Me da pena el PAN

Diez años en la Presidencia de México desgastan a cualquier partido. Acostumbrado a ser oposición durante décadas y a criticar al Partido Revolucionario Institucional (PRI) en el Gobierno, el Partido Acción Nacional (PAN) parece haber perdido ya esa capacidad crítica y hoy vive en el engaño de que todo en el país va de maravilla, que sus liderazgos funcionan y que por ello el partido no necesita sentarse a reflexionar sobre ese desgaste que genera el poder.

Ante el silencio, la autocomplacencia y la ausencia de autocrítica de los panistas que están hoy en el poder, y especialmente de los jóvenes como la diputada Gabriela Cuevas y la senadora Adriana González Carrillo, un pequeño grupo de panistas está utilizando Twitter para protestar por el rumbo que su partido ha tomado y precisamente para iniciar un proceso de autocrítica y de reflexión.

En Twitter no son muchos, acaso unos 20, pero el panista Alfonso Tamés creó un “hashtag” (una etiqueta o filtro para identificar una discusión en Twitter) llamado #medapenaelpan. Tamés es suplente del asambleísta Carlo Pizano y me aseguró por teléfono que son unos 200 los panistas, de diferentes edades, los que están haciendo un llamado para “refundar la forma de hacer política, con ideas y propuestas y no con puros amigos”.

Tamés afirma que no todos los que están ahí son liberales. No todos están a favor del matrimonio para parejas del mismo sexo, como dice Tamés estarlo, pero a todos les molesta pensar la posibilidad de que Lía Limón —la asambleísta del PAN que votó en la Asamblea Legislativa del Distrito Federal en contra de los matrimonios para parejas del mismo sexo— hubiese sido castigada por haberse negado a firmar la acción de inconstitucionalidad que el PAN quería presentar ante la Suprema Corte.

A la mayoría de ellos les molesta y se preguntan “qué dejaron de hacer como panistas para que su partido postule como candidatos a Gabino Cué o a Miguel Ángel Yunes en lugar de a panistas como Francisco Barrios”. Abel Vicencio, un panista que hoy dirige una empresa de monitoreo, escribió en su blog las razones por las que le da pena su partido.

Si bien es muy posible que los panistas que están ahí, como Arne aus de Ruthen, un ex delegado en el Distrito Federal, desean ser candidatos tal vez a Jefe de Gobierno, lo cierto es que en esos 10 años que el PAN lleva en el poder, sus líderes han hablado mucho de democracia hacia fuera, pero no hacia dentro de su partido.

Por ejemplo, en 10 años en el poder, el PAN no ha cambiado el mecanismo para elegir a la persona que coordina a su bancada en la Cámara de Diputados. Hoy Josefina Vázquez Mota es la coordinadora del grupo parlamentario del PAN en el Congreso Federal, pero llegó ahí porque contaba con el apoyo del Presidente Calderón y de César Nava, y no porque los diputados del PAN en el Congreso la hubiesen elegido. De igual forma, en los 10 años que lleva en la Presidencia, el PAN ha casi dejado a la discrecionalidad cuándo sus diferentes candidatos a cargos públicos son elegidos en procesos de votación de sus militantes y cuándo son designados.

Diez años en la Presidencia desgastan a cualquier partido político, y más de 70 lo convierten en un dinosaurio. Si estos ejercicios de disidencia, de autocrítica y de reflexión al interior del PAN, pero también del PRI y del Partido de la Revolución Democrática (PRD) no toman más fuerza, la elección de 2012 nos condenará a que se sigan perpetuando las malas prácticas de gobernar y a que no haya espacio a que México de verdad cambie.