Martes, 14 de Octubre 2025
México | LA SOPA POR IVABELLE ARROYO

Llevar torta ahogada al IFE

¿Qué perfil es el que garantiza que no eche por la borda la confiabilidad de las elecciones? ¿Se debe privilegiar la experiencia, la imagen, las relaciones?

Por: EL INFORMADOR

Ivabelle Arroyo.  /

Ivabelle Arroyo. /

La renovación de tres consejerías en el Instituto Federal Electoral (IFE) sirve para sacar del cajón de las preguntas las mismas que se usan siempre (por eso están guardadas, nadie las tira, se reciclan a cada rato): ¿Qué características debe tener quien se encargue de supervisar las elecciones? ¿Cómo se le hace para garantizar que sea honesto, más o menos listo e imparcial? ¿Qué perfil es el que garantiza que no eche por la borda la confiabilidad de las elecciones? ¿Se debe privilegiar la experiencia, la imagen, las relaciones?

Hay una horda de intelectuales por ahí que jura que esas preguntas están resueltas, que la ley es clara, que las investigaciones sobre organismos autónomos que produce la academia definen claramente el perfil y que éste debe ser —todo mundo lo sabe— el de un ciudadano no relacionado con partidos, con probada imparcialidad.

Y aquí viene la carcajada, claro, porque lo que sucede es que aunque todos los partidos fueran bien intencionados (otra carcajada), es poco claro si debe ser un ex funcionario electoral de un Estado, o un académico erudito que ha escrito todas las palabras que ha podido sobre el IFE. Al final, termina prevaleciendo, además por supuesto del criterio de cuotas, algún criterio totalmente disparatado como la edad, el sexo o el lugar de residencia.

No entraré en detalles sobre el sexo o la edad, pero no puedo no detenerme en el hecho de que haya candidatos con experiencia electoral en las entidades. Más allá de la percepción sobre la pluralidad de visiones en el organismo, o la paternal idea de darle espacio a los que viven fuera del Distrito Federal, es posible afirmar que sí hay entidades de las que vale la pena sacar experiencia para el ámbito nacional y entidades cuya trayectoria democrática cuestionable las hace menos propicias para obtener recursos humanos electorales.

Entonces, a la pregunta sobre la posibilidad de privilegiar o no (ya dije que después del criterio de cuotas, que es el que impera) a candidatos que no son del Distrito Federal, habrá que responder que depende de dónde vienen. No son lo mismo los cuatro aspirantes que van de Jalisco (el magistrado electoral Jacinto Silva; el ex presidente del Instituto Electoral y de Participación Ciudadana, David Gómez Álvarez; el magistrado electoral Luis Corona Nakamura, y el académico José Barragán), que los aspirantes del Estado de México, por más solidez individual que tengan. ¿Por qué? Porque los de Jalisco, igual que los de Nuevo León o Guanajuato, por poner tres ejemplos, llevan la experiencia de legislaciones con mecanismos de participación ciudadana no presentes en la Federación, y porque en estas entidades ha habido alternancia, votaciones cerradas, guerra sucia e incertidumbre. Nada más por eso, que no es poco, no estaría mal llevar una torta ahogada al IFE.

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