos no son tan anónimos y los que pueden —algunos por su edad y enfermedades no viajan— se unen a los conciertos en vivo con el fin de recaudar fondos para la fundación que lleva su mismo nombre y que tiene como objetivo la construcción de escuelas de música en comunidades pobres que necesitan inspiración y esperanza.

Ya no digo más, usted convénzase en playingforchange.com y forme parte del efecto: “Cuando el público ve y escucha músicos que han viajado miles de kilómetros desde sus hogares unidos en un solo objetivo, todo el mundo está tocado por el poder unificador de la música”.

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